Vida

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Dejé a Faith en mi cama, luego de que se quedó dormida a mi lado. La acomodé con cuidado justo al lado de Mia y la arropé con una suave cobija que tenía.

Suspiré en silencio, saliendo de mi habitación, buscando soledad. Necesito estar solo en estos momentos; realmente solo.

Abrí una de las ventanas del pasillo con mucho cuidado, dí un "pequeño" salto y salí hacia la parte trasera de la mansión, comenzando a correr hacia el único lugar en el que puedo tener paz, aquel donde puedo pensar sin que nadie me interrumpa.

Al llegar, una suave brisa recorría el lugar, despeinando un poco mi cabello; me senté en aquel borde que era tan familiar para mí y entrelacé mis dedos, dejando caer mis manos entre mis piernas.

Sabía que, algún día, algo de esto sucedería, pero nunca creí que llegara tan "pronto". Nunca creí que podrían llegar a buscarme o como dijo mi padre: cazarme.

Mis padres siempre decían que debía tener cuidado, que no me fiara de nada ni nadie, excepto mi familia, claro está. Siempre creí, y sigo creyendo, que sus cuidados son algo exagerados, excesivos y fuera de lugar, pero ahora mismo, estoy dudando de si eso es real.

Segundos, minutos, quizás horas, habían pasado y, yo, seguía sin moverme de este lugar. Sueño no tenía y la verdad era que no quería dormir; no quería hacerlo para luego despertar y sentirme peor de estresado de lo que ya me siento.

Una brisa helada, bastante fría para mi gusto, recorrió el acantilado, haciéndome estremecer. Me tensé al escuchar unos pequeños murmullos a mi alrededor que aturdían mi mente. Sentía que un pequeño escalofrío me recorría de pies a cabeza, haciéndome sentir inseguro y temeroso.

- Vous êtes, garçon. Vous avez été facile à trouver. - Todo mi cuerpo se tensó al escuchar aquella voz en mi cabeza.

Lentamente me levanté de allí, mirando a todos lados, buscando la fuente de aquella voz. Aunque no entendía sus palabras, la sensación que recorrió mi cuerpo no fue la mejor de todas. Mi mente corría a mil, pensando en las posibilidades que tenía de llegar a salvo a mi hogar. Y ahora mismo dudaba de poder hacerlo tan siquiera.

Eché a correr a través de la espesura del bosque, sintiéndome desprotegido y perseguido al mismo tiempo.

¡Esto no es normal! ¿Cómo es posible que pueda sentirme tan...? ¿Tan...? ¡Ni siquiera sé cómo rayos sentirme!

Me detuve en seco al ver a tres personas frente a mí, interponiéndose en mi camino para llegar a la mansión; una de ellas era el tipo que había mordido a Faith.

Sentí que mi ira comenzaba a revolucionarse dentro de mí y la sed de sangre se avivó con rapidez. El problema radica en que, yo solo, no conseguiré hacer nada.

- Papá, si estás escuchando, por lo que más quieras espero que sea así, necesito ayuda. - No sé si funcione. No sé si esté pendiente. Sólo espero que llegue a tiempo.

- Hola, híbrido. - Su acento, totalmente desconocido para mí, me hizo estremecer imperceptiblemente. - Fue fácil encontrarte. Gracias por salir de aquella prisión.

Mi mirada viajaba entre aquel hombre que habló, el chico que atacó a Faith y una mujer al otro lado. Sus sonrisas de suficiencia me advertían que venían por algo y que lo conseguirían a como dé lugar.

- ¿Qué es lo que quieren? - Mi voz salió contenida, casi en un murmullo, que ellos escucharon perfectamente.

- Bueno, ¿no es obvio? A ti, querido. - La voz de la mujer no tenía el acento que tenía aquel tipo.

- ¿Por qué? ¿Para qué? - Los tres rieron con suavidad, acercándose lentamente a mí, encerrándome con sus cuerpos.

- No creo que sea un punto que debamos discutir contigo, menos aquí y ahora. - Miré al infeliz que había lastimado a Faith, sintiendo que el color de mis ojos cambiaba.

Verdades Ocultas (COMPLETA Y CORREGIDA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora