Capítulo 15.

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"Aprenderé historias para contarte, inventaré nuevas palabras para decirte en todas que te quiero como a nadie" -Frida Kahlo.

Dedicada a Loryaria-senpai

Después de que Mark me dejó en casa, arrancó a toda velocidad, supuse que tardaría más en llegar a su casa en auto que corriendo a velocidad sobrenatural.

Subí a mi cuarto, no sin antes verificar que Diana estuviese dormida en su habitación, abrí la puerta levemente y me azomé. Ella estaba profundamente dormida, ni siquiera se había molestado en quitarse los tacones, al parecer se le habían pasado los tragos.

Decidí darme una ducha de 8 minutos en lo que llegaba Mark.

Una vez que terminé me vestí en el baño, mi pijama consistía en un short de algodón en color morado y una blusa de tirantes color azul turquesa. Salí del baño para dirigirme a mi habitación, abrí la puerta y al hacerlo Mark me dio un beso que me tomó desprevenida.

Grité de la sorpresa.

Segundos después escuché que Diana se dirigía a mi habitación.

-¡Uh!, creo que la hemos despertado -susurró-. Estaré en el clóset.

Ni siquiera ví cuando se escondió por qué en eso mi puerta se abrió.

-Lissa -habló Diana con voz pastosa... sí... al parecer estaba un poco ebria-. ¿Qué sucede?, escuché que gritaste.

-Pesadilla... aunque estoy bien, ve a dormir, prácticamente ya es sábado.

-Sí está bien, eso haré, a propósito, ¿por qué tienes el pelo mojado?, ¿no acabas de tener una pesadilla? -quizás Diana estaba ebria pero no era tonta.

Puse mi mejor cara inocente.

-Como sea... -rodó los ojos.

Y salió.

En menos de dos minutos ya se escuchaba roncando.

-Creo que ya se durmió -dijo Mark mientras aparecía a mi lado de la nada, estuve tentada a volver a gritar.

-Así que... solos los dos -dije seductoramente mientras me giraba hacia él, tomé su corbata acercándolo más a mí.

-¿Qué planeas traviesa?.

-Eh, no sé... pasarla bien.

Enseguida entendió a que me refería.

-No, Lissa, no está bi...

Le interrumpí con un beso apasionado, él me respondió el beso al instante, nos tiramos a la cama mientras me seguía besando. Comencé a despojarme de su corbata, luego empecé a desabotonar su camisa, él dejó de besar mi boca para dirigirse a mi cuello, solté un gemido, se sentía tan bien. Sentí como de su boca salían dos pequeñas agujas presionando suavemente contra mi cuello pero sin llegar a hacer daño, Mark pareció volver a la realidad de golpe, pues se safó fácilmente de mi agarre para después mantener su distancia a unos cuantos metros lejos de mí.

En ese instante me sentí como la cazadora que iba a atacar a su presa.

-A esto es a lo que me refiero... -parecía decepcionado de si mismo-... no tengo control, ni siquiera contigo...

Su voz era apenas un susurro.

-¿No...no m-me amas...?.

-Claro que te amo, tontilla... por esa misma razón no debo dejarme llevar por mis instintos... o... podría matarte...

Atada a tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora