¡Playgirl a la vista!

Capítulo 26

POV. Sab

Me morí. Fin. Esa sería una gran putada para aquellos que están leyendo mi historia, ¿no? La playgirl murió sin conquistar a su playboy, y quedaría tan abrupto como realista.

Pues no tendréis esa suerte, aunque en aquellos momentos me habría encantado.

- ¡Dime que es una mentira! ¡Miénteme descaradamente! ¡Tyler, trae la cinta aislante; Evan, tú la silla; Richard, suéltame el culo;  Aiden, no te sueltes de su otra pierna; y Smith...! ¡Tú deja de comerte esa piña y lánzasela a la cabeza para dejarlo inconsciente!

Los chicos me hicieron caso, aunque a su manera. Tyler trajo una tirita tamaño extra grande, Evan una trona para niños pequeños, Richard siguió tocándome el culo pero con un poco más de disimulo y Smith le lanzó la piña. La fruta acabó golpeando a Steven en los huevos y rebotando en mi cabeza. Por algo Smith no tiraba nunca a canasta en los partidos.

- ¡Chicos, no me lo hagáis más difícil! ¡Ya sabéis que no es mi decisión, pero...! - a mi zanahoria favorita se le quebró la voz, y dejé de frotarme la cabeza para mirarlo a él. Fruncí el ceño.

- ¿No es tu decisión? Tu hermana no estaba secuestrada, si no que se había fugado con un tipo duro que la abandonó a las primeras de cambio y que, aún por encima, chantajeó a tus padres de mala manera.

>> Ahora tus padres quieren mudarse al quinto coño para estar cerca de su nuevo y flamante internado y te "obligan" a ti, un hombre hecho y derecho de dieciocho años, a irte con ellos. Eres mayor de edad, ¿lo sabías?

Me separé de su pierna y me puse en pie mientras me sacudía los pantalones del polvo que podía llegar a haber en la acera enfrente del campus de ciencias.

Eran las seis de la mañana, y nos habíamos juntado todos para desayunar como de costumbre cuando el estúpido pelirrojo nos contó la razón de su mensaje la tarde anterior.

Personalmente, los padres de mi amigo me parecían unos egoístas que pensaban que tenían sólo una hija estúpida, y no un hijo universitario que estaba resultando el mejor de nuestra promoción en cuanto a calificaciones se refiere.

Mis amigos se pusieron serios y entre todos lanzamos una mirada penetrante a Steven. Presión de grupo, ayúdanos con esto, no quiero deshacerme del pelirrojo tan pronto.

Él, por su parte, suspiró y luego esbozó una sonrisa de rendición.

- ¿Quién sería tan amable de acogerme hasta que encuentre un piso y un trabajo estables?

Y así fue como a mi tía casi le da un infarto porque le saltamos a la espalda por detrás, Stevs encontró alojamiento, yo gané un nuevo hermano adoptivo y un hurón acabó en mi habitación.

- "Es bueno", decía. "No da miedo", decía. "Es muy sociable", reiteraba. ¡Tu puta madre, Steven Elias Jacobson, ven aquí a coger a tu jodido hurón o lo meto en la trituradora de papeles!

Se escuchó un estruendo en la habitación contigua a la mía y acto seguido una cabellera zanahoria apareció a través del hueco de mi puerta. Frotándose los ojos con una mano y el culo con la otra, el muy idiota entró en mi cuarto bostezando vestido únicamente con unos bóxers del Capitán América.

- Sab, no digo que no esté agradecido por adoptarme y todo eso, pero... ¿¡Tienes que despertarme de mi sueño reparador a las jodidas tres de la mañana!?

Lo miré con el ceño fruncido y señalé con asco al hurón en mi cama desde lo alto de mi armario. Sí, me había despertado en medio de la noche con un jodido hurón en la cara y lo único que se me ocurrió fue cederle la cama y subirme al mueble más alto que encontré. Omitamos los libros tirados por el suelo y la lámpara rota de la esquina.