Capítulo 33

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-Jesthenne, te pido una disculpa por este circo. A veces Jose suele comportarse como un niño, es algo con lo que hemos lidiado desde siempre.

-Me lo imagino, debe de ser molesto que se comporte como toda una diva. No te preocupes, Fabio. Todo está bien. -Nos detenemos ya afuera del restaurante. Ahorita mismo me siento tan enfada, tan culpable de todo, solo quiero irme y estar sola.

-No sé que haya pasado entre ustedes y tampoco voy a interferir, los dos son adultos, bueno, Jose no se comporta como tal pero ambos saben lo que hacen, deben de tener cuidado, porque no sé como controlaríamos otro escandalo, no se puede tapar el sol con un dedo.

-Descuida, no volveré a tener comunicación con Jose hasta que sea la fecha de presentación que mi papá y ustedes decidan. -Confirmo.

-Ya estoy aquí. -Informa Mad con la voz agitada.

-Bien, vamos a darle indicaciones al chofer. -Dice Fabio.

***********

-¿Qué fue lo que pasó allá adentro? -Es lo que primero que pregunta Mad al cerrar la puerta de la casa, detrás de mi.

-MAD, ¿QUIERES CALLARTE? -Respiro profundo. -¡Durante todo el camino me has preguntado mínimo unas 200 veces! Si no te he respondido es PORQUE TÚ MISMO VISTE. DEJAME EN PAZ. ¡POR DIOS!

-Por favor no me grites, Sabes que soy sensible. -Coloca una de sus manos sobre su pecho y yo entorno los ojos. - Pero tuvo que haber una poderosa razón para esa escena.

-¡No quiero hablar de eso, no pasó nada! -Subo las escaleras con pesadez.

-¿Desde cuándo dejaste de confiar en mi? -Se le entrecorta la voz y sube las escaleras rápidamente, rebasandome.

-¡Espera! -Le hablo antes de que llegue al ultimo escalón, este se detiene y gira para verme. puedo notar que sus ojos están cristalizados.

Genial, lastimé a mi mejor amigo.

-¿Qué?

-Te diré lo que pasó.

-¡No, no te sientas obligada!

-Mad, por favor -Le ruego pero a él parece no importarle porque se va dejándome ahí sola.

Termino de subir las escaleras y me dirijo a mi habitación.

**********

Unos maullidos me van despertando poco a poco, abro los ojos con pesadez, los tallos, me giro hacia la puerta y ahí está Cleo. Tiene hambre y por eso quiere salir, supongo.

Retiro el cobertor, me siento en la cama, Cleo maulla mucho más fuerte, bostezo, estiro mis brazos y Cleo se acerca maullando.

-Ya voy, Ya voy. -Le digo poniéndome mis pantuflas.

La cargo y le doy un beso en su cabeza, pero está bastante huraña, lo único que ella quiere en este momento es comer. La pongo en el suelo, abro la puerta, mi gata sale disparada hacia las escaleras, voy detrás de ella y veo que hay un par de maletas.

No,no,no,no,no.

-¡MADDOX! -Bajo rápidamente y Cleo se adentra a la cocina. -¡MAD!

-No grites. -Responde Mad, saliendo de nuestra biblioteca con una caja.

-¿Es en serio? ¿Te vas?

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