La tia retiro su mano y dio un paso atrás. Luego bajó su mirada hacia el dragón que yo tenía tatuado en el vientre. Aha tia y esa mirada. Lo admito no me extraña que lo hiciera pues muchas se han sentido atraidas por el.
— Lamento la confusión, pero nadie había mencionado que fuera un hombre, y no parece exactamente una niñera.
Uyy que agria la tia. Y yo que crei aque me merecía un p...oco de consideración después de aquella llamada a la policía que había arruinado mi reputación, y ni hablar del ataque asesino sufrido por parte de los mocos.
— Lo normal es que no haya ninguna confusión sobre mi condición de hombre. Y me encanta ser niñero —otra mentira como aquella y me atragantaría con ella.
La tia miró mis muñecas, a las que les faltaba una banda de pelo, a mi camisa desgarrada...
— Comprendo por qué.
Me vi en el espejo que colgaba de una de las paredes de la biblioteca. Mi rostro y mi cuello estaban llenos de rayas y círculos.
— Menuda obra de arte — sonreí a pesar de mí mismo. Con el pelo de punta, parecía una especie de artista excéntrico.
— Leo y Adriana se la han jugado bien.
— Emily también les ha ayudado — recorde entonces un pasaje de uno de los libros que me había dejado Carla —. Los niños necesitan un escape para su creatividad.
La tia me miró como si me hubiera vuelto loco. ¿Qué tan malo habia dicho?
— Entonces, ¿no piensa renunciar al trabajo?
— Claro que no — «al menos hasta que tenga la evidencia necesaria para atrapar a Joe», añadi para mí —. De hecho, han realizado un buen trabajo. Fíjese en la simetría entre los dibujos del lado derecho y los del izquierdo.
La tia ____ se inclinó para recoger un par de rotuladores del suelo y expuso un notable trasero ante mi atenta mirada, asi que decidi al instante revisar mi opinión anterior sobre ella. Uyy que culo tiene la tia. Ñan ñan.
— Está muy bien que sepa admirar su habilidad artística — dijo la tia cuando se irguió y me miró con una traviesa sonrisa en los labios.
Ay no y esa sonrisa a santo de que. Un mal presentimiento me atraveso, al mismo tiempo que ella me entregó los rotuladores.
— Son permanentes.
Eché otra mirada al espejo y tragué saliva. Ayy noo. Lo que me faltaba.
— ¿Permanentes? — repeti, horrorizado.
— Sí. Me temo que tendrá que esperar a que se le vayan quitando con el tiempo.
La semi sonrisa de la tia ____ dio paso a una franca sonrisa.
Y fue entonces que comprendi en ese momento de dónde habían sacado los diablillos aquella vena sádica. La habían heredado de su tía.
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Me tumbé en la cama de Adriana mientras esta preparaba un té para sus ositos. Leo se había retirado a su dormitorio, en teoría para trabajar en un proyecto para el club financiero infantil al que pertenecía. Yo sospechaba que lo había hecho para evitar más reprimendas.
Miré al roedor que se hallaba en una jaula en un rincón del dormitorio. Silvestre, el gato de la familia, observaba amenazadoramente a la criatura.
— Esa rata me pone nerviosa — ¿Por qué no podían tener los hijos de Hanna una mascota normal, como un hámster?
—Jerry es un ratón blanco, no una rata — dijo Lili, con un encogimiento de hombros —. Pero lo cierto es que no me gustaría que se subiera a mi cama de noche.
Aunque adoraba a mi hermana, no había duda de que teníamos gustos muy diferentes. Mascotas. Profesiones. Casas. Nunca me había sentido cómoda en casa de Hanna. En mi humilde opinión, todo resultaba excesivo y sobrecargado, excepto el dormitorio de Adriana.
— Me encanta este cuarto.
Lili asintió desde el asiento que ocupaba junto a la ventana.
— Es encantador, ¿verdad? Cada princesita debería tener su propio castillo.
Miré al techo y casi imaginé que las nubes blancas que lo adornaban se movían sobre el azul del fondo. En una pared había pintado un unicornio ensillado y amarrado, un mítico corcel que parecía esperar a un príncipe ausente. A mi no solo me gustaba aquel cuarto, sino que me profesaba una adoración que no encajaba del todo con mi naturaleza pragmática. Y hablando de no encajar...
— No sé qué pensar del nuevo niñero...
— Yo tampoco sé mucho sobre él, querida, pero no hay duda de que es muy buen mozo. Y a los niños parece gustarles.
— No quiero pensar en lo que le harán cuando decidan que alguien no les gusta. Lo han atado y lo han amordazado, Lili.
— Exacto. A pesar de lo vulnerable que era en esas circunstancias no le han hecho daño.
— Pero algo no encaja. Es un tipo enorme y tan... hombre.
Nada (:(: SIGAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN --------------->> NOSE LOS/AS AMO ♥