++++++++++ narra ____
Llevaba toda la mañana tratando de ponerme en contacto con Joe y Hanna sin ningún éxito, de manera que decidi acercarme al despacho de Joe. Tal vez Alexia había tenido noticias de ellos.
En la cocina me encontré con Rosa. Me alegré de ver su agradable rostro después de haber pasado dos días encerrada en mi dormitorio a causa de la gripe.
—¿Se siente mejor, querida?
—Mucho mej...or, gracias. Y usted no se siente mal, ¿verdad?
—No, gracias a Dios. Estoy sana como un caballo. Y ahora que se siente mejor, ¿piensa volver a su casa?
—Oh, no. Creo que nos quedaremos hasta que vuelvan Hanna y Joe—o hasta que yo averiguara quién estaba metiendo su hocico en el despacho de mi cuñado.
—Solo lo preguntaba por saber cuánta comida iba a tener que preparar. Estoy segura de que a los niños les encantará que se quede.
—Es muy agradable pasar unos días con ellos.
—Uno no sabe cuánto significa la familia hasta que se queda sin ella —Rosa puntuó sus palabras con un pesado suspiro.
Sali de la cocina sin querer meterme en los asuntos de la cocinera. En realidad apenas sabía nada sobre ella. Al parecer, no debía quedarle mucha familia y la echaba de menos.
Pero era difícil sentir melancolía bajo los rayos del sol en el patio trasero. cerré los ojos y me detuve un momento con el rostro alzado hacia lo alto para absorber su calidez.
En la quietud del momento, la voz de Alexia llegó hasta mí a través de la ventana abierta del despacho.
—Asegúrate de aparcar en la calle y reunirte aquí conmigo mañana a medianoche. Sí, tengo una llave y es segura. Nos servirá para entrar en el despacho. Vos asegúrate de utilizar la entrada de la calle. Adiós.
¡Jollines! Y dizque Doña pechugona no vistaba el despacho en la noche. Mira vos. ¡Que detalle tan peculiar! ¿Y quien seria la otra persona con la cual hablaba? Quien sabe, pero yo lo iba a descubrir. No sabía como, eso si el donde lo tenia como luces de neon en mi mente. Yo tambien visitaria el despacho.
Retorné con discreción el camino andado. Ya no importaba si Alexia había tenido noticias de Joe y Hanna o no. Era mucho más importante averiguar con quién se iba a reunir al día siguiente en el despacho de Joe... y por qué.
++++++++++ narra Justin
—¿Amelia? Hola. Soy Justin Bieber. Tu tío David me ha dado tu número. He pensado que tal vez te gustaría comer algo e ir al cine.
—Hola. Tío David mencionó que tal vez llamarías. No soy muy aficionada al cine, pero me encantaría ir a comer —la voz al otro lado de la línea sonaba como una versión femenina de David. Dadas las circunstancias, a mi ni siquiera me importaba que se pareciera a él.
—¿Qué tal esta noche?
—Sé que se supone que una chica no debería aceptar una primera cita el mismo día que se la proponen... pero estoy disponible.
—Estupendo. ¿Qué te parece si paso a recogerte a las siete? —Y anoté las direccion que me recito —. Nos vemos entonces.
Colgue y me seque el sudor de la frente con el antebrazo.
Y como dice el viejo dicho: nunca digas que de esa agua no beberas, por que al final te tiras el jarrón entero, o como dicen mis camaradas no escupas para arriba que luego se te cae la baba en la frente.