Michael conoce a una bella chica durante una gira en Londres. Esta chica de belleza pura, se encarga de cuidar a la pequeña hija del cantante.
Con el tiempo ambos se conocen gracias a la pequeña Diana. Pero los obstáculos en el camino de la pareja...
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Los últimos días, Michael y Navier habían creado un lazo amistoso que poco a poco comenzó a provocar extrañas sensaciones en ambos. Los días que habían estado juntos había sido suficiente para conocerse más.
Mientras ambas presencias caminaban a través del sendero, la mente de ambos divagaba entre tanto pensamientos. El silencio era ambientado por el sonido de las aves y las risas de la pequeña niña a lo lejos. La mirada de Michael se dirigió a su derecha donde estaba Navier, estaba distraída. Apreciar esa acción causo en Michael la sensación de cambiar el ambiente, tenía que ser pronto, no queria verse como un aburrido solo por su timidez.
Aunque a esas alturas, sentía que no había la necesidad de actuar como lo hacia delante de las cámaras. Para él, ella debía conocer su verdadero yo.
--¡Papá!- llamo su atención la oji-verde-- --¿Qué ocurre cariño?-- contesto bajando un poco la vista hacia la pequeña- --¿Cuándo le pedirás a Navier que sea tú novia?-- pregunto inocente la chiquilla. Su padre tragó en seco y la chica a su lado miro más sonrojada ante la pregunta de la pequeña.
Michael miro a Navier ella estaba con la mirada baja. Concentró la vista en sus ojos hasta llegar a su rosados labios. Debía admitirlo, desde que vio por primera vez a Navier, cautivó su corazón a la velocidad de la luz. Pero sólo había una extraña duda en su pensar "¿sentirá atracción por mi?".
Sus miradas se cruzaron. La atracción era mutua pero, ¿acaso había cariño?
*Flashback*
Ambos miraban a la pequeña jugar con sus primos.
--Nunca había visto tanta felicidad en un niño-- dijo la bella chica que le hacía compañía, mientras miraba la sonrisa de Diana-. Él la miró y contempló que en sus ojos había cierto brillo especial. --Ella siempre ha sido una niña muy cálida y la energía que emana es... algo tan puro--. Dijo mirando a su pequeña.
Navier desvió su mirada y contempló al moreno, él era muy atractivo. Michael al sentir una mirada sobre él, la desvió encontrándose con aquellos ojos. Se sonrieron y Michael tomó la mano de ella.
Los rayos del sol se posaron en ella, su melena brillaba como el oro. --¿Aceptarías un paseó por el jardín?-- dijo el moreno con voz serena-. --Claro-- dijo para después ponerse ambos de pie.
Caminaron juntos en silencio, sólo se podía escuchar las risas de los pequeños y sonido del aire. --Michael-- llamó su atención sin mirarlo-. --¿Qué pasa?-- --No podré estar mucho tiempo aquí-- Dijo triste- --Yo sé que tienes una vida y sin tomar en cuenta eso te pedí que vinieras. En verdad... lo siento--. --Yo escogí venir aquí, quiero mucho a Diana--.
Ambos sonrieron y siguieron caminando, Navier tropezó torpemente. Ella esperaba su caída, pero unos brazos la detuvieron.
