Capítulo 9.

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"Todas las mujeres estamos locas, así que escoge una loca que te haga feliz" -Frida Kahlo.

Cuando llegamos al instituto, estacionamos la motocicleta y nos dirigimos rápidamente a la clase de Español, nuestra maestra se llamaba Flor, si, lo sé... un nombre bastante tierno para una maestra tan cascarrabias, ya teníamos cinco minutos de retardo, lo más probable era que nos dejase afuera, pues era una de esas maestras que amaba la puntualidad.

-¡Aún tengo sueño! -se quejó Diana cuando empezábamos a subir los escalones rápidamente-. ¡No es justo estar en clase a las 7:30 am! -gritó a los cuatro vientos.

-¡Ssht!, ¿y qué podemos hacer entonces?.

-Regresar a dormir... o comer algo en la cafetería.

-Después... ¡vamos!, ¡más rápido! -la jalé hacia los escalones pues se empezaba a quedar atrás, si la perdía de vista, en cualquier momento ella correría lejos de la clase.

-¿Sabes qué?, continúa sin mí -levantó sus brazos en señal de rendición-. Si me obligas a correr otros pasos más me dará un infarto.

-¡Deja de estar de payasa y camina! -la jalé con más fuerzas hacia mí.

Una vez que nos libramos de las escaleras, comenzamos a caminar en dirección al pasillo, justo cuando dimos la vuelta hacia otro pasillo casi chocamos con Mark y Alice.

-¡Aaah! -Diana gritó de espanto, yo me reí.

-¡Hola! -saludo Alice, ella vestía una minifalda negra, con una blusa de manga larga color rosa con broches de presión.

-¡Hola Alice! -saludamos Diana y yo.

-Mark, llegaré tarde a mi clase, debo irme, ¡adiós! -se despidió de nosotros y caminó rápido pero con elegancia hacia el largo pasillo.

¿Acaso no siente el frío, con esa falda o que?.

Pensé.

-Lissa, ¿te encuentras bien? -preguntó de pronto Mark.

-Em, sí, ¿por qué Mark?.

-Me enteré del accidente -dijo en voz baja.

-Ah.

El celular de Diana empezó a sonar y ella se retiró a unos cuantos metros para contestar la llamada, por lo qué solo quedamos él y yo.

-Tranquila, al parecer nadie más del instituto lo sabe.

En eso recordé todo lo que había logrado ver antes de desmayarme cuando había quedado atorada en el auto, los tenis Vans en color negro, los vaqueros que se veían de una marca de ropa cara, estaba segura que Mark había sido el que nos había sacado del auto y había llamado a la ambulancia. No le diría nada, quizás el no quería involucrarse o yo que sé... Sin embargo sentí que se lo debía, sin poderme resistir me arrojé hacia él y le dí un fuerte abrazo mientras escondía mi rostro en su abrigo.

-Gracias -susurré, le sentí tensarse en mi abrazo pero después él envolvió sus brazos en mi espalda acercándome más a él-. Y eh, tu chamarra... -dije aún con mi rostro en su pecho-... te compraré otra, quedó hecha tiras.

Le escuché reirse levemente.

-Lo material no importa.

Le solté para mirarlo.

-Pues tal vez no, pero aún así lo haré.

-Eres testaruda -se giró un poco en dirección de los escalones-. Me tengo que ir.

Atada a tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora