Hasta que...

XI. No puedo creerte

Desde que llegue ayer no había dejado de sentirme tan bien. Estar alejada de todos los problemas y males que me causa mi alrededor trajo la paz que necesito, esa que se siente cuando tu cuerpo y alma están liberados y felices como dos mariposas que recorren la hermosa primavera. El ambiente es acogedor y no tenso como casi siempre en los lugares que me encuentro, podía gritar a los 4 vientos todo lo que siento y desahogarme conmigo misma pues nadie mas me escucharía; esto es lo mejor que pude hacer para encontrarme, saber que debo quererme mucho más, que tengo que aceptar el pasado, apreciar el presente y soñar con el futuro. Vivir cada día como si fuera el último porque no sé si el día de mañana pueda disfrutar de mi familia, "amigos" - y cuando digo "amigos" solo tengo 2 y se llaman Natasha Prill y es más que eso: es mi hermana, y Jan Hots, mi compañera a diario y complemento en la cocina- en conclusión, de todo.

Me encontraba observando el gran paisaje que nuestro creador nos regaló y es increíble como las personas pueden destruir cada rincón de la madre naturaleza sin darse cuenta que gracias a ella tenemos todo lo que necesitamos: nos brinda materiales para crear implementos de gran importancia, además de brindarnos una hermosa vista y lugares que podemos visitar para vivir momentos inolvidables; en sí: nos permite vivirla.

¿Saben la felicidad que se siente cuando vas a un parque, una plaza, un prado o cualquier lugar parecido, con tu familia? Claro, ¿es divino disfrutar de ella pero les da flojera cuidarla, no? En el mundo hay tanta gente que va por ahí destruyendo todo sin importarle nada, como si no tuvieran una conciencia que los agobiara por eso; personas que viven feliz sin darle importancia a lo que pase a su alrededor, esa que solo mira adelante con mente positiva y siempre una sonrisa; pero también hay personas que viven tristes y desoladas, sin felicidad ni amor, así... como yo, y pocos son los valientes que deciden seguir adelante, con una sonrisa de oreja a oreja y buscando la felicidad que merecen en sus vidas. Eso he decidido en solo dos días. Quiero vivir, sonreír y no llorar y si voy a llorar que sea porque la alegría no me cabe en el pecho y de alguna manera tenga que expresarse.

...

Entre a la casa y coloque música en un radio pequeño, como ya eran las 11, empecé a preparar mi almuerzo: pasta, mi comida favorita además de las hamburguesas.

Coloque el agua a hervir mientras cortaba los vegetales para la salsa. Tome mi teléfono y lo prendí para ver si tenía señal, quería llamar a papá para saber como están él y mis hermanos pero no, no había aún. No me quejaba que no la tuviera pues quería estar lo suficientemente aislada, pero si deseaba saber como se encontraba mi familia. Me dí por vencida y lo deje en la mesa de la cocina.

Mientras cocinaba, cantaba al ritmo de la música -cabe destacar que canto horrible pero estando sola, podía hacerlo con libertad- . Lo bueno es que la comida estuvo rápido, observe la hora y eran las 12 pm, tardé una hora en prepararla pero sabía que había quedado deliciosa asi que, saque un plato para servirla y sentí mucho miedo recorrer mi cuerpo cuando escuche tocar la puerta.

¿Quién podría ser? Nadie, excepto Nat, papá y mis hermanos, sabía que estaba aquí. Seguro es algún vecino cercano. Decidida, fui hacia la puerta y la abrí:

-Buenas tardes, ¿Srita Williams? - un señor con un poco más de 50 años de edad se encontraba con un ramo de flores justo en frente de mí.

-Buenas tardes, si dígame, ¿en qué lo puedo ayudar? -respondí aldo tímida y observando las flores.

-Un admirador le envía esto- dijo entregándome el hermoso ramo de flores que yacían en sus brazos, rosas rojas para ser exactos.

-¿No le ha dicho cómo se llama? Seguro esta equivocado Sr. Nadie por acá me conoce.

-Él me ha dicho que la conoce perfectamente y que tiene los ojos mas lindos del universo y por lo que veo tiene razón. Oh y también me dió esta nota para usted. - Esto es raro, ¿quién me enviaría flores? Tampoco saben dónde estoy. En definitiva, esto me asusta.

-Muchas gracias Sr. Espero pase un buen día y gracias por el cumplido, adiós. - le dije, cerré la puerta y leí la nota:

Al ver tus ojos encuentro la felicidad, por lo tanto mi felicidad depende de la tuya. Yo deseo hacerte feliz y que seamos felices el uno con el otro.
Pd1: Espero hayas sonreído.
Pd2: Te amo.

¿Qué? No entiendo nada.

Deje la nota en la mesa del comedor y coloque las flores en un jarrón con agua, justo en el centro. Mientras comía, no podía dejar de pensar quién pudo haber sido, si nadie sabía de mi paradero, cómo es posible que me lleguen flores a este lugar. Seguro es Nat para hacerme sentir mejor o me está haciendo una de sus bromas. Me sacaron de mis pensamientos en cuanto volvieron a tocar la puerta.

-¿Quién es? - grite de mi lado

-Alguien que te ama- esa voz...

Camine molesta y mis pasos rezonaban por la madera.

-¿Cómo supiste que estaba aquí y por qué has venido? - le dije a Erick en cuanto abrí la puerta.

- ¿Te han gustado las flores? Son tus favoritas.

-Gracias pero no debiste.

-Sam, necesitamos hablar. Quiero contarte lo que en realidad pasó aquel día. Sólo... escúchame y si aún así no me crees, prometo que si me pides que me vaya y no vuelva a buscarte, aunque me duela, lo haré. - sus ojos brillaban por las lágrimas que amenazaban con caer, ¿él va a llorar? No puede ser.

Le di paso y entró a la casa, me dirigí a la cocina y guarde mi almuerzo en el horno. Me volteé y le dije:

-Espero cumplas tu promesa porque digas lo que digas, no puedo creerte.

...

¿Le creerá Sam a Erick o en realidad no podrá hacerlo y él saldrá de su vida?