19-Convirténdome en una chica de Vulterra, italiana y ¿Vulturi?

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Me alistaba para mi salida a las calles de Vulterra, quería tomar aire libre y bueno, hoy saldría con Alec a Vulterra, seria mi guardaespaldas. ¡Eso es genial! ¿Quién no quiere tener a Alec como guardaespaldas? Yo si.

Con la ropa que hoy me pondría creo que llamaría la atención, pero no me molestaba en lo absoluto, mi vestimenta consistía de un pans color naranja  y una blusa de manga larga blanca y encima una chaqueta de color naranja igual, me puse mi tenis en mi pie sano; me peine y me deje mi pelo suelto.

En la calle había sol, solo que este no calentaba nada, así que saldría con unos lentes obscuros, ya estaba lista, solo tomaría las llaves de mi habitación y mi celular móvil, también un poco de dinero para lo que sea, aunque la verdad ¿Cómo es que tenia dinero? La verdad no lo sabía, pero qué más da.

-Bien creo que ya estoy lista- me mire de arriba abajo, también mire toda la habitación por si se me olvidaba algo.

Me senté en mi cama a esperar  a Alec, solo faltaban como unos diez minutos, creo que ya no tardaba.

Toc, toc, toc.

Se escucho la puerta, ese era Alec. Una estúpida sonrisa se me asomo por mis labios, debería borrarla ya.

Me dirigí hacia la puerta para abrirle, tome el pomo y lo gire, abrí la puerta y lo vi a él, tan hermoso como siempre. Pero su vestimenta no era la de siempre.

Su ropa consistía en una camisa de botones blanca y un pantalón de mezclilla de color negro, tenis Nike, simplemente… excelente.

-Estoy listo, ¿Podemos salir ahora?-

-Yo… sí, claro- Dios, tenía que dejar de babear.

- ¿Qué pasa?-

-Es que yo… ¿Tu ropa la cambiaste?_ le dije dándole la espalda para poder serrar mi puerta.

-Si bueno, tenia que parecer normal, ¿No?-

-Sí, claro-

- ¿Qué? ¿Me veo mal?-

-No, no, no, para nada, es solo que… te vez… muy bien-

¡Dios! Este chico sí que me hace sonrojar.

-Está bien, creeré en ti_ él sonrió tiernamente y me indico con su mano que caminara.

Empezamos a caminar tranquilamente, él no me apuraba ni nada de eso, al contrario; él iba a mi paso, creo que yo lo atrasaba.

-¿No te desesperas en ir a mi paso?-

-Ah, no te preocupes, estoy bien, me acostumbre cuando estuve contigo-

-¿Enserio?-

-Sí, y de echo… también me acostumbre a otra cosa- dijo volteando a otro lado.

- ¿Qué cosa?- pregunte curiosa, creo que la curiosidad mato al gato.

-Bueno… no tiene importancia-

-Dime, yo quiero saber Alec_ pare un momento por dos razones, la primera era que me había cansado con las muletas y la segunda era porque quería que Alec me dijera a que otra cosa se había acostumbrado.

El suspiro para después mirarme a los ojos…

-También me acostumbre a… tu sangre_ lo dijo como si fuera un pecado.

Bueno, viéndolo de otro lado tenía que asustarme. Cualquiera en sus cinco sentidos se asustaría, cualquier humano normal, cualquier… ¡Demonios! Cualquier persona se asustaría menos yo, yo no soy normal.

-Alec, no me asusta, al contrario, me siento orgullosa de ti- le dije sonriendo tiernamente.

-¿Enserio?-

-¡Claro! Me siento orgullosa de que puedas controlarte, eso te hace fuerte-

-Gracias-

-No me las des-

Nos quedamos mirando por unos instantes, el calor subió a mis mejillas, me había sonrojado.

-Te vez muy bien-

Su comentario me confundió.

- ¿Cómo?-

-Que te vez muy bien, con muletas y todo… y sonrojada-

-Oh… ¡Oye no te burles!- le reclame en broma cuando me di cuenta que había notado mi sonrojo.

-Ok, perdona, no quise ofenderte- dijo riendo aun, el sabia que no me había enojado.

-Ahora por burlarte de mi sonrojo, me pagaras un capuchino- le dije apuntándole con mi medo índice.

-Lo que tú quieras, así que andando-

Empezamos a caminar de nuevo, ya estábamos cerca de la puerta de salida. Cuando llegamos el me abrió la puerta y salimos al exterior, me di unos minutos en respirar el aire y mirar todo a mi alrededor.

-Extrañaba esto-

-Te prometo que saldremos más seguido-

-Gracias Alec-

-De nada-

Retomamos el camino para poder ver todo lo que existía en este precioso lugar, el lugar que estaba custodiado por los Vulturis.

(Salto - espacio)

-Y  aquí esta lo que prometí, un capuchino de sabor vainilla francesa-

-¡Gracias! Eres el mejor-

-Lose, pero con un gracias bastaba- rio dulce mente y yo me uní a él.

Estábamos sentados en una de las mesitas de aquel Starbucks, el lugar tenia algo de gente, pero aun así estábamos muy cómodos. Él me contaba cosas que hacía en el castillo, me decía que en su tiempo libre él se la pasaba leyendo y que en ocasiones también tocaba el piano.

-Por cierto, ya eres una chica Vulturi_ me dijo Alec.

- ¿Y eso porque?-

-Aro te considera parte de los Vulturis, Marco y Cayo también, si ellos te aprueban entonces lo eres-

-Genial, ya formo parte de tu familia y yo sin enterarme-

-Te lo dirán después oficialmente, pero por ahora quiero que lo tomes en cuenta, eres una Vulturi mas-

-Entiendo, ¿Sabes? Ya soy una chica de Vulterra, soy italiana y también ahora soy una Vulturi, aunque muy bien el hablar el italiano no lo sé-

-Eso es mejor, estarás protegida por todos nosotros, y lo de italiano por eso no te preocupes, para estoy yo- me sonrió dulcemente.

-Gracias-

Nos quedamos mirando, él estaba en frente de mí, estábamos muy cerca… demasiado cerca. No se si él se daba cuenta que nos acercábamos, al menos yo sí y no quería a serme para atrás, ansiaba tanto este momento…

La posibilidad de un error... ¿Alec Vulturi en mi cuarto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora