Capítulo 37

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POV. Sab

Caminaba por los pasillos de la universidad, con el aula de Biología II como destino. Las vacaciones de Navidad se habían pasado como un suspiro, entre fiestas aquí y fiestas allá, además de que me pasé la última semana evitando a Hunter. Al recordar la última vez que lo vi, se me escapó un suspiro.

- Oye, Sab, ¿qué opinas de esto?

Me acerqué por detrás de él y lo abracé por la espalda, a la vez que apoyaba la cabeza en su hombro para ver lo que me enseñaba. En la pantalla de su móvil se veía la foto de un pequeño salón decorado en tonos de marrón, y a medida que Hunter pasaba las imágenes se iban viendo las distintas estancias de un apartamento muy bonito.

- Está muy bien, parece el típico pisito adorable y cómodo.

Aprovechando la postura, y que Mer había salido a otra cena de negocios, Charles se había cogido el día libre y Stevs estaba en la mansión de la fraternidad con el resto de los chicos, restregué mi nariz contra su cuello y dejé un rastro de pequeños besos que le arrancaron una risa. Sonreí. Adoraba hacerlo reír.

- Genial que te guste, estoy pensando en alquilarlo.

- Mmmm.

Estaba demasiado ocupada quitándole el móvil de las manos y dejándolo encima de la mesilla del salón como para prestar atención a sus palabras. Acto seguido me senté en su regazo, y clavé mi mirada en la suya, que poco a poco se iba oscureciendo por la excitación. Casi de forma automática, sus grandes manos se posaron en la parte baja de mis caderas, con las cuales comencé a trazar amplios círculos, provocando un roce muy satisfactorio entre nuestros sexos. Acerqué mi boca a la suya, y mientras nuestros labios y lenguas se encontraban con sensualidad, una de sus manos subió por mi abdomen hasta encontrarse con uno de mis pechos y la otra se acomodó sobre mi trasero, acercándome aún más a su cuerpo y provocándome un gemido de satisfacción.

- ¿Te apetecería venirte a vivir conmigo?

Y así fue como comencé a evitarlo. ¿Pánico al compromiso? Puede ser, pero sólo llevábamos saliendo un par de meses, ¿a quién se le ocurre irse a vivir con su pareja llevando tan poco tiempo? Aunque pensándolo bien, sumando los meses como follamigos, casi iba medio año...

Al entrar por la puerta del aula, distinguí a Allen sentado con sus amigos, pero algo más apagado que de costumbre. No nos habíamos visto en todas las vacaciones, y me acerqué con una sonrisa y dispuesta a meternos el uno con el otro un rato.

¡Playgirl a la vista!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora