A tan solo unos metros estaba lo mejor que había visto a mi edad prematura, pero el miedo me dejaba paralizado.
La felicidad junto con curiosidad aparecen muy rara vez enfrente de uno, pero el miedo no deja pensar con claridad, con razón, pierdes detenimiento, perspicacia, etc. ¿Sabes cuándo has encontrado aquello que te puede hacer feliz? ¡Fácil! El miedo te dice todo. Si tienes miedo, es un claro ejemplo de que tienes que hacerlo. Pero uno pierde más por no intentarlo que por haberlo intentado.Me quedé acostado en mi cama, mientras las horas pasaban y miles de pensamientos abordaban mi cabeza, no pensaba con cordura y cuando menos me lo esperaba pasaba de un tema a otro sin razonarlo con cierto sesgo. Ya había caído la noche de nuevo y ella ya no estaba.
Así pasaron los días y seguía sin hablarle. Me ponía nervioso tan solo con mirarla, me perdía de la realidad, me iba a un mundo totalmente diferente.
Al cabo de unos días ya no aguantaba tan solo con verla, tenía que escuchar su voz, tenía que conocerla, eso era lo único que quería.
Un día en la tarde, fui a ver a mi hermana Wendy, necesitaba de sus consejos, ella siempre me había apoyado, tenía una excelente forma de ser, siempre veía lo bueno de las personas y ese era su problema; siempre veía lo bueno y no lo malo, era una virtud y a la vez un defecto.
Me dirigí a su casa, lo bueno es que vivía cerca de la mía, no tenía que caminar mucho. Cuando llegué a su casa, toqué la puerta, tardó unos segundos en abrir, cuando lo hizo la miré y estaba vestida con una falda de color gris, una blusa color rosa y su casa estaba limpia por doquier; a ella le gustaba mucho la limpieza, y gracias a Dios estaba sola, no sabía como empezar y no quería que me interrumpieran porque era muy difícil para mí hablar por primera vez de mis sentimientos, su voz inrrumpió en mis pensamientos.
-¿Qué pasa? -. Me observó con astucia.
-¿Puedo hablar contigo? -. Le respondí.
Ella asintió preocupada y me dijo entra.
Una vez dentro, tomé asiento, y ella se sentó enfrente de mí, observando cada una de mis facciones como si no me conociera.
- Julio, ¿qué pasa? Últimamente estás muy distraído.
- Es que, no sé como decirte, esto es algo nuevo para mí - . Le respondí mientras bajaba la mirada.
- Solo dilo -. Me contestó mientras que cada segundo se preocupaba más.
- Creo que estoy enamorado -. Al momento que le dije aquello, parecía que había visto un fantasma, se quedó sin que decir por unos segundos mientras su cerebro procesaba las palabras.
Al momento preciso en que iba a responder, para mi mala suerte nos interrumpió un ruido, había llegado el esposo de mi hermana y mi corazón empezó a latir rápidamente, ya que nadie conocía mi faceta de enamorado, es más, ni siquiera yo y eso me asustaba.
Cuando llegó Juan me saludó - ¿Qué pasa, Julio? Golpeando levemente mi espalda.
- Solo vine hablar con Wendy sobre algo - . Traté de verme normal.
Wendy se encontraba ahí, pero como se dio cuenta de que me sentía incómodo con Juan, y esto era algo un poco complicado, me ayudó a salir de aquello.
Me despedí de ambos porque ya era tarde.
-Bueno Wendy, hablamos otro día. Cuídate.
Me despedí al mismo tiempo de Juan.Una vez que llegué a mi cuarto, me sentí más angustiado de lo que ya estaba, ya que Wendy parecía haberse quedado sin palabras. Entonces, me di cuenta de algo que era obvio; esto sólo tenía que ver conmigo y con nadie más, lo tenía que afrontar yo y hablaba como si fuera una guerra, porque así lo sentía.
Tenía miedo, pero ese miedo se tenía que acabar, así que me fui a la cama con esa decisión y diciendo:«Lo que tenga que pasar, va pasar tarde o temprano»
Y con esas últimas palabras caí rendido.
A la mañana siguiente, saliendo de clases.
Le envié mensaje a una compañera.-¿Leslie, estás ahí?
- ¿Qué pasa?-. Divisó por medio de un mensaje
-¿Puedo ir a verte? - . Le respondí.
- Sí. Claro que sí, ¿está todo bien?-. La sentí un poco preocupada.
- Sí. Solo quiero hablar contigo. Te veo en un momento en tu casa -. Estaba ansioso porque alguien me escuchara.
- Ok -. Finalizó.
Unos veinte minutos después llegué a su casa y toqué su puerta, al momento de hacerlo salió su papá.
Me miró y me dijo: ¿A quién buscas?- con un tono agresivo.
-¿Está Leslie?-. Le respondí con toda amabilidad.
Al momento que escuchó mi respuesta, se alejó diciendo y entre gritando el nombre de su hija.
-¿Leslie?-. Espetó su papá con un tono de voz fuerte.
-¿Si?-. Sonó una voz femenina que estaba en la cocina.
-¡Te hablan! -. Dijo su papá antes de perderse por completo de mi vista.
Al momento que lo escuchó, salió de la cocina mientras se limpiaba las manos y al acercarse cada vez más a la puerta me reconoció.
Ella estaba vestida con un pantalón de mezclilla, una blusa morada que hacía resaltar su piel morena, llevaba en su cuello una gargantilla y su cabello corto la hacía lucir mejor que nunca, al momento de llegar hasta donde yo estaba, me dijo con una sonrisa:-¿Qué pasa, Julio?-. Una sonrisa burlona carcomía en su ser mientras se arreglaba el cabello.
-Necesito hablar contigo -. Al momento de decirlo me robé toda su atención.
-¡Aquí estoy! -. Me hizo saber preocupada.
Ya no quería andar con rodeos, necesitaba ayuda a gritos, así que solté sin más:
-Creo que estoy enamorado.
Ella se quedó átonita, parecía que le había comido la lengua el ratón.
Y después de un par de segundos, dijo:
-¿De mí? -. Contestó en forma de broma.
-¡No!-. Le respondí a toda prisa, pero me causó un poco de humor su respuesta.
Ella era mi mejor amiga y era novia de mi mejor amigo Carlos, mi mejor amigo desde el Kinder.
El silencio se hizo evidente por unos segundos.
- Porque no te culparía, soy un bombón asesino -. Al parecer aquella situación le apostaba gracia.
Después añadió:
-¿Quién robó tú corazoncito de pollo? -. Se asomó una sonrisa mofándose.-¡Leslie!, por favor, esto no es un juego.
«Parecía que no le sorprendía»
-Ya era hora -. Contestó un segundo después y luego añadió: Ya era hora que tocara el amor, para que veas como se siente.
-Me vas ayudar, ¿si o no?
- Para eso soy tu mejor amiga -. Me dijo con toda la calma del mundo.
Al momento de escuchar sus palabras me sentí aliviado.
Así que hablé con ella, le conté todo. No podía callar nada, simplemente no podía.
Soné muy cursi, casi me da azúcar tan solo de recordarlo, era cursi a más no poder y no lo podía evitar.
A mí no me gustaba ser así, pero ella encontró la llave a mi corazón y la podía usar cuando ella quisiera.
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Al Otro Lado De La Calle
Teen Fiction¿Y si te digo que la mayoría de estas cosas no son lo que aparentan? ¿Me creerías? Julio, un estudiante promedio de 18 años, torpe y tímido, no se atrevía a salir de su monótona vida. No estaba preparado para nuevas emociones. Pero, un jodido día, u...