¿Dónde están?

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¡Claro! ¿quién más podría querer dañarlos tanto? Debían de guardarles mucho rencor luego de que ellos decidieron rehacer sus vidas juntos y de que estuvieran tan felices, o bueno, estaban. Pero de todas formas, ¿tanto odio como para robarse a sus bebés? Fue ahí cuando se dieron cuenta que Gerardo había sido despedido de su empleo y Elizabeth, nisiquiera era considerada para las novelas. Debían estar pasando por una crisis económica, o algo así.

X: ¿Disculpen?.- interrumpió el policía su charla para ver si encontraban algo más.

Silvia: Elizabeth Álvarez y Gerardo Casanova, esas son las dos únicas personas que posiblemente nos guarden rencor.-

X: Tengo entendido que son sus ex parejas ¿verdad?.- decía mientras comenzaba a anotar en su planillera.

Silvia: Sí, así es. Son las únicas posibles personas, no tenemos a nadie más.-

Jorge: Creemos que están pasando por una crisis económica, quizá quieren dinero a cambio de los niños.-

X: Muy bien, vamos a investigar ya mismo. Cualquier llamada que reciban acerca de esto, necesitaremos saber.-

Silvia: Por favor oficiales, les ruego que encuentren a mis bebés lo más rápido posible.- decía mientras se levantaban de los sillones para acompañarlos a la puerta.

X: Ahora mismo vamos a trabajar en ello, los rastrearemos e investigaremos si ellos tienen a los bebés. No se preocupen, que nosotros los vamos a recuperar. Sólo les pido que por favor no hagan nada si nosotros no se los pedimos, esto puede ser muy peligroso y no sabemos a qué nos estamos enfrentando.-

Silvia hizo caso omiso, ya tenía planeado todo lo que haría. No se iba a quedar de brazos cruzados, sus hijos corrían peligro.

Luego de despedir a los policías volvieron a la casa y empezaron a dar aviso a todos sus familiares, tratando de ser lo más discretos posible para no ocasionar que la prensa se enterara y armara un escándalo gigante.

El resto de la tarde se quedaron investigando sobre dónde estaban, y, por supuesto sin parar de llorar.

Jorge decidió preparar algo de cenar y dejó a Silvia sola en la sala; era hora de poner en marcha el plan.

Subió y se cambió de ropa, tomó unas cosas y salió de la casa en su carro lo más rápido posible para que Jorge no la viera.

Empezó a recorrer la ciudad sin saber realmente qué hacer, ni siquiera sabía dónde podían estar. Paró un momento frente a la plaza en la que Tomasina llevó a los niños y bajó, buscó el asiento en el que ellos habían estado y fue hacia allí, tenía que encontrar siquiera una pista.

Después de estar una media hora allí, encontró el chupón de Luisito, y le provocó un llanto demasiado fuerte. Se armó de valor y trató de pensar dónde podían estar.

Hasta que recordó una pequeña vivienda que tenía Gerardo en un pueblecito a pocos kilómetros de la ciudad, ahí podía ser el único lugar donde podían estar, o lo único que se le ocurría.
Corrió a su auto y comenzó a conducir hacia el pueblo. En menos de media hora ya se encontraba ahí, no sabía a lo que se enfrentaría y le aterraba, estaba a punto de arrepentirse cuando escuchó el llanto de Guadalupe.

Bajó del auto y rodeó la casa, miró por la ventana sin hacer ningún ruido y no pudo contener el llanto nuevamente, la escena que veía le destruyó el corazón. Elizabeth le estaba pegando a Lupita y le gritaba que dejase de llorar, estaba decidida a entrar pero piso sobre una rama y un perro empezó a ladrar, no podía quedarse ahí, la verían.

Pero ya estaba ahí, era ahora o nunca, sus hijos estaban ante todo.

Demasiado tarde.

Cuando se quiso hacer para atrás, sintió que le ponían un paño con un fuerte olor que la durmió enseguida, haciéndola perder el conocimiento.

Jorge ya había recorrido toda la casa y todo rincón pero no encontraba a Silvia por ningún lado, ni siquiera la había escuchado cuando salió. Si carro no estaba, y estaba seguro que había salido a buscarlos.

Llamó a la agente Delia, quien llevaría el caso, para avisarle lo ocurrido con Silvia.

Minutos después de cortar, le llegó una llamada de un teléfono privado, extremadamente asustado y agitado atendió.

...

X: 2 millones de pesos.- una voz ronca que parecía estar alterada con un paño.

J: No te atrevas a tocarles un solo pelo a mis hijos porque te mato.-

X: ¿Y Silvita? ¿a ella sí?  Porque se ve taaan bien con esos jeans que uno se puede enloquecer.-

J: ¡¿QUE?! ¿SILVIA TAMBIÉN ESTÁ ALLÍ?.-

X: Pues claro, la tonta no se pudo aguantar un cachito más a que les llamara y tuvo que venir corriendo. Pero ya sabes, 2 grandes o empieza a despedirte.-

J: No no, no les hagas daño. Está bien, los voy a conseguir. ¿Dónde los dejo?.-

X: Oye oye, tranquilo, no quiero nada de policías, irás sólo. Veo a una persona contigo siquiera y empiezo por el pequeño Luisito. Jajaja. Yo te diré dónde lo dejarás. Ah, casi me olvido, sólo tienes 16 horas, sino, adiós Tijuana.-

Se cortó la llamada.
...

J: ¿Hola? ¡¿HOLA?! CONTESTA MALDITO.-

Corrió a su despacho y fue hacia un gran cuadro que había detrás del escritorio, lo quitó rápidamente y luego abrió una especie de ventanita del mismo tono de la pintura de la pared. Puso la clave y abrió la caja fuerte, sacó todo el dinero que tenía allí y lo tiró sobre el escritorio para contarlo.

Un millón exacto.

Pegó la mesa con sus manos y gritó fuertemente.
Guardó todo de nuevo y se fue de la casa con dirección al banco. Verificó su cuenta y sí, lo que pensaba, aún le faltaba mucho.

Cuando salió de la caja se dio cuenta de la hora que era, 2:00 AM, tenía exactamente 15 horas para conseguir el dinero.
A esa hora no podría pedir un préstamo, así que lo mejor sería irse a su casa y esperar que amanezca.

Silvia empezó a despertar, cuando intentó moverse sintió un gran dolor en las muñecas y tobillos, intentó abrir los ojos pero tenía un paño, como pudo se safó y trató de recordar dónde estaba.

Un lugar que aparentaba ser un ático, pero sucio y con una rata muerta en el rincón de enfrente. Ella estaba encima de un colchón también sucio y roto. Quiso sacarse las sogas que tenía amarradas en las muñecas pero eran nudos demasiado fuertes. Escuchó que bajaban la escalera para entrar y lo que menos se esperaba, fue lo que vio.

Silvia: ¿Qué haces tú aquí? ¿Emmanuel?.-

Se acerca el finaaal, ¡disfruten estos capítulos!
Oigan, no se dan una idea lo difícil que es escribir capítulos de secuestros, les juro que admiro a los que hacen esto, es suuuuper difícil.
Las quiero, gracias siempre.

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⏰ Última actualización: Sep 26, 2017 ⏰

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