Verdades Ocultas (COMPLETA Y CORREGIDA)

¿Eso es cierto?

Me encontraba sentado en el suelo de la celda donde me retenían. Mis piernas estaban cruzadas mientras mis brazos se apoyaban sobre ellas, con mis manos sosteniendo mi cabeza.

Nuevamente, Amelie, me había impuesto castigo de no beber absolutamente nada ni dejarme salir. Por un lado me sentía débil, pero por otro, había una parte que todavía se sentía saciado por causa de Mia y sentía que aquella bebida regeneraba, de una manera más pausada, mi cuerpo herido.

En medio de la desesperación y la ansiedad, comencé a golpear mi cabeza contra la pared que estaba a mi espalda. Al principio lo hacía sin fuerza, pero conforme pasaban los segundos, mi ira aumentaba, comenzando a sentir cómo escapaba mi propia sangre sin problema.

Sentía mis párpados pesados y lentamente me dejé sumir en un sueño oscuro y silencioso.

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Abrí mis ojos, encontrándome en un lugar bastante familiar. La brisa que recorría el lugar me hacía sentir tranquilo, en paz.

Inspiré aquel aire con lentitud, sintiendo todos y cada uno de los aromas que lo llenaban, sonriendo al reconocer un olor un poco familiar.

- Nos volvemos a encontrar. - Me giré con lentitud, y la misma mujer que ha aparecido en mis otros sueños, estaba frente a mí esta vez, con sus brazos cruzados y una medio sonrisa.

- Así parece, querido. - Sonreí y asentí, acercándome a ella.

- ¿A qué debo tu presencia esta vez? - Ella suspiró levemente mientras la veía sentarse en el pasto verde que la rodeaba. La miré desde donde estaba.

- Parece que estás tomando rumbos distintos a los que ellos tienen para ti. - Fruncí mi ceño sin entender su punto, sentándome frente a ella.

- ¿De qué hablas? - Ella sonrió e inspiró la suave brisa que recorría aquel lugar.

- ¿Hacia dónde te lleva tu corazón? ¿Hacia qué lugar quieres ir? - Su pregunta me descolocó por un segundo, pero yo sabía la respuesta.

Sólo había un lugar al que yo quería ir; un lugar al que sentía que pertenecía. La miré con fiereza y respondí con seguridad.

- Mia. - Ella sonrió, asintiendo en silencio.

- Bien has dicho, querido. Tu corazón te lleva a ella; ese es el lugar al que quieres ir. Ese es tu hogar. - Levanté una de mis cejas, mirándola en silencio, queriendo preguntar algo.

- Cuando dices que estoy tomando rumbos distintos a los que ellos tienen para mí, ¿te refieres a? - Ella sonrió, negando en silencio.

- No está en mis manos el decir aquello. Tú debes descubrirlo, Colby. - Sentí un pequeño escalofrío recorrer mi espalda al escucharla llamarme por mi nombre. - Hay cosas que no se han dicho; hay verdades ocultas que aún no descubres.

Se levantó del suelo, comenzando a caminar en dirección contraria a mí, así que me levanté con rapidez y la seguí, deteniendo su avance con fuerza; ella sólo me observó con una sonrisa.

- ¿Verdades ocultas? ¿De qué hablas? - Ella acarició mi mejilla con ternura, negando.

- Es hora de irme, cariño. Nos volveremos a ver. - Hizo que la soltara mientras daba media vuelta y se detenía. - Es tiempo de que saques tus propias conclusiones. Descubre la verdad.

Sentí una fuerte brisa golpear mi cuerpo y cerré mis ojos, dejándome llevar por aquello.

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Al abrir mis ojos, me encontraba en la habitación de curación, conectado a una bolsa de sangre. Me levanté con rapidez, quitando aquella cosa de mi brazo, viendo unas manos detenerme de seguir haciéndolo.