Capítulo 14

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POV. Steven

- Creo, sincera y absolutamente, que esto es una muy mala idea.

Sacudí un mano en dirección a Tyler para que se callara y me tumbé en el suelo enmoquetado con la barriga pegada al suave material. Frente a mí, hecha un ovillo y con la baba colgando por la comisura de la boca, Sab dormía plácidamente con el bote vacío de nutella entre sus brazos. Me nacieron unos brotes de remordimiento entre los pensamientos por ir a gastarle una broma después de que se preocupase por mí y me ofreciese el apoyo que nunca nadie, a parte de Aiden, me había dado. Luego me imaginé la cara que pondría al despertarse y se me pasó. Sonreí macabramente mientras me acercaba a la figura durmiente de mi amiga arrastrándome como serpiente con epilepsia. Detrás de mí escuchaba cómo Tyler y Richard aguantaban las carcajadas. Hice un gesto de silencio con una mano, y la otra la extendí con cuidado en dirección al bote de nutella. Satisfecho y confiando en mí mismo y mis habilidades ninjas, di por ganada la batalla contra la playgirl rubia y, justo cuando mis dedos se hallaban a escasos milímetros de agarrar el bote, su voz ronca por el sueño me hizo dar un salto por el susto con tanta potencia que pasé de estar completamente estirado en el suelo a sentado sobre mis rodillas, recto como una vara.

- Tocas mi nutella y te corto los huevos, pelirrojo.

Puse cara de horror y me alejé rápidamente con las sonoras carcajadas de mis amigos de fondo. Gilipollas, ellos habrían hecho lo mismo de haber tenido a una Sab salvaje delante de ellos dispuesta a dejarles sin opción a descendencia. Hice un puchero y me dirigí a la cocina de la mansión de la fraternidad con los brazos cruzados y maldiciendo a la estúpida playgirl de todas las formas y en todos los idiomas posibles. Cuando llegué, la estancia estaba siendo ocupada por Aiden, Evan, Smith, Hunter (un amigo nuestro que había regalado uno de sus preciados botes de nutella a la rubia teñida) y Allen. Y, sobra decir, la tensión se podía cortar con un cuchillo de untar mantequilla.

- Wow, creo que mejor me arriesgo a que Sab me corte las pelot...

- Steven, quédate aquí.

- ¡Señor, sí, señor!

Hice un saludo militar y me apoyé con la espalda pegada a la pared más cercana a la puerta. Si el salón me había parecido enorme cuando lo vi por primera vez aquella tarde, la cocina me había parecido mi paraíso personal. Pegadas a las paredes había encimeras de mármol, un fregadero de porcelana blanca, lavaplatos, cientos de armarios, un horno, una nevera y un frigorífico. En un lateral de la estancia había una puerta que daba a un comedor regio y de gran tamaño que, según nos habían explicado los gemelos, rara vez usaban. En el medio y medio de la habitación estaba situada una isla de cocina más bien amplia, donde en aquellos momentos se encontraban Evan y Hunter apoyando sus culos mientras estaban de brazos cruzados mirando a sus dos extremos. Extremos ocupados, en la banda derecha por Allen, y en la izquierda por Smith y Aiden. Nuestro amigo rubio, más callado que de costumbre por la reciente llegada de cierta playgirl rubia teñida a nuestro grupo, estaba más rojo que el culo de un mandril. Sus ojos destelleaban con furia, y tenía todo el cuerpo en tensión, preparado para el ataque. Sus puños estaban apretados a sus costados, y sus nudillos se encontraban totalmente blancos debido a la fuerza excesiva con la que los estaba apretando. Casi podía escuchar cómo sus dientes rechinaban unos contra otros. Allen, por el contrario, poseía una pose relajada y denotaba diversión. Algo me dijo que se avecinaba una buena bronca, así que aguardé con impaciencia a que alguno de los dos estallase. Preferentemente Allen, siempre era más divertido cuando el rubio idiota empezaba las peleas y mi rubio amigo las terminaba. Me encantaban sus peleas, siempre eran muy entretenidas.

- ¿Por qué pelearon ahora?- le pregunté a Evan y Hunter. Aiden estaba demasiado ocupado controlando que Smith no se liase a hostias con su hermano, y éste estaba demasiado ocupado asesinando a Allen con la mirada. Evan sonrió como un niño pequeño por Navidad.

- Allen se ha acostado con Susie.

- No.- mi boca se abrió hasta límites insospechados, y tanto él, como Hunt y como el aludido asintieron con la cabeza.- ¿Cómo...?

- Con mucha paciencia y cuidado, discípulo mío, con mucha paciencia y...

- ¡Maldito hijo de puta, te voy a matar, cabrón!

El grito de furia de nuestro amigo Smith me sorprendió. Era consciente de que él estaba interesado en la tal Susie, pero creo que, por las expresiones de sorpresa de todos los presentes, ninguno nos esperábamos que estuviera tan pillado. Ni siquiera su hermano, quien dejaba ver un ligero rastro de arrepentimiento en su mirada azul pálida.

- Oye, tío, yo...

Sus palabras se vieron interrumpidas por el gruñido que profirió su hermano a la vez que se zafaba del agarre de Aiden y se abalanzaba sobre él. Me aparté de un salto cuando, tras recibir el potente puñetazo de Smith, ambos cayeron rodando en mi dirección. Mi rubio se encontraba sentado a horcajadas sobre el torso del otro mientras que con los puños le propinaba golpes con la suficiente fuerza como para provocar que su labio y su ceja se abriesen en cuestión de tres golpes. Todos nos quedamos quietos, a la espera de que terminasen de desfogarse, como siempre. Bueno, todos excepto la playgirl quien, tras aparecer con cara de dormida por la puerta, contempló algo aburrida la pelea durante unos segundos y luego se comenzó a reir escandalosamente. A causa de esto, todos giramos la cabeza en su dirección, incluídos unos muy extrañados hermanos. Tyler y Richard entraron a la estancia también y sonrieron al ver que los hermanos Smith habían dejado de pelear por completo y observaban con una creciente confusión a una divertida Sab. Ella, ajena a que acababa de conseguir una auténtica proeza, siguió riéndose hasta que se hartó y se le saltaron las lágrimas. Cuando paró, nos miró a todos con una sonrisa de disculpa y se enjugó las lágrimas.

- Lo siento, es que cuando he entrado y los he visto peleándose así no he podido evitar imaginármelos siendo dos perritos calientes boxeando.

La cara de "¿Qué cojones?" que todos nosotros pusimos fue épica. Ella se encogió de hombros con indiferencia y, dejándonos todavía más pasmados, se acercó a donde estaba Hunter y, frente a él, juntó las manos en una súplica silenciosa, hizo un puchero que a más de uno nos pareció adorable, y agrandó los ojos ligeramente.

- ¿Tienes más nutella que compartir amablemente conmigo? Porfi, porfi, porfi.

Hunter, con su habitual silencio, se llevó una mano a la barbilla en un gesto pensativo.

- ¿Y qué ganaría yo?- habló con la grave voz que lo caracterizaba y que tan pocas veces habíamos escuchado. Creo que pude ver el estremecimiento que recorrió el cuerpo de Sab de arriba a abajo, y me aguanté las carcajadas.

- Joder, con esa voz todo lo que quieras, guapo.

Nos reímos y, aprovechando que Smith estaba distraído, Allen se escabulló hasta la puerta. No sin antes lanzarle una mirada burlona a Sab, claro.

- No pensé que fueras una facilona, Barbie redomada.

- Y yo no pensé que fueras tan idiota como para tirarte a la chica de la que está enamorado tu hermano, y no digo nada.

La tensión volvió a inundar el ambiente, y tanto Evan, como Tyler, Aiden, Richard, Hunter y yo exclamamos un 'Uuuuuuh' al unísono. El playboy rubio se puso rojo de la rabia, pero no añadió nada más y salió de la estancia cerrando la puerta blanca de madera con bastante más fuerza de la necesaria. Todos nos encogimos de hombros, a excepción del rubio aludido, quien enrojeció de pura vergüenza y se marchó por la puerta del comedor, desde el que se podía acceder al impresionante jardín trasero. Richard salió tras él con un suspiro. Sabannah volvió a concentrar su atención en el pelinegro emo.

- ¿Entonces?- inquirió, ansiosa. Evan y Tyler parecían a punto de estallar en risas, que no pudieron contener más tras escuchar las siguientes palabras de Hunter.

- Creo que te acabas de condenar a muerte, mi querida Chica Nutella. Soy uno de los veteranos de esta fraternidad, y acaba de empezar vuestra semana a prueba.

¡Playgirl a la vista!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora