Aware [E]

«Los héroes que esperamos ser».

El rubio estaba cansado, agotado, derrotado de ver el rostro de ella ser expuesto al público cuando sus lágrimas estaban rodando a través de sus mejillas. Sentía su pecho arder en cólera, el aciago que llenaba sus pensamientos a causa de los sentimientos unilaterales hacia la de cabellos rosados lo envolvían en locura, que el idiota peliverde hablase de Tora como si la conociese mejor que él producía una asfixia en su persona. 

Algunos de los presentes conocían de la situación sentimental entre ellos, aunque no más allá de lo sucedido en las clases. Chico enamorado de chica que ni siquiera se gira a verlo, era una situación clásica y lamentable para el corazón del muchacho, el cual se había enamorado por primera vez en su vida.

Ninguno de los presentes sabe acerca la Tora que rechaza todo lo que la rodea, la Tora que él conoce.

—¡Bakugō! ¿Porqué dices esas cosas?—el pelirrojo tenía en su rostro una expresión de tristeza, Kirishima como siempre era el receptor de las palabras del chico explosivo, su sola presencia cambió el ambiente acogedor que sus demás compañeros habían creado.

—¡Porqué es pura mierda!—alzó su voz molesto, tenía sus manos escondidas en su bolsillo, pero Kirishima presentía que estaba cerrándolas con fuerza—"¿El héroe que aspiro ser?"—pronunció mientras miraba a Midoriya con sorna—Deku eso es una puta gilipollez, ¡¡ella no es una heroína!! 

Algunos retrocedieron ante el grito de Bakugō, Tora observó neutra pero con un reflejo de tristeza, la figura de su compañero, Midoriya dio unos pasos hacia él, confiado en sus anteriores frases.

—Kacchan no sé porque estás tan enfadado pero creo que me has malinterpretado.

—No te he malinterpretado, puto nerd de mierda—su nivel de volumen había bajado pero su voz era más intensa, como si intentara matar a alguien a cuchilladas—lo he dicho antes, una persona que no puede salvarse a sí misma no puede salvar a los demás.

—Lo sé—todos se sorprendieron, sentía que el aire que intentaba llegar a sus pulmones que se atoraba en alguna parte de su anatomía, su corazón palpitaba con fuerza y sus manos sudaban ante la sola idea de enfrentar a Katsuki—debo reconocer que las confesiones de todos me hacen feliz, es reconfortante que todos piensen eso de mí, pero no todo lo que ellos ven, es todo lo que siento—todos la observaron confundidos—quiero cambiar, ser alguien mejor, debo aprender a depender de las personas, ser una heroína no es solo poseer una peculiaridad, crear metas, objetivos, trabajar por ello y sobre todo por quien quiero ser—caminó hacia el rubio—¿Qué clase de persona seré? pensar que solo tengo un rol es erróneo: compañera, amiga, hermana e hija—miro a Midoriya— quiero ser alguien que inspire a los demás—observó el suelo— proteger, confiar, perdonar, que pueda amar—regresó su mirada a Katsuki—¿crees que alguien así, puede convertirse en héroe, Katsuki?

Él la miró, chasqueó su lengua y rechinó sus dientes, algo avergonzado por escuchar su nombre de los labios de la contraria.

—Katsuki, gracias.—él la miró con el ceño levemente fruncido, como siempre suele hacer—¿De que mierdas hablas pelo lejía?—ella rió, se detuvo y le sonrió con tristeza.