Sigue avanzando...

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Me encuentro en una de las habitaciones de la gran mansión, esperando por Mia. Después de haberme dejado totalmente solo allá abajo, Camila apareció, ofreciéndome esperarla aquí; acepté algo desconfiado.

Estoy de pie frente a la gran ventana que da vista al bosque, ubicado en la parte trasera de la casa; el sol no se ha ocultado del todo, dejándome ver los pequeños cambios que suceden debido a los rayos de luz que los golpean con suavidad.

- Lamento haberte dejado así. - Me giro con lentitud, observando a Mia en silencio. No me muevo de mi lugar, no abro mi boca para nada. - Yo... - Suspira con algo de frustración. - Lo lamento, Colby. Todo esto me está matando lentamente.

Inclina su cabeza, cortando todo contacto conmigo; frunzo mi ceño y me acerco a ella con lentitud. Sus mejillas están llenas de agua mientras leves sollozos escapan de su pecho.

Tomo su rostro entre mis manos, haciendo que me miré; ella cierra sus ojos, tomando mis manos, intentando apartarlas de su rostro, queriendo alejarse de mí, pero no lo permito.

- No lo hagas. - Abre sus ojos y me mira con dolor, dejando a sus manos caer a sus costados. - ¿Qué es lo que te está matando?

Un sollozo logra escapar de sus labios y se oculta en mi pecho, aferrándose a mi camisa con fuerza; dejo que se desahogue.

No puedo evitar su dolor o sufrimiento y tampoco sé qué decirle, así que dejo que suelte todo aquello que la perturba, purgando y liberando su ser de lo que sea que la esté cargando o haciendo sentir tan mal.

Mis manos viajan por su espalda y cabello, intentando darle consuelo, pero ¿la verdad? Yo me siento mal. No entiendo cómo, no entiendo qué sucede, pero su dolor me duele, me afecta.

Me quiebra el corazón que creí no tener.

Nos acerco a la cama que hay en la habitación y nos acomodo en ella mientras, Mia, sigue llorando; suspiro levemente. La acomodo en mi pecho, dejando que su rostro mire a la pared frente a nosotros, escuchando a sus sollozos y lágrimas menguar con el paso de los minutos.

La escucho suspirar, viendo que se levanta con lentitud de mi lado, sentándose en la cama, secando sus lágrimas, cruzando sus piernas, dejando a sus manos caer en medio de ellas. La observo en silencio.

- Lo siento. Necesitaba purgar lo que había en mi interior. - Niego en silencio, sonriendo un poco.

- Entiendo; no es algo común para mí que las chicas lloren en mi presencia, ya que o las hago gemir o reír. - Ella sonríe un poco, golpeando con suavidad mi estómago; río con algo de fuerza.

- ¿Quisieras algo de comer? - Me mira unos leves segundos y me siento en la cama, atrayendo su rostro al mío.

- Si digo que a ti, ¿me echan de la casa? - Ella sonríe, negando un poco. - Entonces te quiero comer a ti, con lágrimas, con enojos, con tristezas, con alegrías. - Beso sus labios con suavidad. - Soy bastante cursi, ¿no crees? - Ella ríe y asiente.

- Lo eres. - Suspira un poco. - Pero así me gustas. - Ella es quien besa mis labios con suavidad esta vez y, al separarnos, apoya su frente en la mía, soltando unas palabras que no esperaba. - Así te amo.

Sus palabras llenan mi pecho, como llenando vacíos. Parecen piezas de rompecabezas que encajan perfectamente en mis mapas dañados y algo imperfectos. Siento una leve emoción comenzar a desbordar mi ser y, al mirar sus bellos ojos verdes, estos están de aquel azul celeste que, ahora, entiendo y conozco a la perfección.

Voy a lanzarme a sus labios, cuando me detiene, haciendo que la observe sin comprender el motivo de que haya hecho aquello.

- Col, - espero por lo que dirá - tus ojos.

Verdades Ocultas (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora