Capitulo 4

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Aparte mis ojos del susodicho y recorri la habitación con ellos. Ni niñera, ni niños. La única persona que había en la biblioteca era aquel hombre grande musculoso, muy enfadado, semidesnudo y con unos extraños tatuajes. ¿Que habia pasado? ¿Dónde estaban los niños? Conte hasta diez trantando de controlar el panico que me estaba corroyendo. Nerviosa no iba a resolver nada. Tranqui ____ el hist...eriqueo dejaselo a Hanna que es su marca registrada. Eso no es lo tuyo.

— Parece que Hanna si tenía motivos para estar preocupada.

— ¿Quién es ese hombre, ____? ¿Dónde está su ropa? ¿Y por qué está envuelto en cinta adhesiva?

— No tengo ni idea, pero pienso averiguarlo — una descarga de adrenalina recorrió mi cuerpo de a la vez que sacaba mi pulverizador de pimienta y entregaba a Liliana mi teléfono móvil —. Sal al porche y llama a la policía al nueve uno uno.

El hombre negó frenéticamente con la cabeza. ¿Quién, excepto un delincuente, pondría objeciones a la presencia de la policía? Desde luego, no un tipo inocente envuelto en cinta de empacar.

Reprimi un arrebato de pánico y volvi a llamar a mis sobrinos.

— ¿Leo? ¿Adriana? ¿Emily? — excepto por los apagados gruñidos del desconocido y la lejana voz de Liliana, el silencio volvió a adueñarse de la biblioteca. Aquel hombre iba a tener que preocuparse de algo más que del pulverizador de pimienta si había tocado un solo pelo de la cabeza de los niños.

Casi de inmediato sonó la sirena de un coche de policía en la distancia. El hombre dejó caer los hombros, resignado. Consciente de que la ayuda estaba en camino y deseando localizar a mis sobrinos cuanto antes, me acerque al desconocido. Excepto por aquellas extrañas marcas en su rostro, no parecía un criminal. ¿Amigo o enemigo? Pronto lo averiguaría.

Nunca había retirado cinta adhesiva de ninguna parte del cuerpo, y supuse que lo mejor sería tomar un extremo y tirar de ella.

— Voy a quitarle la cinta. Si sabe dónde están los niños, más vale que me lo diga de inmediato.

Cerré los ojos y di un tirón.

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Auchh… Eso si que dolio. Pobre boquita mia. Y sin siquiera podia pasar mis manos por ella para aplacar el ardor, pues las tenía atadas a la espalda. No había leído nada sobre aquello en los dos libros de niños que había comprado, pero lo cierto era que, más que mocos con patas, las criaturas a las que me había enfrentado parecían demonios procedentes del mismisimo infierno.

— Los niños están...

No pude terminar la frase pues tres de mis compañeros policías entraron en aquel momento en la biblioteca con sus armas en ristre. Ayy no. Lo que me faltaba. Por que no pudieron enviar a otros tarados… Buff justo esos tres boludos… Grgrgr menuda porqueria.

— Ya puede bajar eso, señorita.

La mina llamada ____ , o mejor conocida como la tia de los encarnados del Diablo siguió apuntando a mi rostro con su pulverizador. Ni siquiera me volvi a mirar a Xavier, que para mi maldita suerte estaba a cargo. No podía decir que el comienzo de la operación hubiera sido estelar.

— No hasta que sepa dónde están mis sobrinos.

Señalé con un gesto de la cabeza las cortinas que flanqueaban las puertas acristaladas.

— La última vez que los he visto estaban ahí.

El pesado terciopelo de las cortinas se agitó. La rubia cabecita de un niño apareció por un costado.

— Hola, tía ____.

Su hermana se asomó tras él.

— ___, _____...

La tia se quedó paralizada por un instante y dejó caer el pulverizador al suelo, pero enseguida reaccionó y tomó a la pequeña en brazos.

— ¿Dónde está Emily? ¿Dónde está su niñera? ¿Conocén a este hombre?

La niña, Adriana, se metió un dedo en la nariz, seguro sintiendose en sus aguas con sus amigos los mocos.

—Yo y Leo hemos metido a Emily en la cama porque era la hora de la siesta y estaba enfadada. Y esa es nuestra nueva niñera — se sacó el dedo de la nariz, y me señaló directamente y sonrió con expresión angelical. Por supuesto, no había dejado de sonreír así mientras me rodeaba con la cinta y me pintaba con un rotulador. Grgrgr… Hipócrita.

— ¿El es su niñera? Oh, Dios santo. — Chillo la tia indignada.

— Justin McCann a su servicio — si diran ese no es tu nombre, pero me había cambiado el apellido para aquella misión.

Aca esta el otro cap , Me agarraron ganas asique voy a subir el siguiente jajajaja ♥ Las amo yyyyyyyyyyyyyyyyyy Sigan -------------------------------------------------->

El Niño Grosero [Novelas de Justin Bieber y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora