Capitulo 10

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+++++++ nara ____

— Lili trae la mantequilla que acabo de convertirme en galleta. La directora de la agencia de niñeras dice que Justin es uno de sus mejores empleados. Y también me ha aclarado que sus métodos suelen ser un poco ortodoxos.

Ortoxodo la leche ese tiene de niñero lo que yo tengo de bailarina de striptease....

— Si vos te sentis satisfecha con sus explicaciones, yo también.

— El problema es que no me siento satisfecha — Y como iba estarlo si lo que me había dicho la directora no cuadraba ni un trocito con lo que habían visto mi ojitos lindos que un dia se comerian los gusanos. Ahí habia gato encerrado. Y nadie me sacaria esa idea de la cabeza, hasta que los hechos demostraran otra cosa como me llamaba ____ Emma Benson.

— Me alegra que por fin lo admitas, querida — dijo Liliana en tono insinuante.

Ufff mi adorable abuela y su mente retorcida.

— ¿Por qué tenes que reducirlo todo a sexo, abuela?

— ¿Y por qué no? No lo menosprecies hasta que lo hayas probado.

— Tengo una extraña sensación respecto a Justin.

Ahhh Caramba _____ acabas de establecer una nueva denominación de la calentura en su versión aguda: extraña sensación.

— Al menos es un comienzo.

Comienzo era poco decir, más bien el intermedio de la historia. Pero las apariencias eran otra cosa. Y la simulación era lo fundamental, mantener mi imagen de mina frigida y desinteresada, porque si Lili se enteraba de la revuelta que habia sufrido a manos de mis hormonas al desatar a Justin, estaria presa y sin pasar por Go, un ataque de hormigas rojas en mis partes intimas seria como recibir una simple caricia en comparación con el ataque masivo por parte de Lili o lo que en su mundo se traducia como una luna miel en una isla del caribe en compañia del niñero. Si como lo ven Lili se las daba de celestina sino pregúnteselo a Hanna que ya tiene tres sustanciales razones para afirmarlo. Lo que si, no me deja de pinchar es: ¿Que rayos tiene ese hombre para embobarme con su aroma?… Mmmm o la textura de su bien formada espalda desnuda… Mmm si ya... Me la consteste yo misma. El niñero estaba para saborearlo enterito con la lengua cachito a cachito.

— ¡Por la mierda, Liliana! Déjalo ya. Lo único que me importa en estos momentos es asegurarme de que los niños estén bien. Hanna mencionó que el ambiente había estado un tanto extraño por aca últimamente.

— ¿Extraño? ¿Por qué no me lo habías dicho antes?

— No quería asustarte. No pudo decirme nada concreto. Simplemente que había sentido unas vibraciones. Al parecer, Joe había empezado a actuar de un modo extraño.

— Hmm. Así que Hanna ha intuido algo... Y Joe nunca es extraño.

Todos en la familia sabíamos hacía tiempo que no se debían ignorar así como así las vibraciones de Hanna. Lo que le faltaba a esta de sentido común le sobraba en instinto.

— Sí, lo sé. Por eso insistió en acompañarlo a Bogotá. Creo que al menos deberíamos quedarnos hasta que los niños acaben de cenar y ver qué pasa.

— ¿Qué estarán comiendo? — la comida ocupaba el segundo lugar después del sexo en la lista de intereses de Liliana. Rosa, cocinera y asistenta de Hanna y Joe, preparaba unos platos exquisitos. —. Voy a avisar a Rosa de que nos quedamos.

— Lo siento, abuela, pero el domingo es su día libre. ¿No te has fijado en que no está?

— Vaya. Qué le vamos a hacer. Pero podemos ir a la cocina de todos modos. Mi estómago se está quejando hace rato. Puede que haya algo decente de comer por aquí.

+++++++ narra Justin

— ¡Guau! Ojalá comiéramos así siempre — dijo Leo.

— Esta es la mejor comida de toda mi vida —Y por primera vez AdriN hablo sin el dedo metido en la nariz.

Incluso la exigente y pequeña Emily parecía satisfecha empujando la comida por la bandeja de su silla alta.

Si lo se, ya se los dije antes. Si me propongo hacer algo sera sin duda lo mejor. Yo soy asi, perfeccionista en todo lo que hago. Bueno no en la limpieza y colocación de pañales pero ahí le vamos.

Y no tenian que picarme un par de abejas para sentirme mas inflado que un globo de lo orgulloso que estaba del banquete que había preparado para los tres diablillos. Era una lástima que la «tía ____», con sus fríos ojos marrones y sus oscuras sugerencias que había hecho respecto a mi sexualidad, no pudiera verme en aquellos momentos.

Baaa… ¿Qué mierda importaba que aquella mina cuestionara mi sexualidad? Eso solo significaba que una vez más había hecho un trabajo de diez ocultando mi verdadera identidad. Uyyy porque si ella supiera mi historial. Uuuuu…

El simple hecho de que el roce de su pelo y la calidez de su aliento me hubieran afectado tanto en la biblioteca mientras me soltaba no significaba nada.

Si nada. Buff ¿Y desde cuando una erección tan dura como el mármol no era nada? Bueno… es… este son excepciones. ¿No? Si casos aislados. Aunque de seguro eso se debio ha los efectos dejados por unos mariscos que me habia tragado la noche anterior. Si eso fue. Yo era muy sucetible a esa clase de comidas afrodisiacas. Esa mina no tuvo nada que ver. De hecho, lo único que significa es que debo mantenerme con las narices bien fijas en mi investigación.

Y como si del Chamuco se tratara que no se puede ni mentar porque se aparece, la tia entró en la cocina en ese preciso momento seguida de Liliana. Y al ver mi banquete sorprendida freno de golpe como carrito chocón y Liliana trasvastillo contra ella.

— ¿Quieren unirse a nosotros, señoras? Hay de sobra —Les ofreci, convencido de haberla impresionado con mis habilidades culinarias y organizativas.

El Niño Grosero [Novelas de Justin Bieber y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora