Mis ojos se abren despacio, miro a mi alrededor, estoy en mi habitación, en mi cama y quieta boca arriba.
-Gracias a Dios- se escucha un susurro a mi lado.
Luego la mano de Mamá está acariciando mi mejilla.
-¿Cómo estas, corazón?- puedo ver su preocupada mirada.
-Bien, algo mareada- murmuro suspirando.
-¿Te acuerdas de algo?
-Sí- afirmo -la vi, por segunda vez- mis ojos absorven lagrimas.
-El psiquiatra lo dijo, estas alucinaciones pasarían en algún momento- sonríe tristemente ahora con su mano en mi cabello.
Cierro mis ojos para deshacerme de las lagrimas acumuladas.
-Lo sé- miro a mi alrededor y no veo a nadie máz que Mamá -¿dónde está Niall?
Su cara se tensa.
-Mamá
Ella suspira.
-Le pedí que se fuera..
-¿Qué?, ¿por qué?- comienzo a alterarme.
-No quiero discutir, menos si estas débil- me regaña.
-No tenías el derecho de correrlo- ignoro su comentario.
-Basta, ________, no lo quiero cerca tuyo y ya- se incorpora -ahora quiero que te relajes e intentes dormir, te traere tus medicamentos.
Y sin dejarme decir nada, desaparece de la habitación.
Me siento en medio de la cama, estoy algo mareada, me doy cuenta de que mi desmayo fue el por qué de mi angustia en la mañana. La primera vez que me paso esto fue un mes luego de la muerte de Sam, Papá enloqueció y me llevo con un psicólogo, quien me recomendó un psiquiatra, vaya caso el mío, estube unas largas sesiones con psiquiatra y me recomendó algunos pocos medicamentos, lo que me descoloca ya que nunca quise ser una chica enfermiza, de una u otra forma tengo demonios dentro. Algo que pocas personas saben, solo Mamá y Papá.
Marcel entra a la habitación luego de tocar dos veces, me sonríe dulcemente y se sienta en el borde.
-¿Cómo estas?- toma mi mano y la acaricia despacio.
Él siempre ha querido ser paternal conmigo, y no es algo que me moleste mucho.
-Bien- sonrío de una forma tranquilizadora -solo fue un mal estar.
-Tu madre casi muere del susto..
Y cuando dice eso, pienso en cuando llegaron, ¿minutos después?, porque si bien recuerdo, solo estaba con Niall y Alex, el pequeño.
-¿Cuando llegaron?
-Según tu amigo, por suerte unos pocos minutos después, te colocó en el sofá, y me dijo que te habias desmayado en la cocina. Estaba muy preocupado- señala hablando del rubio.
-Mamá no tenía por qué correrlo- niego con la cabeza, molesta.
-Debes entenderla, se puso nerviosa, y reaccionó mal- intenta aclarar con una voz suave.
Yo solo suspiro.
-Aquí está tu pastilla- me entrega una pildora en la mano -ahí está el agua.
Me volteo hacia mi mesita de noche y alcanzando el vaso, Marcel me lo entrega, rápidamente ingiero el medicamento.
-Bien, supongo que ahora querras dormir, solo venia a saber como estabas y por supuesto, agradecerte por cuidar tan bien de Alex, me contó que le hiciste su comida favorita y vieron su película favorita también- ríe, contagiandome un poco.