Las palabras brotaban de aquel lapicero, pero su esencia venía del corazón.
Ni siquiera me había percatado cuando empezaron a caer lágrimas en aquel escrito que nunca sería entregado a su destino.
Sabía que parecía una persona fría, a la cual no le importaba nada y mi personalidad a simple vista era arrogante, delezneable, pedante, pero creéme que ya no era así, no desde que te había conocido.
No necesitaba dormir, no con estos sentimientos que recorrían mi ser y no me dejaban en paz.
No necesitaba dormir, porque ya estaba en un sueño, ¿por qué? Porque la conocí a ella. Ella era un sueño.
Pasaron las horas, hasta que caí rendido con unas últimas palabras que escribí antes de cerrar los ojos "Entraste en mí"
....Recuerdo que la vi...
Abrí mis ojos lentamente, con una gran sonrisa, el sol me estaba dando por la ventana obligando a abrir los párpados.
Tenía mi mano estirada con la pluma en la misma y mi cuerpo apoyado en la silla. Agarré aquel pedacito de papel, y lo guardé en mi pantalón una vez que me puse de pie.Bostecé levantado los brazos. Cuando entré en la realidad, salí del cuarto y me dirigí hacía el patio para abrir la puerta y poder admirar su belleza.
Ni siquiera vi el reloj, ni me lavé la cara, me olvide absolutamente de todo, menos de ella.Cuando estaba en la banqueta admirando su belleza, pasaron dos niñas y se burlaron de mí por mi apariencia.
Parecía zombie, literal, pero eso era lo de menos.La intercepté con la mirada avisando mi presencia
Cuando llegué al mostrador, ella apareció con una sonrisa. Creo que estaba feliz de verme, cuando advertir que su mirada no era para mí, sino para atrás de mí. Percibí un chico de entre dieciséis y diecisiete años, un poco más alto que yo, de tez bronceada y un poco fornido y algo atractivo. Sentí algo al divisarlo, deducí que ya lo conocía pero no me acuerdaba de que parte. Cuando escuché que le dijo:
—Hola amor —. Deploré un golpe que me había dejado sin aire.
Cuando una voz me interrumpe.
—¿Qué quieres?—. Era ella, no respondí al instante, me quedé en shock.
Me estaba observando como si estuviese violando su privacidad.Sin importar que su "novio" estaba ahí, mirándome, recargándose del mostrador. Haciendo evidente su superioridad.
Me quedé sin palabras, cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, ya le había soltado un golpe aquel sujeto.
No aguantaba el dolor.
Ya sabía que la culpa era mía, por haberme ilusionado e idealizado con una persona que no conocía, pero que quería hacerlo.—Estúpido, ¿qué haces?—. Gritó ella al momento que salía del mostrador casi corriendo para atender a su "enamorado".
Pero se me hizo extraño que no se defendiera. Tenía la apariencia de irse a golpes con el primero que se le pusiera. Era lo más parecido a un troglodita.
Yo no estaba en todas mis facultades.
—Lárgate, maldito. Lárgate no te quiero ver —. Me gritaba mientras me pagaba con sus pequeños puños en mi pecho.
Me sentí un idiota, yo quedé como el villano y realmente lo era, no tenía ningún motivo para atacar a ese sujeto.
Solo lo hice porque me dio celos, pero eso era una excusa inválida. Porque no erámos novios y creo que ni siquiera amigos.Volví hacer las cosas mal. Quería hacer lo correcto para llamar su atención, pero siempre hacía lo contrario.
No aguantaba eso. Le pedí perdón a "Sa" y ni siquiera me miró. Su novio me miraba con una sonrisa maliciosa.
Necesitaba a alguien. Así que salí corriendo de ahí, sin mirar atrás. Otra vez.
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Al Otro Lado De La Calle
Genç Kurgu¿Y si te digo que la mayoría de estas cosas no son lo que aparentan? ¿Me creerías? Julio, un estudiante promedio de 18 años, torpe y tímido, no se atrevía a salir de su monótona vida. No estaba preparado para nuevas emociones. Pero, un jodido día, u...