¡Playgirl a la vista!

Capítulo 24 [maratón 2/3]

POV. Steven

- Juro que voy a matarlo.

Los demás me lanzaron miradas aburridas y me ignoraron tan bien que casi pensé que no me habían oído. Pero daba igual, iba a matar al hermano de Sab. Richard, sentado en el suelo a mi derecha, suspiró.

- Y yo te ayudaré.

La voz tranquila y grave de Hunter nos hizo pegar un respingo a todos, y a Richard le sacó una cara de indignación. El peliazul levantó ambos brazos hacia el techo mientras yo le sonreía ampliamente al pelinegro medio emo.

- ¡Claro! ¡Matemos al hermano de nuestra única amiga y vayamos a la cárcel! Oh, y de paso podemos también atracar un banco por el camino. Ya sabéis, para comprar un billete a Narnia y todo eso.

Gruñí por el exceso de sarcasmo que contenía su tono y me crucé de brazos. Los otros cuatro presentes nos miraban más perdidos que unos pulpos en un garaje.

- ¿Alguien puede explicarnos qué cojones está pasando?- preguntó un Evan rojo de furia y con los puños apretados a ambos lados de su cadera.

Estaba de pie con un hombro apoyado sobre la pared impoluta del pasillo blanco, y al igual que su gemelo y Aiden, apretaba la mandíbula y nos fulminaba con la mirada. Smith, por su parte, se mostraba tan desapasionadamente desinteresado como de costumbre con todo lo referente a la playgirl. De pronto, y sin que ninguno nos lo esperásemos, el hermano de nuestra niña salió de la habitación con un moratón en el ojo, la ceja partida y sangrante y marcas de arañazos en el cuello. Parecía sacado del circo romano.

Pasó de largo frente a todos nosotros con la cabeza gacha y segundos después lo siguieron sus padres a pasos apresurados y caras de enfado e indignación. Fruncí el ceño y la tía buena de Sab, quien se había mantenido callada y al margen durante todo aquel tiempo, se levantó de un salto y se internó en la habitación dejando la puerta abierta detrás de ella. Los siete nos miramos los unos a los otros y corrimos a embutirnos en la pequeña habitación en la que una Meredith alucinada observaba a nuestra pequeña fierecilla.

Sabannah, la chica más chico que había conocido jamás y que nos había encandilado a todos con su personalidad, estaba rota. Como yo y los cinco idiotas que eran mis mejores amigos desde prácticamente siempre, tenía heridas invisibles a los ojos de los demás que sangraban cada día, y aún así sonreía para nosotros y escuchaba nuestras penas y problemas con atención. Y en aquel momento me sentí la peor mierda del mundo, porque frente a los ojos de los ocho aquella maravillosa chica se estaba cayendo a pedazos.

Su tía, Meredith, estaba paralizada en medio de la habitación. Tenía sus ojos de plata abiertos al máximo, y sus manos temblaban sin control a ambos lados de su cuerpo. Observaba cómo su sobrina se rompía y no sabía cómo reaccionar, al igual que todos nosotros. Bueno, no todos. Smith, sin tener ni idea del pasado de nuestra playgirl y con los ojos llenos de lágrimas, se acercó a ella como quien se acerca a un animal salvaje herido. Con pasos cortos, fue aproximándose a la esquina de la habitación en la que la rubia parecía tan pequeña como una niña, y nosotros aguantamos la respiración. Como si nuestros alientos pudieran resquebrajarla del todo.

- Sab...

El susurro ahogado del rubio atrajo la atención de la rubia, quien levantó la mirada del suelo y afrontó la situación con el corazón en la mano y una verdad desgarradora en los ojos. Smith se paró en seco unos segundos, y luego avanzó con rapidez para envolver a Sab con sus largos brazos en un abrazo con las emociones a flor de piel. Todos intercambiamos miradas de nuevo, y corrimos a sumarnos a ellos como la pequeña gran familia que éramos. Incluso
Hunter, quien siempre se mostraba distante de todos nosotros menos de Sab, envolvió parcialmente a todo el grupo junto al resto para demostrar su apoyo incondicional. Por toda la sala se escuchaban los sollozos medio risas de la playgirl. Meredith, por su parte, aguardó llorando apartada de todos hasta que dejamos a una Sab llorosa salir de entre nuestros grandes cuerpos para que ellas pudieran verse.