Capítulo 25.

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"El amor es un misterio mayor que la muerte" -Jo Nesbo.

Mark.

Me le quedé mirando como un idiota, hasta que al final mi cerebro estuvo de acuerdo con Alice.

-Pero yo...

-Te perdimos por un momento, Mark -dijo con voz temblorosa Kathia.

-¿Qué?, ¿cuánto llevo dormido?.

-Dos días -respondierón al unísono.

-¿Acaso soy un humano?.

-Eh, nooo... -dijo Alice mientras buscaba las palabras adecuadas-. Pero en.... la pelea... esto, quedaste muy débil... y...

¿Alice con rodeos?. Algo no estaba bien, ella nunca se andaba con rodeos siempre iba directo al grano.

Al final resopló y dijo:

-Dark Vladimir casi te mata, perdiste demasiada sangre y aún así lo enfrentaste, al final lo mataste y yo lo incineré... luego, tú... trataste de estacarte, desvié tu movimiento y la estaca no llegó a tocar tu corazón pero aún así estabas en estado crítico, incluso para un vampiro.

-Lissa... -todo el peso del mundo cayó de nuevo hacia mi-. Ella está muerta, ¿verdad?.

Asintierón.

-Tu corazón dejó de latír por un momento, aún después de que te desvanecistes, era cómo si tu propio cuerpo se negara a beber sangre para sobrevivir.

-¿Entonces cómo es qué estoy vivo? -pregunté incrédulo.

-No lo sabemos... ha sido un milagro -dijo Kathia. Llevó una mano a mi mejilla para acariciarla con ternura-. Lo más raro es que soñastes, los vampiros solo duermen un poco pero nunca sueñan.

-No lo sé, no parecía un sueño, era como si fuese realidad.

-¿Puedes decirme que es lo que vistes? -preguntó Kathia mientras se dirigía por un trapo húmedo para limpiarme la cara.

-Ví a Lissa, ella estaba conmigo, después dijo que debía irme, me rehúsaba a dejarla, después me prometió que regresaría conmigo... todo era tan real.

Suspiré mientras recordaba el momento.

-Sus almas se reencontrarón -dijo Helen cuando entró por la puerta sin hacer ningún ruido, mentalmente hice un mohín, aún seguía muy débil, tan débil que mis sentidos vampíricos se habían reducido alarmantemente-. Ella está atada a tu alma.

-¿Qué quiere decir eso? -le pregunté aún sin entender muy bien lo que Helen había dicho.

-En pocas palabras son almas gemelas... y las almas gemelas jamás podrán separarse, ni siquiera la muerte podrá intervenir.

Todos la miramos asombrados. Prosiguió.

-Lo que tú has visto, no ha sido un sueño, ni una visión, tú estuviste con ella en un mundo desconocido para todos nosotros.

-¿Dónde está ella?- pregunté refiriéndome a su cádaver.

-Está a 3 habitaciones a la derecha... ¡pero aguarda, estás muy débil Mark!.

Hice ademán de levantarme, me forcé a no hacer ningún gesto de dolor, me sentía súper adolorido, conseguí ponerme en pie, pero cuando dí el primer paso me derrumbé, Helen y Kathia me sujetarón antes de que besara el suelo.

-Necesitas alimentarte, después podrás verla -dijo con voz decidida, Helen.

-No, ustedes la sepultarán antes de que me mejore...

Atada a tu almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora