Capítulo 5

118 16 0
                                    

Una vez que colgué el teléfono, me quedé a solas con mis pensamientos.

Dejé que todo fluyera como debería de ser. Y me volví a dormir, llevando mi mente a un sueño profundo para asimilar las cosas y dar el siguiente paso.

A la mañana siguiente, me sentía de una manera muy viva.

Aún seguía un poco nervioso y confuso, porque así me hacía sentir ella.
Me hacía sentir cosas que no se podían explicar, algo fuera de este mundo y yo quería que sintiera al menos un poquito de lo que ella me hacía sentir a mí.

Ese día lo sentí muy tranquilo y a la vez triste, ya que ella no fue a trabajar. Pensé que le había pasado algo, quería correr hasta su casa y preguntar por ella, pero ni siquiera sabía dónde vivía y yo era un completo extraño, así que no creo que me hubiera con una cálida bienvenida.

Mi mente abrió paso a un nuevo mundo, un mundo que para describirlo faltaban palabras.

Escribí cosas de las cuales me sorprendí a leerlas, de repente algo me hizo entrar en la cruel realidad, una cruel realidad donde estaba un hermoso mundo del cual yo era ajeno. Aún.

Mi mamá había entrado al cuarto y me despertó de mi inspiración, estaba buscando su cargador. Ella a veces era un poco distraída y olvidaba donde dejaba las cosas. Cuando se fue, miré mi teléfono y me sorprendí a ver que eran las cuatro quince de la madrugada. Estaba despierto, no en este mundo, estaba en otro y no había dormido nada, de nuevo.

Volví a cerrar los ojos y al momento que los cerré, escuché la alarma sonar, ya habían pasado  dos horas con quince  minutos.

Me tenía que levantar, llevaba la vista perdida y me sentía cansado.
Una vez que iba saliendo de mi casa, me desperté por arte de magia al verla de nuevo a ella. 
Me impresioné, porque en estos días siempre la veía trabajar, pensaba que estudiaba los sábados, pero no, también estaba ahí.

Casi no descansaba... y bueno, como todavía era temprano y casi no había nadie, me armé de valor y caminé hacia ella  cruzando la calle.

Al momento que iba llegando, me quedé paralizado al verla, parecía que había estado llorando, tenía los ojos rojos y justo cuando la observé, caía una  lágrima de su mejilla directo al piso. Me sentí mal verla en ese momento, la miré directo a los ojos y a pesar de su apariencia me soltó una hermosa sonrisa mientras sus ojos brillaban y con una voz angelical que no parecía de un ser humano.

—Hola, ¿ya te sientes mejor de la caída? —. Me perdí en sus palabras. Su voz era tan preciosa como la de un ángel.

Tardé unos segundos en reaccionar.

—¿Estás bien? Parece que estuviste llorando —. Le pregunté de una manera cariñosa y preocupado ignorando la pregunta que me había hecho.

— No, nada importante —. Me contestó mientras se limpiaba con una mano otra lágrima que salía de sus ojos.

—Si una mujer llora, es porque es importante —. Le solté una pequeña sonrisa tímida y en su rostro parecía posarse de nuevo un poco de alegría.

—¿En verdad lo crees?—. Se quitaba un mechón de cabello castaño de su rostro.

—Las lágrimas es la única opción a la que recurrimos para liberar el dolor que tenemos —. Respondí mientras veía sus ojos marrones y después añadí:

—Por cierto, es un placer, mi nombre es Julio —. Me presenté con una gran sonrisa al mismo tiempo que estrechaba su mano suave y cálida.

—Yo me llamo mayo —. Intentó jugar mofándose de mi nombre de mes

La miré con dulzura pero disimuladamente y unos segundo después complementó:

—Es broma, mucho gusto —. Otra sonrisa se le escapaba entre sus dientes blancos —. Yo me llamo Sa...

Al momento que me iba a decir su nombre, una voz la interrumpió, una voz que venía detrás de mi espalda.

Me moría por dentro, estuve muy cerca de saber su nombre, pero no, el destino jugaba contra mí.

Cuando me voltée para ver quien era, me di cuenta que era el dueño de la tienda, era un poco mandón.

—¿Qué haces hablando? Se supone que tienes que estar trabajando —. Atacó el señor apenas llegó a nosotros con un tono desafiante.

—Pero si está haciendo su trabajo—.  Contesté de prisa posando mi mirada sobre él. El sujeto me llevaba aproximadamente por  cinco centímetros, era robusto y de un aspecto desagradable.

—¡Largo! —. Su mal humor y su odio era evidente en su presencia.

Cuando me dijo eso, la miré, tenía agachada la mirada.
Sabía que la metería en problemas, sí seguía ahí. Me fui sin decir más, y mientras me alejaba escuché como el dueño le reclamaba —. Te pago para que trabajes, no para que hables con tus amigos. ¿Entendido? —. Le gritó.

Al escuchar eso, sentí mucha ira por dentro, quería regresar y revocarlo por gritarle de esa manera. Sí, trabajaba para él, pero eso no le daba el derecho de tratarla como le diera la maldita gana.

Estaba pensado demasiado, ¿por qué dejará que la trate así? ¿Por qué estaba llorando? ¿Por qué a veces faltaba? ¿Por qué no estudiaba?

Tal vez no le gustaba el estudio y por eso se salió. Pero eso era imposible, en su mirada se veía que ella quería progresar. Parecía de aquellas personas que se perdía en libros y no en las fiestas.

«Algo pasaba con ella»

— Julio, ¿cuál es la triada ecológica?—. Una voz femenina me sacó de mis pensamientos.

«¡Demonios! Olvidé que estaba en la escuela, me perdí pensando en ella»

Estaba en la clase de ciencias de la salud.

—Agente, huésped y ambiente —. Contesté levantando la mirada  en dirección a la maestra.

—Muy bien —. La maestra se sorprendió porque se dio cuenta que no le estaba prestando atención.

Más tarde, cuando regresaba a casa, pensaba mirarla un momento, pero cuando lo intenté, ya no estaba y eso me preocupaba y más por lo que había pasado en la mañana.

Pasaba algo con ella. Y una pregunta parecía plantarse en mi cabeza, ¿estará bien?

Unos minutos después, estaba acostado en mi cama, intentando adivinar su nombre, ya que solo me dio dos letras "Sa" antes de que el viejo ese se metiera.

¿Será Samanta? ¿Sara?
Y así miles de nombre llegaron a mi mente. Estaba seguro de todo y a la vez de nada.

Al Otro Lado De La CalleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora