«Escojo ser héroe».

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—¿Él está bien?—Tora había decidido preguntar por el estado de Kōta a una de las integrantes de los Pussycats, su tía, Sosaki Shino, alias Mandalay, para ser más concretos.

La morena sonrió.

—Él estará bien—miró a Kōta y acarició su cabeza—tú y él tenéis cierto parecido.

—¿De quién hablas?

La morena seguía el mismo proceso, mojar el paño, colocarlo en la frente del niño y escurrir, junto a una maternal sonrisa.

—Él chico de cabello alborotado, Midoriya-kun—la pelirosada se sorprendió por las palabras de la morena. ¿Por qué se parecían según ella?—Ambos habéis venido a ver a este pequeño gruñón, gracias.

—Oh, no es nada.

Tora no quería admitirlo pero comprendía las emociones del niño hacia los héroes, a pesar de que no derivaba de las mismas experiencias.

—Iré a mi dormitorio, que descanses, Mandalay-san.

—Gracias e igualmente Tora-chan.

La joven se alejó de la habitación dejando a Mandalay con la presencia de Aizawa, él cual entró en el lugar y se dirigió a la morena.

—Ella debe sentir cierta empatía con tu sobrino.

La morena lo observó, para mirar Kōta.

—He oído hablar de ella, la U.A la llama "la vagabunda". Dicen que le hizo frente al Asesino de héroes sin mostrar ni una pizca de terror.

—A ella le mueve un objetivo mayor, aunque no sabemos cuál. Era un desperdicio dejarla en un orfanato en el que no apreciaban sus habilidades.

—Sin duda alguna su peculiaridad me sorprende, tipo elemental no se ven muchos. Y menos con la destreza de Tora-chan.

—Puede ser pero... Si no puede usar un ataque contra alguien, no servirá de nada tener tal don.

—¿Eh?—la adulta musitó, Aizawa salió de la sala dejando esta vez sola a Mandalay.

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A la mañana siguiente con cuerpos magullados por la exigente prueba de los Pussycats, los jóvenes alumnos de la clase A se levantaron a primera hora para comenzar con su nuevo entrenamiento. Según las palabras de Aizawa este sería el momento en el que debían llevar al límite sus quirk, ya que todo lo que habían aprendido hasta ahora eran conocimientos técnicos que les habían servido para adaptarse psicológicamente al oficio.

Por el otro lado la clase B, también había sido informada de los entrenamientos, pero algunos se sintieron infravalorados debido a la clase contraria. Ya que estos parecían estar a otro nivel, uno en el que a los ojos de ellos se veían monstruosos al igual que sus pruebas de límite.

Aware [E]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora