Capítulo 26 | Decisiones.

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Decisiones
Resolución que se toma o se da con referencia a una cosa o situación dudosa.
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San Valentín caía justo en fin de semana; tenían planes. Ana había conseguido los días para pasarlos juntos en Water Mill, y también se habían encargado de que la casa estuviera sin personal de servicio para disfrutarla por completo.

—Lo siento, nena. Sé que te prometí que te recogería en el hospital y nos iríamos directamente, pero ha surgido algo inesperado y no podré dejar la fiscalía temprano. Coge un taxi y espérame en casa, por favor. Sé que hoy hice que te fueras sin el coche, porque debía pasar a buscarte, y te juro que lo siento.

—Cogeré un taxi, no te preocupes; te estaré esperando en casa.

—¿Seguro que cogerás un taxi?

—Christian... no empieces; sé lo que estás pensando, iré en taxi.

—Mierda, te juro que intento no desquiciarme de celoso, pero es más fuerte que yo. —Se pasó una mano por la frente y probó a cambiar rápidamente de conversación—. Tengo envuelto mi regalo especial, nena, el que me diste para mi cumpleaños... quiero que juguemos mucho con esa tinta de caramelo.

—Me alegra saber que lo has recordado. Estoy deteniendo un taxi, Christian.

—Bien, te veo en un rato. Ahora te dejo, así acabo rápido con esto.

[...]

—Eres un litigante cínico, no me extraña que, como fiscal, seas peor. —El abogado de la parte defensora se apresuró en el pasillo para evitar que Grey se le escapara. Éste se dio media vuelta y le sonrió de lado.

—Hago mi trabajo, Woods, y me gusta hacerlo bien; sólo estoy pidiendo que se revisen las pruebas que ha presentado la defensa.

Continuó caminando sin darle importancia, pero el otro abogado continuó.

—Las pruebas que hemos presentados son reales, no son inventadas. ¿Qué ocurre, Grey?, ¿eso es lo que acostumbras a hacer?

—Uuuh, cálmate, Woods, ¿o acaso estás buscando un arreglo con la fiscalía? Porque, si no, no le veo el sentido a que me hayas venido a plantar cara, y mide tus palabras, por favor: yo no he dicho que las pruebas sean falsas, sólo he pedido una revisión. Santo Dios, estás muy nervioso —dijo mofándose de él —; no pongas en mi boca palabras que no he usado, y tranquilízate... si todo está bien, no veo por qué estás tan irritable.

—Eres un gran cínico.

—Te sugiero que hagas tu trabajo, Woods —lo señaló con un dedo—, y que lo hagas bien, porque soy un implacable defensor de la ley; respeto las leyes, pero no me siento condicionado por ellas. Eres hábil, pero sé que yo lo soy el doble; no olvides que estuve sentado en el sitio donde estás tú hoy y que mi maldita firma es una de las mejores de Nueva York, soy algo así como la voz de la experiencia.

—Al carajo, Grey, no podrás probar nada.

Christian estaba a punto de salir de los juzgados, pero se volvió.

—Ten por seguro que probaré lo que sea que tenga que probar —le habló a tan sólo unos centímetros de distancia— y ahora, si me disculpas, me voy, porque mi fabuloso fin de semana ha comenzado. Me espera mi encantadora novia, una médica con el trasero más hermoso que ni siquiera puedas imaginar tener entre tus manos, con quien me iré a pasar unos días de ensueño a Water Mill, a bordo de mi biplaza del Cavallino... o tal vez lo deje en mi garaje y me vaya con el BMW —frunció la boca—; aún no lo he decidido, tal vez decida usar mi Cadillac.

Peligroso Amor©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora