XV. Bipolar

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Desperté con el corazón libre de sentimientos, el cuerpo con ganas de salir de esa cama y una alegría que no me cabía en el alma. Sorprendentemente y sin saber si esa era yo, me coloqué de pie rápidamente y -literal- corrí hasta el baño para darme una ducha, cepillarme y arreglarme. Me coloqué un vestido un poco más arriba de las rodillas, pegado hasta la cintura y desde esta, cae libremente, unas sandalias marrones y salí directo a la cocina. Hoy iría por Nat e iríamos al centro comercial -Todo sorpresa pues no le había avisado que ya estaba aquí-,claro está, luego de dejar a Tomas en el parque para su cita.
Al entrar en la cocina, solo se encontraba mi padre preparando el desayuno y al verme sonrío.

-¿Qué haces despierta tan temprano mi pequeña? - dijo mientras se acercaba a la isla donde estaba sentada y depositaba un dulce beso en mi frente.

-Buenos días pa, anoche caí en un profundo sueño al subir y pues, no pude seguir durmiendo, creo que si seguía haciéndolo mis neuronas se quemarían.

Papá río y siguió con lo suyo mientras conversábamos acerca de lo que pasó en la cabaña de mi tía. Si, le conté todo lo sucedido y este no me reprochó el hecho de que Erick se haya quedado a dormir en las mismas 4 paredes que yo, al contrario, me dejo claro que me apoyaría en la decisión que tomara porque eso hacía un padre, siempre y cuando yo le prometiera que me cuidaría para no volver a pasar por una situación similar.

-No sé si es correcto papá, pasó un año, suficiente para poder olvidarlo o al menos dejar mi dolor, pero aun así lo extrañe cada día que transcurrió, nunca deje de pensar en él; Por otra parte, no creo que sea correcto volver con él solo porque lo extrañaba, debe haber de por medio un sentimiento mayor a ese, cualquier cosa, persona... -mi corazón se paralizó al decir esto y en mi mente solo vino la imagen de mi madre- e incluso rutina se puede extrañar. Lo quiero si, lo amo como antes pero también pienso que debería conocer a alguien para saber si mi corazón aún lo elegiría a él.

-Pequeña, pero si conoces a alguien y esa persona se llega a enamorar de ti y tú sigues escogiendo a Erick entonces estarías jugando con aquel que imaginaste sanaría tu corazón y quien saldría lastimado sería el y por otro lado tú al saber que el daño causado fue por ti.

Papá tenía razón, podría pensar que solo estuve jugando con él para sacar a alguien de mi corazón. Pero yo no quería jugar, solo quería conocer a alguien más, diferente a Erick, diferente a mi.

Quería saber que era esto que mi corazón sentía esta mañana, es como si tratara de decirme que no estaba seguro de la decisión que tome. ¿Quizá se estaba arrepintiendo? O quizá no quería, realmente, volver con Erick. Tal vez, esta confundido porque no pasaron días o meses, fue un año entero sin verlo ni saber de él. Tal vez solo quiera ser feliz pase lo que pase. Tal vez solo no quería perderlo y tenerlo como un gran amigo. Nat me ayudaría a aclarar mis dudas en cuanto hablara con ella.

-¿En qué piensas pequeña? - preguntó mi papá sacándome de mis pensamientos.

-En que no sé qué quiero en realidad, si darle una oportunidad a Erick o darme la oportunidad a mí de avanzar, sin él.

-Pues si me preguntas a mí, siempre apostaré por ti, y si deseas que solo por ahora te enfocaras en lo que realmente importa que son tus estudios y tu futuro, tú decides y escojas lo que escojas, yo estaré ahí para apoyarte. Siempre ten en cuenta que primero está tu felicidad.

-Gracias Pá, te amo. -me apresuré en abrazarlo.

-Yo más mi pequeña. -respondió el devolviéndome el abrazo y dándome un beso en la frente.

Mis hermanos aparecieron por la puerta de la cocina, Mateo entre dormido frotándose los ojos con ambas manos y Tomas con una sonrisa radiante y con gran entusiasmo, al parecer se levantó igual que yo pero él tiene una razón mayor que la mía, que mi confuso corazón.

-¡Buenos días familia! -casi gritó.

-¿No aguantas a escuchar un "si", cierto? -le dije sonriendo y mirándolo con ternura.

-Estás en lo correcto hermana.

Nos dispusimos a desayunar, entre risas y sonrisas. Compartíamos entre nosotros situaciones vergonzosas que nos han ocurrido y al parecer, a quien más le han pasado es al pobre Tomas.
Al terminar de comer, todos nos levantamos y fui directo a mi habitación a lavarme las manos y maquillarme levemente, mientras más natural: mejor.
Tocaron la puerta y no pude evitar hacer una broma.

-Quien quiera que seas, no quiero a nadie molestando. -dije en tono serio.

-Oh, hermana... Solo venía a preguntarte si me ibas a llevar al parque pero ya veo que...- no soporté la risa y estallé, pobre Tomas. Brinque de la cama y abrí la puerta.

-Claro que si bebe, yo te llevaré. Recuerda que te dije que pasaríamos a comprar flores. - Tomas me miró confundido por unos segundos, como si pensara que tiene una hermana medio loca, hasta que sonrió y afirmó con la cabeza, dio media vuelta y se fue.

Al bajar me despedí de papá, le dije que al dejar a Tomas iría a casa de Nat y saldría con ella, que me esperaran para cenar y cualquier cosa les estaría avisando y viceversa.

Nos subimos en mi auto y me dirigí a una calle en la que siempre se encontraba un chico con flores muy lindas para vender, siempre lo veía de camino a la universidad y quedaba sorprendida con sus hermosos arreglos.

-Mira, es ahí. Podemos bajarnos si gustas y elegimos uno, el de tu preferencia. -le dije a Tomas mientras estacionaba, quien me miró asustado como aclarándome que no sabría cuál elegir.

-¿No sabes cuáles son sus flores favoritas? -negó con la cabeza- A ver, ¿cuál es su color favorito?

-El rosa, típico de las mujeres. -entorno sus ojos y yo reí por lo bajo.

-Bien. -baje del coche y le pedí al chico un arreglo con rosas color rosa en forma de corazón.

-Podría demorar un poco, no es rápido de hacer. -dijo con una sonrisa y mirándome de una manera que me hacía sentir incómoda.

-¿Cuánto tiempo puede tardar? -pregunté.

-Una hora más o menos señorita. - respondió el.

-Bien, ¿qué le parece si tan solo me hace un lindo arreglo con algunas Rosas rosadas y me dice cuánto es?, de verdad estoy sobre la hora y me están esperando. - este me miró con el ceño fruncido y yo le dedique una sonrisa con la cual suavizó su gesto y asintió.
Hizo lo que le pedí y en menos de 10 minutos me lo entregó, le pague y agradecí. Me dirigí al auto y al subir, le tendí el ramo a mi hermano quien se veía preocupado.

-¿Qué ocurre? -pregunté colocando mi mano en su hombro.

- ¿Y si no acepta?

-Aceptará, ¿Sabes por qué? -negó con la cabeza- porque eres el mejor niño del mundo; el más atento, cariñoso y dulce. Si no te quiere como su novio, es una niña loca- le hice un guiño y mire al frente para conducir.
Por el rabillo de mi ojo pude ver cómo su cara cambio y ahora llevaba de nuevo esa sonrisa radiante con la que despertó.
...
Llegamos al parque y me estacioné, le propuse a Tomas acompañarlo un rato pero se negó, quería estar a solas con Tara cuando se lo pidiera, yo asentí, le regale una sonrisa animadora y cuando se bajó me marché en rumbo a casa de Nat.
Al llegar, me baje del auto y revise el mismo lugar de siempre donde, sabia, encontraría una llave -deberían de guardarla en otro lugar o simplemente ya no dejarla ahí, puede ser peligroso- Entre y me encontré con mi mejor amiga, sentada en el sofá, viendo la televisión y con una tasa llena de cereal y leche, al percatarse de mi llegada, hace que se me paralice el corazón al verla soltar lo que antes tenía en las manos, ocultar su rostro y comenzar a llorar.

~ ¿le dirá que si Tara a Tomas?, ¿Qué creen que le esté pasando a Nat?

Hasta que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora