Final

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La lluvia caía sin cesar aquella noche de verano. La casa permanecía en silencio, las luces estaban encendidas para alumbrar la lectura de una cariñosa madre a su pequeño. Mientras que de sus delicados labios salían las palabras, observo a su pequeño querubín cerrar sus pequeños ojos. Sonrío para sí misma y arropo al pequeño en la cama para después darle un beso en la frente al ya encontrarse completamente dormido.

Dejo el libro en el librero que se encontraba en la habitación de Prince y salió de la habitación sin antes dedicarle una ultima mirada a Prince. Camino lento a través de los pasillos para llegar al estudio privado de Michael. Ya frente a la puerta dedico tres golpes sobre  la madera y espero una respuesta. Su sorpresa fue encontrarse con su esposo frente a ella tras abrirse la puerta.

Ya al interior de la habitación ambos se encontraban sentados sobre el sofá, manteniéndose abrazados contemplando el silencio.

El silencio que los últimos días había sido placentero para ellos. Las largas noches pasaban entre besos y conversaciones donde ambos hacían memoria de aquellos ayeres donde se habían comportado como unos ingenuos chiquillos. 

-- Desde el primer momento en que te vi-- le dedico una dulce mirada. La castaña lo miro embelesada por aquella melodiosa voz. -- Quede cautivado por la belleza que posees, después de conocerte me di cuenta de la hermosa persona que eres. Eres lo que siempre quise tener en mi vida.--

La castaña se acurruco sobre el pecho de Michael, deleitándose con el palpitar de su corazón. Se sintió satisfecha al saber que ella era quien causaba esa sensación.

--Michael-- ella lo llamo con voz delicada.

Michael espero atento a sus palabras mientras su corazón se aceleraba. La castaña se incorporo en el asiento para mirarlo a los ojos.

El percibió con la mirada el movimiento de sus labios y su mente divago entre sus recuerdos.

-- ¿Eres Feliz?--

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Desde el momento en el que llegamos a este mundo, nos preguntamos la razón de nuestro existir. Desde que nacemos somos la alegría de otros, al ser niños descubrir nuestro entorno nos llenamos de alegría y ganas de vivir cada día. Somos seres inocentes que vienen al mundo a cumplir la misión de existir.

Solo existir.

El mundo es cruel, el mundo es malo. Está lleno de misterios inexplicables, pero ¿Qué nos hace vivir en este mundo con solo pasar los años?

Muchos se embriagan a su manera, la fama, dinero, mujeres, un hijo, un Dios. Todos tenemos algo que nos da la razón de vivir. Solo basta con preguntarnos si en realidad lo que hago esta valiendo la pena, si en realidad me preocupa mi felicidad.

No hace falta ser especial para los demás. 

Yo fui especial desde el día en que nací. Esas fueron las palabras que escuche de mi padre y mi madre la primera vez en verme y tenerme entre sus brazos.

-- Michael, no hace falta ser especial ente los demás y tener valor. Tu eres especial, hijo. Por el simple hecho de haber nacido en este mundo--.

-- Porque al ver tus ojos veo la maravilla de este mundo--. 

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Después de tanto tiempo, después de todo mi sufrimiento. Como no pude darme cuenta que debía avanzar y apreciar lo que con tanto esfuerzo había ganado. Contemple a mi esposa, a través de su mirada oliva pude notar el precioso brillo que me cautivo desde la primera vez.

Finalmente me sentía afortunado.

¿Es esta la felicidad?

Lo que siento al contemplar la puesta de sol.

El contemplar las estrellas acompañando a la luna.

Ver el cielo azul decorado con las blancas nueves.

Contemplar el caer de las hojas en  otoño.

Escuchar  el sonido de las teclas adornar el salón.

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Un pequeño se levantó de su cama aún con el sueño reflejado. La causa fue un extraño sueño donde se encontraba justo en medio de un extenso paisaje adornado con bellas flores blancas y rosas.
Él panorama le resultó el más  bonito y decidió echarse a corrector a través del campo de flores.  Hasta que su andar lo llevo a un árbol demasiado alto.
Y si vista se posó al frente tras escuchar una risa.
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-- Hermana--

Él pequeño de cabellos rubios salió corriendo tras la imagen que se alejaba con lentitud. Extendió sus manos con el fin de alcanzarla hasta que la figura femenina paro y el pequeño choco con ella haciendolo caer.
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El momento en que despertó fue al escuchar las teclas del piano sonar.
Con pasos delicados salió de habitación mirando a su acompañante para después depositar un beso en la frente de aquella imagen descansando tan pacíficamente.
Salió de la habitación para dirigirse a la habitación donde reposaba el antiguo piano, pero el escuchar su risa detuvo su andar. El niño no estaba sólo, él aún no podía tocar con aquella destreza.

Sólo había una persona en el mundo que podía tocar de la misma forma en la que había aprendido desde su niñez.

Sus ojos se abrieron a la par al escuchar la melodiosa risa que hace ya años había olvidado. El tono de aquella voz era diferente.

Giró el pomo de la puerta temeroso.

La habitación estaba llena de los resplandecientes rayos de sol.
Y todos caían sobre una preciosa imagen.

De lo más preciado que podía existir en su vida.

Su completa felicidad.


-- ¿Diana?-- las palabras de la castaña hicieron eco en la habitación llamando la atención de los pequeños ángeles.

Ambos le dedicaron una sonrisa a sus padres.

-- ¿Papá, ya eres feliz?-- la madura voz femenina retumbo en su mente.

-- Siempre lo fui--.

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"La felicidad está en nosotros mismos. Sólo decidimos con quién compartirla, por el resto de nuestras vidas."


FIN



14/Dic/2020
















ꕥ 𝔼𝕟 𝔹𝕦𝕤𝕔𝕒 𝕕𝕖 𝕝𝕒 𝔽𝕖𝕝𝕚𝕔𝕚𝕕𝕒𝕕  ꕥ~~M J  ●●Editando●●Donde viven las historias. Descúbrelo ahora