Capítulo 37

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Al despertar, miré mi teléfono. Era de madrugada, eran la una quince de la mañana. Dormí como una tres horas o cuatro. Al prestar atención a mi teléfono en la pestaña donde indicaban las notificaciones, tenía un mensaje de mi amiga y compañera Leslie. Ya tenía días que no la veía.
Abrí el mensaje.

—Julio, ¿está todo bien? Ya tiene que no te veo. Corren rumores sobre ti y eso me preocupa, aparte has faltado algo a la escuela, como siempre, inventé que estabas enfermo y sí me creyeron, pero tienes que llevar justificante cuando te presentes a clases.

Unos segundos después de terminar de leer su mensaje, respondí entusiasmado.

—Oye... tengo que verte. Tengo que contarte lo que me ha pasado con "Sa", y no te preocupes, estoy mejor que nunca. No les hagas caso, ya yo te contaré.

Envíe el mensaje y me levanté de la cama. Me froté los ojos para entrar en la realidad. Total, ya era fin de semana, no me tenía que preocupar si me desvelaba. Fui al lavabo y me mojé la cara con agua fría para despertarme por completo de una vez por todas.
Llegué a la cocina, tomé un vaso de agua y salí al observar el cielo. Me senté en una de las varias sillas que habían en el patio. Me gustaba levantarme temprano o en la madrugada y apreciar el silencio. A esa hora es más fácil pensar y reflexionar, ya que todos los pensamientos malos o buenos en la mayoría, están dormidos. Suspiré. En ese mismo momento vino a mi mente miles de ideas para mi libro y acerca de los personajes principales.

Era una historia ficticia, nada de eso en verdad nunca pasaría y "Sa" nunca me correspondería, pero... eso me hacía sentir que tenía una posibilidad con "Sa".

Después de estar un rato contemplando el maravilloso firmamento, entré a la casa para volver a mi cuarto y volver a domir.

Me tumbé sobre la cama y cerré los ojos de nuevo.

Al despertarme, los rayos del sol de nuevo entraban por mi ventana, obligando a levantarme. Me levanté, me puse los zapatos, me estiré y saqué un bostezo que me avisaba que si me volvía acostar, me dormiría en segundos.
Me lavé la cara y me encaminé hacia la sala con un poco de sueño. Como era de esperarse, mi mamá ya se había ido a trabajar y Diana, de nuevo andaba en la calle.
Mi hermano Alexis estaba en el sofá, mirando una serie de televisión que casi no le prestaba su atención, ya que su mente parecía estar en otro lugar.

Al momento que me vio, salió de aquel trance y lo primero que dijo fue.

—Y, ¿cómo te fue con "Sa"?—. Preguntó intrigado.

El estaba con un pantalón de color azul mezclilla, llevaba una camisa de color negro y su cabello se veía un poco alborotado y mojado como si hubiese salido de bañarse, lo cual indicaba que no tenía mucho que se despertó.

Antes que pudiera hablar, agregó:

—¿Y cuándo me la presentarás? Me encantaría conocerla.

—Mm... la verdad no sé. ¿Sabes? Ella trabaja casi todos los días y no sé por qué, creo que no estudia, ni se divierte. Bueno, no lo sé, con exactitud... pero me preocupa. Quisiera saber un poco más de su vida. Es más, nunca he ido hasta su casa (solo la acompañé pero no hasta su casa debido a su padre) ni la he visto hablar con nadie (más que con su novio y su patrón) ni siquiera me ha presentado a sus hermanos, pensándolo bien, casi no conozco nada de ella—. Revelé más para mí que para mi hermano Alexis que me escuchaba.

—Hay muchas cosas que no tienen explicación—. Mi mente empezaba a deducir las posibles teorías.

«¿En verdad conocía a "Sa"?»

Al Otro Lado De La CalleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora