Capítulo 27

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POV. Sab

Estaba atándome los cordones de los zapatos que usaba en baloncesto cuando sentí que alguien se paraba a mi lado. Levanté la vista retorciendo el cuello en un ángulo extraño y sonreí al chico que me observaba con una mueca de preocupación.

- Hola, Aiden. ¿Y esa cara de muerto? Parece que has visto a un fantasma destripado en bikini.

La preocupación desapareció un momento para dejar paso a un gracioso ceño fruncido. Tras un suspiro, el ojigris habló con la vista clavada en el suelo. Yo aproveché para ponerme en pie y empujarle en el pecho juguetonamente con mi hombro.

- Escúpelo, no puede ser tan malo.

Esbozó una sonrisa triste, y mi corazón se estrujó un poco. Cuando sus ojos grises como el mar en días de tormenta se clavaron en los míos, medio aguados, supe que lo que le inquietaba era definitivamente malo.

- Me voy.

Fruncí el ceño y sonreí, confusa.

- Claro, a la pista de baloncesto a entrenar. Por cierto, ¿y tu ropa?

Me fijé por primera vez en que no llevaba puesto el uniforme del equipo, sino unos vaqueros desgastados y una camiseta de tirantes rosa clarito. Suspiró y apoyó sus manos sobre mis hombros, y fue ahí cuando más odié que todos mis amigos midieran más de mi 1'75.

- No, Sab. Me voy de esta ciudad, de esta universidad y... Lejos de vosotros. A Sidney, Australia. Me ofrecieron una beca completa hace unas semanas y al enterarme de lo de Steven yo...- suspiró.- Ya no puedo rechazarla, y... Soy demasiado cobarde para decírselo a los chicos. Por favor, Steven necesita una roca con la que desahogarse. Júrame que cuidarás de él.

Hizo una pausa, mirándome con intensidad, y yo mientras tanto estaba aún intentando procesar sus palabras. Me sacudió entera para hacerme reaccionar, y mi cabeza comenzó a dar vueltas.

- ¡Sab, prométemelo!

Asentí rápidamente y un nudo se instaló en mi garganta. Sus ojos se anegaron en lágrimas y me abrazó fuerte contra su ancho pecho. No sabía quién impedía que el otro se rompiese.

- ¿Cuándo...?- me aclaré la garganta y separé mi cara ligeramente de su camiseta.- ¿Cuándo te vas?

Su cuerpo se sacudió con un sollozo medio risa.

- Ahora. De hecho, mi avión sale en dos horas y todavía tengo que llegar al aeropuerto.

Todo el color se fue de mi cara y sentí mis manos temblar. Los seis chicos idiotas que conocí a principio de curso eran los primeros amigos de verdad que tenía, ni siquiera con Noah tenía un vínculo tan especial y... Me iba a quedar sin uno de ellos. Y sí, era tan egoísta como para entristecerme por su partida en vez de alegrarme por triunfar y obtener una beca.

Nos separamos ligeramente y, antes de que mi estúpido cerebro pudiera hacer nada, Aiden atrapó mis labios entre los suyos en un beso intenso y desesperado.

>> Joder, qué bien besa.<<

>> ¡Idiota, se va a ir! ¡Corre! ¡Pero en círculos no, imbécil, recto!<<

Aiden ya estaba en la puerta del gimnasio, a punto de irse sin que me diera cuenta de que se había separado, así que hice caso a las voces de mi cabeza y dejé de correr en círculos para lanzarme hasta él y agarrarme a su pierna. Tal cual había hecho con Steven hacía dos días. Aiden dejó escapar un grito de sorpresa con un deje ronco por las lágrimas.

- ¡No te vayas, estúpido neandertal, somos las siete maravillas y no podemos ser las siete maravillas si sólo somos seis! ¡Detente! ¡No, soltadme orangutanes sin cerebro, no podemos dejar que se vaya!

¡Playgirl a la vista!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora