Capítulo 4✔

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POV. Sabannah

Arranqué el motor con un maravilloso y potente rugido y salí a toda velocidad del gran y lujoso garaje. Las calles de alrededor de la mansión de mi tía eran todas lujosas y llenas de casas individuales de, aproximadamente, el mismo tamaño que la de Meredith.

Di un par de vueltas a la manzana para disfrutar del aire chocando contra mi cara antes de internarme en uno de los campus de la universidad, el correspondiente a las carreras de Ciencias. Había otro campus igual de grande al otro lado de la calle correspondiente a los estudiantes universitarios de letras.

Aparqué a mi nueva preciosidad en una pequeña plaza para motos cerca de la puerta de entrada y caminé alegremente entre la marea de estudiantes para dar comienzo a mi primer día como universitaria.

Recorrí un extenso pasillo por el que iban todos los de primer año aglomerados y vi a lo lejos un cartel que citaba: "Secretaría". A su vez, vi una interminable cola que salía precisamente de aquel reducido espacio. Avancé entre empujones hasta alcanzar el final de dicha fila poco organizada. Delante de mi se encontraba una empalagosa pareja de un chico y una chica que se estaban devorando la boca mutuamente e inmediatamente detrás se situaron tres chicos tan grandes como armarios, acorralándome contra la pareja empalagosa que se estaba empezando a poner fogosa.

Aunque yo era bastante alta, ellos debían de medir aproximadamente 1'85 así que no me fue demasiado difícil deducir que habían conseguido plaza en la universidad con una beca deportiva. Bueno, eso, y que los tres llevaban el uniforme rojo y verde de fúltbol americano del centro.

Puse los ojos en blanco y en cuanto vi que la pareja fogosa empezaba a meterse mano, irremediablemente carraspeé, llamándo así su atención por encima del bullicio general. Ambos tenían las pupilas dilatadas y los pelos desordenados de tanto revolvérselo mutuamente con las manos.

- Disculpad, pero si no quereis dar un espectáculo pornográfico en medio de un pasillo lleno de semi-adultos hormonados, os aconsejo que vayáis a culminar vuestro pecaminoso acto en el baño.- dije sin inmutarme.

En realidad no era ceyente, pero era un caso especial para darle más énfasis a mi discurso. Me había quedado genial.

El chico me fulminó con la mirada antes de arrastrar fuera de la cola a una muy sonrojada chica con las pupilas dilatadas. Sonriendo y feliz, di varios pasos hacia delante para ocupar el sitio que la pareja había dejado libre. Escuché carcajadas roncas a mi espalda y, haciendo gala de mi irrefrenable curiosidad, me di la vuelta. Al grupo de tres chicos se les había unido un cuarto, que estaba haciendo extrañas y graciosas muecas. Sin poder evitarlo, solté una carcajada, llamando así la atención del cuarteto. Los observé a todos con una sonrisa de disculpa y me presenté.

- Sabannah O'Donnel, próxima profesora universitaria de... Algo.- finalicé un poco insegura.

Aún no había decidido de qué quería impartir clase a una panda de salidos descerebrados. Los chicos rieron antes de estrechar uno por una mi mano.

- Yo soy Evan, próximo investigador de curas para enfermedades infecciosas.- se presentó un moreno de ojos negros como su pelo y de aproximadamente 1'87 m.

- Yo Tyler, su gemelo y futuro, espero, oncólogo.- dijo, efectivamente, una copia exacta de Evan.

- David, su primo y futuro escritor de best sellers mundiales.- dijo un rubio de ojos azules todo orgulloso de su "grandiosa" presentación.

Me tapé la boca con una mano en un intento frustrado de no reirme en su cara.

- Pero para eso tienes que estudiar letras, ¿no?- le pregunté con una ceja enarcada. Todos me observaban con un interés confuso.

- Si...

- Pues el campus de las carreras de letras es el que está en la acera de en frente.- dije con tranquilidad.

Todos estallaron en sonoras carcajadas al ver palidecer al rubio. David se despidió apresuradamente con un "Gracias y encantado de conocerte" y se fue corriendo al otro campus. Finalmente se presentó animadamente un chico con el pelo zanahoria y tatuajes por todas partes. Era el que había estado haciendo muecas raras para hacer reir a sus amigos.

- Steven, su humilde servidor y próximo pediatra, soy otro primo de estos dos.- dijo señalando con el pulgar a los gemelos tras una exagerada reverencia. Los cuatro reimos cómodamente.

- Así que los cuatro sois familia.- dije pensativa. Eso explicaba por qué todos estaban tan buenos.

- Sip.- respondió Evan a mi afirmación.

- ¿En qué curso vas?- me preguntó con interés Tyler.

Por las gafas de pasta que llevaba y la cargada mochila a su espalda supe que era de los chicos alocados y divertidos pero muy aplicado en sus estudios. Le sonreí amablemente.

- Soy nueva, empiezo este año.- confesé con un guiño.

- Wow, una novata como David y Steven, ¿preparada para escoger fraternidad y la prueba de iniciación?- me preguntó Evan animadamente. Creo que hice una mueca de desagrado total porque todos rieron.

- ¿Prueba de iniciación?- pregunté extrañada. No estaba enterada dque hubiese ninguna prueba de iniciación.

- Si, cada año, a los nuevos de primer curso los de cursos superiores les gastamos una pequeña inocentada al poco tiempo de haber llegado.- explicó Tyler con una sonrisa maliciosa. Sonreí de igual manera para sorpresa de todos.

- ¿Y los de primero no pueden contraatacar?- les pregunté comenzando a planear una terrible venganza. Los gemelos se miraron con duda antes de encogerse de hombros.

- Llevamos aquí tres años y nunca ha pasado eso.- confesó Evan algo inseguro.

- ¿En qué curso estáis?- les pregunté realmente interesada.

Yo sería la primera alumna novata en devolverle la broma a los cursos superiores. *Insertar risa mental maligna*. Ambos hermanos se sonrojaron.

- En segundo.- murmuraron a la vez que bajaban la cabeza.

- Repetir no es malo.- exclamé frunciendo el ceño. Los tres chicos me miraron inquisitivamente y yo me encogí de hombros.

- Mi... Mejor... Amigo... Era repetidor. No porque fuese tonto ni nada de eso, es que digamos... Que era... Problemático. Y le suspendieron dos años porque si.

Al decir las palabras Mejor Amigo un nudo se instaló ávidamente en mi garganta, lo que me hizo decirlas separadas por disimuladas pero profundas bocanadas de aire ¿Sinceramente? Aún no había superado su muerte. Ni lo haría nunca, era imposible superar un dolor así, solo quedaba... Aprender a vivir con él.

Todos se habían dado cuenta de mi vacilación al hablar y fue Evan el que se arriesgó a preguntar.

- ¿Era? ¿En pasado?

Suspiré sonoramente y me pasé ambas manos por la cara para relajarme. Vamos, vamos, puedes Sabannah, tu puedes.- me animé internamente.

- Noah, que era mi mejor... Eso. Pues... Murió en un accidente de coche hace menos de un año.- dije a toda velocidad y atrancándome de nuevo con las mismas palabras.

Al ver las miradas de pena de los gemelos no me sorprendí, y ya ni siquiera me molestó demasiado, pero lo que si me extrañó fue la mirada de Steven de... ¿Comprensión?

¡Playgirl a la vista!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora