XXIV. Una oportunidad.

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El amor es complicado;

Hay un vaiven de emociones que no paran de correr; un vaiven de sentimientos que en definitiva no tienen idea en qué lugar quedarse. Desde que hable con Rousse , mantener los latidos de mi corazón tranquilos se me ha hecho casi imposible, ¿Se supone que, en definitiva, Erick no me mintió? pero está el hecho de que fue un insensible, la trató muy mal aunque por parte de nuestra relación, actuó de buena manera al no engañarme. Pero, ¿que haré? ahora está Ben, un chico increible y que me gusta muchísimo, en poco tiempo se ha ganado mi atención y no puedo simplemente decirle adiós y ya, no quiero alejarme de él. Creo que la vida se ha enfrascado conmigo y el hecho de darle oportunidades a los demás, colocarme en estas situaciones en las que no sé qué hacer y hacerme sentir mal. Pero, aún así, ¿Lo más importante no es darme la oportunidad a mi, de ser feliz? Soy feliz cuando comparto con mi familia, soy feliz cuando paso tiempo con Nat, soy feliz en el trabajo acompañada de Jan, pero la felicidad completa no me la daran ellos, falta el amor en mi vida, no el que me da mi padre, mis hermanos o mis amigas, sino el que me daría mi novio, mi pareja, como cada quien le llame, y puede que para muchos sea egoísta y piensen distinto a mi, todos tienen derecho de pensar a su manera, ser como quieran ser, pero para mi es así y mi papá lo sabe.

Ya sufrí por amor una vez, un año completo sin poder superarlo es suficiente y conocer a alguien nuevo, capaz de arrancarme el sufrimiento, sacarme sonrisas y pidiendo que lo deje quererme como él desea hacerlo, me parece halagador, emocionante y perfecto.

-¿Qué hiciste que? - pregunta Nat abrumada, luego de 10 minutos.

-No la perdone... del todo. Solo la abrace. Nat entiende, ella sufrió mucho sola.

-Y tu sufriste un año entero por un imbécil y una estúpida sin cerebro. Ella no pensó en ti Sam, ¿por qué tú sí tienes que hacerlo?

-Porque yo no seré como ella, yo me detengo a pensar. Si le hiciéramos el mismo daño, que nos hacen a nosotros, a los demás ¿cómo crees que viviéramos? Ok, no daré La Paz mundial claro está, pero pienso que no se debe pagar con la misma moneda a aquellos que cometieron errores. Existe el perdón y las oportunidades Nat y aunque se que no pensó en mí y por ende lo que hizo estuvo muy mal, no debo castigarla por eso. Ya pasó, fue hace un año y también entiendo tu frustración porque yo también la siento de que nunca me buscó para conversar y arreglar las cosas al principio sino ahora y por encontrarnos de casualidad pero no la juzgaré, cada cabeza es un mundo y todos tienen derecho a pensar y actuar como quieran.

-Tu lo has dicho "pensar y actuar como quieran", eras su mejor amiga, yo no te haría algo así - sonreí.

-Y por eso te amo Nat - esta vez sonrió ella.

-Bien, como quieras, es tu vida y tú debes decidir qué hacer. Si la perdonas o no es tu problema pero yo no lo haré, no la quiero cerca de mi. Le hizo daño a mi mejor amiga eso no se lo dejaré pasar.

-Nat... -Me senté en la cama. Estábamos en su casa, había decidido pasar después del trabajo para contarle lo sucedido.

-Sam, las personas que te hacen daño no son de mi agrado. Ya te dije, allá tú si la perdonas pero yo no. Ahora, ¿no es un poco tarde ya? Mañana tenemos universidad y luego debes ir a trabajar.

-No te preocupes, estaré bien. -estire mis brazos en su dirección para abrazarla.

-Te amo Samantha, pero déjame decirte que eres una sentimental de primera. -ambas reímos.

-Yo soy la romántica en nuestra relación, ¿por qué crees que soy la única que da flores aquí? -Esta vez la risa de Nat fue más fuerte.

-Nunca cambiaras Samantha Williams, pero a decir verdad, estoy feliz de tenerte en mi vida.

-Y yo a ti nena.

Lo ven, soy feliz cuando estoy con mi mejor amiga, por más inmadura, celosa y orgullosa que pueda ser, no sé qué sería de mí sin ella.

Los verdaderos amigos son un tesoro que debemos valorar y cuidar.

De vuelta a casa me sentía bien, hablar con Nat siempre me cambiaba el ánimo. La música resonaba en mi auto e iba concentrada en la carretera. Mi teléfono comenzó a sonar y supuse que sería papa preocupado, le deje un mensaje diciéndole que llegaría un poco tarde pues pasaría por casa de Natasha para luego ir a la mía y por la hora ya debe de encontrarse intranquilo. Para calmarlo y hacerle saber que ya iba en camino, buscaba el aparato que no dejaba de sonar y yacía dentro de mi cartera. Para mi sorpresa no era papá quien llamaba sino un número desconocido.

-¿Hola?

-Que tengas dulces sueños querida Sam. - aturdida sin reconocer la voz, mire hacia atrás para confirmar si alguien me seguía pero al regresar mi vista al frente un impacto, un estruendo y una luz blanca me encontraron.

Hasta que...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora