DOS CAMINOS

Capítulo 24

-Sí. -Respondo.

-No. -Responde rápidamente la señora Osorio.

-¿Sí o no? -pregunta Jose aún confundido. Su madre suelta un bufido, rodando los ojos.

-Sí, el amiguito de ésta niña, se comportó muy groseros con migo durante mi vuelo ha Miami.

-Señora Osorio, le pido una gran disculpa a nombre de mi amigo, él se estresa durante los vuelos. -Al parecer Mad no es tan fan de Jose, si no, no hubiera reconocido a la mamá de su "ídolo".

-Como sea. - me fulmina con la mirada. -Samy, cariño, ven. Iremos a visitar a tu abuelo al trabajo.

-¡Si! -Exclama la pequeña rubia, dando saltitos hacia su abuela.

-¿A qué hora la atraerás? Caro me la encargo todo el día. -le pregunta Jose y le da un beso a su mamá en la frente.

-No te preocupes, tu divierte con tú amiguita. -Dice y le estira la mejilla a Jose.

-Madre... -alarga la palabra.

-con permiso. -Dice la señora, toma la mano de Samy y se encamina hacia su auto.

-Creo que no le agradas a mi madre. -Me informa Jose cuando vemos el auto desaparecer.

-¿No me digas? -pregunto por su obvio comentario.

Después de ese momento incómodo con la madre de Jose, Jose me guía su lujoso ferrari rojo, subimos y él comienza a conducir.

-Después ¿Me podrías dejar en el aeropuerto? -Pregunto.

-Claro, ¿pero no prefieres mi jet? Te dije que te lo prestaría, sólo tendríamos que esperar a que llegue mi equipo, según lo que me informaron es que llegan en unas horas.

-No, gracias, necesito salir lo más antes posible.

-Pues como quieras. -Dice en tono serio. -Jesthenne, hay un tema que ha estado rondando en mi cabeza, las últimas horas. -dice sin despegar su vista de enfrente.

-¿Así? ¿Qué tema? -pregunto rezando para que no se refiera a nuestro beso.

-El beso de anoche, ya sabes.

-mjm, lo sé.

-Bueno sólo quiero decir que fue un error, nunca debió pasar. Perdoname -dijo con tono serio. ¡AUCH! Eso dolió.

-ammm..Sí pienso lo mismo, por eso no había tocado el tema y ni lo pensaba hacer.

-Bueno será nuestro secreto, Parcera. -pone su vista en mi, sonríe y vuelve a mirar al frente rápidamente.

¿Parcera? ¿Me dejó en la friendzone?
Ninguno de los dos hablamos, sólo escuchábamos la musica del celular de Jose, ya que lo había conectado al auto, y así hasta llegamos a nuestro destino.

-Okay, Aquí tienes unas gafas, pontelas y ponte el gorro de la sudadera. Haré lo mismo. -Me entrega las gafas y saca otras de abajo del asiento.

-Oye, ya sé que hacer. No necesito instrucciones. -río.

Cuando estamos listos bajamos del auto y caminamos a la entrada del lugar. Todo está muy pacífico, ¡Que bien!
Jose me guía a una tienda y entramos, sólo tome un cambio que consiste en..(Foto allá arriba, claro, sin los lentes y el café)

A la hora de pagar Jose no me dejó hacerlo y pagó él. Eso es algo que odio, no me gusta que alguien más pague mis cosas, para eso Yo gano mi propio dinero.

Al parecer nadie nos reconoció, solo la cajera de la tienda, la cual saludó a Jose muy amigablemente, tal vez sea cliente frecuente. Es raro salir y que nadie vaya atrás de ti para obtener un autógrafo o una foto.
Salimos del lugar rápidamente, cuidando nuestras espaldas para que nadie nos viera y subimos al auto nuevamente.

-¿Si quieres podemos ir a mi casa para que te cambies de ropa? -Me guiña el ojo.

-No, lo haré en el aeropuerto. -digo, él asiente, comienza a conducir y le llamo a Maddox.

-¿Qué hubo? -contesta sin importancia.

-¿Cómo que "qué hubo"? -respondo algo molesta y suelta un bufido.

-¿Qué pasó? -Pregunta.

-Voy parar el aeropuerto, en unas horas llego.

-¡ah! Se me olvido avisarte que me vine a Miami.

-¿QUÉ? ¿POR QUÉ? Quedamos que me esperarías. -pregunto un molesta.

-Tú padre me obligó cuando se enteró de todo, Aparte ya era demasiado el acoso que tenía en el hotel por parte de los reporteros. Tienes que dar la cara Cruaylie. -me advierte.

-Lo haré cuando sea el momento. Te veo en unas horas, ¿Cómo está mi bebé?.

-Claro que sí y pues un poco molesta porque te fuiste con mi novio, pero todo bien. -dice haciéndose la víctima.

-Hablo de Cleo.

-ah, bien, está en el jardín.

-ya la extraño, dale un beso de mi parte y dile que la amo, ¿Okay?.

-Okay, bye ya va a empezar mi programa. -contesta Mad

-Bye, te quiero. -Cuelgo.

-¿Tienes una hija? ¿What The Fuck? -pregunta Jose, desconcertado.

-Si, es mi gatita. La amo. -Sonrío ampliamente.

-En ese caso yo también tengo dos hijos. -Sonríe.

-¿ah si? -Pregunto curiosa.

-Sí, Enzo y Dino, son dos perritos Akita Americano. -sonríe sin despegar la vista de la carretera.

-¿Y por qué no los vi?

-Están en el veterinario, ya sabes, chequeo rutinario, por cierto, los tengo que recoger el la tarde.

-Oh.

Unos minutos después llegamos al aeropuerto, Jose estacionó en frente de éste. Desde afuera se veía que estaba lleno.

-Bueno, gracias por todo, espero que todo este problema se arregle lo más pronto posible. -Me despido de Jose.

-¿Por qué te despides? Todavía no es el momento. -desabrocho su cinturón de seguridad.

-Explicate.

-No entrarás sola te acompañaré. -dice girándose para abrir su puerta pero lo detengo del brazo antes de que lo haga.

-¿Estás loco? ¿Acaso no vez toda esa gente? -Señala hacia el lugar con mi mano libre. -Nos reconocerían.

-¿Y? No dejaré que entres sola a la boca del lobo. -se safa de mi agarre, baja del auto y abre mi puerta. -Ponte las gafas y el gorro, ¿Quiéres?.

-Ya voy. -lo hago y me ayuda a bajar.

Caminamos hacia la entrada, con nuestras cabezas agachadas tratando de tapar nuestros rostros y todo va bien, entramos y caminamos hacia una ventanilla.
Nadie nos ve, todo el mundo está en lo suyo, ¡Maravilloso!.
Compré el boleto, ahora si con mi dinero, logré convencer a Jose.
¡Todo va tan bien! Me siento aliviada.
Mi vuelo sale en 20 minutos, así que tengo tiempo para cambiarme.

-¿Y ahora qué? -dice Jose, rascando su nuca.

-Creo que ya deberías de irte antes de que alguien te reconozca, estamos en tu ciudad es obvio que alguien lo hará. Yo tengo que cambiarme e ir a revisión, sabes que se demora un poco y no quiero perder el avión.

-Claro. -Se limita a decir.

Coloca ambas manos en sus bolsas delanteras del pantalón. Sin pensarlo acorto los centímetros que nos separan y lo abrazo, pasando mis brazos por en medio de los suyos, colocando las palmas de mi mano sobre su espalda, haciendo que el me corresponda al abrazo, así nos quedamos por unos segundos en silencio, un silencio lindo, para nada incómodo.

-¡SON ELLOS! -Grita una adolescente atrás de mi.