39- La muerte de Damián.

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Creo que ya llevaba más de dos días aquí encerrada, y el frio no me ayudaba mucho. Estaba tan… mal, creo que el frio que sentía me estaba haciendo enfermar.

Casi no comía, no era que Damián no me lo trajera, pero yo no podía tener hambre en esta situación, él me trajo una manta pero eso no me bastaba, estaba tiritando y creo que mis labios se encontraban de un color morado.

—   Por favor… déjame ir- suplique.

—   Lo siento mucho mi amor, pero no puedo dejarte ir, tu me perteneces-

—   Entiende que no te pertenezco, no soy un objeto-

—   ¿No me perteneces? Pues entonces no le pertenecerás a nadie-

Él se acercó a velocidad increíble y me tomo de las mejillas, me robo un beso que no fue muy delicado que digamos además de la repugnancia que sentía cuando él me tocaba.

Trate de alejarme, pero con las manos atadas no podía hacer nada.  Solo movía mi cabeza de un lado a otro, mis piernas también estaban atadas con cinta.

Un ruido, que no sonaba para nada humano se escucho fuera de la cabaña.

-Estúpidos chuchos, ¿Cómo nos encontraron?-

Él se separo de mi y se fue fuera de la cabaña, dejándome sola y muriéndome de frio.  Los ruidos que habíamos escuchado se empezaron a escuchar más fuerte, no podía distinguir que era ese sonido, pero se escuchaba como un rugido gutural, era como una bestia muy enojada.

Yo seguía tumbada en una esquina de una pequeña cama, donde en las piernas me cubría una manta, que no me ayudaba con el frio y cada vez me sentía más entumida.

Los ruidos siguieron pero uno me llamo la atención, eran como pasos pesados que se acercaban a la cabaña. Me asuste, empecé a observar cada rincón de la cabaña pero no tenia alternativas para defenderme.

Sea lo que sea que se acercaba estaba del otro lado de la puerta, mis ojos fijos hacia está y no podía parpadear mucho ya que tenía miedo de que mi vida acabara en menos de un  parpadear.

De repente algo la golpeo y la hizo caer, creando una capa de polvo.

Un animal enorme camino dentro de la casa dirigiéndose hacia mi dirección, mis miedos empezaron a parar cuando supe quien era.

-¡Jake, gracias a dios!-

Él al fijar sus ojos en mi observe como un sentimiento de… culpa y dolor pasaba por sus ojos. ¿Porque culpa?

-¡Jake, sácame de aquí por favor!- le suplique.

Él se me acerco a mi, pero salió de fase enfrente de mi, cerré los ojos al verlo…desnudo. Dios santo, él se acercó con una sonrisa en su rostro, se apresuró a quitarme las cintas que tenia en mis piernas y en mis manos, yo no abrí los ojos.

-Abre los ojos si quieres, no pasara nada-

-Lo hago por respeto, ¿Cómo es que estás aquí?-

-Estamos, tu querido…. Chupasangres también vino, la manada nos siguió-

-¿Alec también esta aquí? ¿Dónde?-

-Entiendo que sea por el que te alegres que este aquí- vi en sus ojos tristeza mientras me ayudaba a levantarme.

Estaba tan entumida que caminar me costaba, además del frio que tenia. Jacob tomo la manta y me la puso en los hombros, yo la tome de las esquinas y trate de abrigarme algo.

Salimos fuera de la cabaña, donde afuera el frio era más intenso y lo que vi me dejo más helada de lo que ya estaba. Alec frente a Damián, ellos dos mirándose con odio y los lobos rodeándolos, no sabía si era para mantener a Damián cerca, o para que ni Alec ni Damián escaparan por si algo más pasaba.

Jacob me puso junto a él, pasando su brazo por mis hombros y dándome un poco de calor, Alec le gruño a Damián y este a él, sabia que en esta pelea no habría dones de por medio, solo seria la fuerza que el uno y el otro tenia, pero tenia una idea de quien ganaría… Alec, él era un guardia de los Vulturis con siglos y siglos de antigüedad, tenia toda la experiencia que le faltaba a Damián, sabia los puntos fáciles de donde atacar.

Damián se aventó a él sin piedad, dándole fuertes golpes y la verdad no podía ver nada con claridad, solo un poco de hierbas y polvo volando por doquier, solo veía uno que otro movimiento pero nada más, además de pedazos de prenda rasgadas, no sabia quien ganaba o quien perdía.

Después todo cesó, y un cuerpo cayó inerte en el suelo. Me tape la boca y la impresión fue tan grande que Jacob me apretó un poco más a él.

El cuerpo de Damián se encontraba inerte en el suelo, Alec  estaba parado a un lado de él y se notaba que estaba agitado. Sus ropas estaban rasgadas, se agacho y tomo algo del suelo. Era el collar de forma de copo de nieve, se lo puso de nuevo y volteo a verme, yo seguía con la mano en mi boca.

Él se empezó a acercar a mí, mirándome con preocupación y con felicidad, creo que al verme se puso así. Corrí a él, como pude pero en el intento tropecé con mis propios pies pero él me sostuvo de inmediato.

-¿Estas bien?- me pregunto mirándome a los ojos.

-Sí, ahora todo… está bien-  lo abrace por el cuello y él puso su boca en mi cuello dándome un beso suave en el.

-No te ves muy bien que digamos, tus labios están morados y tienes ojeras, debemos llevarte con Carlisle a que te revise-

-Estaré bien, es solo el frio- trate de darle la menor importancia pero él me cargo en brazos y no dijo nada, su cara era seriedad absoluta.

-Yo la llevare, dámela- Jacob estaba tras de nosotros.

-Esto ya no te concierne, yo la llevare-

-Si quieres que sus dedos y ella misma siga bien es mejor que me la des, soy mas caliente que tú, y ella tiene frio- rodee los ojos ante el evidente parecido a la escena de Bella, Edward y Jake.

Alec gruño, yo lo mire suplicante. En cierto modo Jacob tiene razón, yo tenia mucho frio y la piel de Alec no me ayudaba mucho.  Él solo asintió y me paso en brazos de Jacob, me acurruque a él.

-Tranquila princesa, pronto entraras en calor-  solo asentí.

Empezaron a caminar rumbo a la casa de los Cullen, aun me preguntaba el como me habían encontrado y el como habían dado con esta cabaña, también de que  había sido secuestrada.

Tal vez, solo tal vez ya todo lo malo había terminado, no debería tener miedo de nada pero aun así sentía está… sensación tan rara en mi pecho.

La posibilidad de un error... ¿Alec Vulturi en mi cuarto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora