Capítulo 36

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Iba contento caminando a casa una vez que me despedí de "Sa". Compramos mucho chocolates y aún me quedaba bastante dinero.

Iba con una gran sonrisa por lo sucedido. Me parecía que ya estaba llegando al corazón de "Sa" y me gustaba lo que veía. Porque lo que tenía dentro de ella, la hacía ser única y no una copia barata como todas las chicas en la sociedad. "Sa" no era así, ella era diferente.

Al regresar a casa. Miré el reloj de la sala y me di cuenta que ya era tarde. El ambiente era silencioso. Mi hermana Diana casi nunca estaba en la casa y eso no era raro.
Me planeaba duchar debido al extravagante día que tuve con "Sa".

No vi a mi hermano Alexis por ningún lado de la casa. En fin, tal vez salió. No creo que haya ido a ver a Lucero. Se habían distanciado demasiados cuando salieron de la preparatoria. Ya que los sentimientos que despertaron en ellos, era sentimientos frustrados. Sentimientos no correspondidos.

Me dirigí a mi cuarto para tomar ropa limpia, bañarme y a escribir el siguiente capítulo de mi libro llamado "Al otro lado de la calle ".

Cuando entré a mi cuarto y prendí la luz, pude ver a mi mamá sentada en la orilla de la cama con una cierta angustia que la agobiaba. Mi mamá casi nunca me iba a ver a mi cuarto. Normalmente cuando ella salía de trabajar, salía con sus amigas o llegaba temprano a la casa y se tumbaba en la cama y ahí se la pasaba por el resto de la noche con su teléfono. Ella tenía que trabajar, ya que era una madre soltera. Ella vivió un martirio al lado del sujeto que una vez amó y por el cual arriesgó todo. Gracias a él, mis hermanos y yo vivimos una infancia terrible la cual no se la desearía a nadie. Éramos tan solo unos niños y ese ambiente nos perjudicó a todos en ciertos aspectos. Yo me desahogaba leyendo y escribiendo. Leía para vivir mil historias y escapar de la única que tenía; la mía.

Yo me acerqué lentamente hacia ella. Mi mamá levantó la mirada y trato de contener lo que parecía que iba a soltar al instante de verme.

—Mamá, ¿estás bien?—. Interrogué sentándome a su lado al momento que ella me veía. Me veía como si no fuera el mismo de hace unos meses.
Claro que no lo era, ahora era más feliz y por fin parecía disfrutar de la vida.
Mi mamá me devolvió la pregunta.

—Mejor dicho, ¿estás bien tú? —. Puso énfasis en esa pregunta y seguía observando cada gesto de mí. Como si buscase la respuesta a la pregunta que me acababa de hacer a tan solo unos instantes.

—¿Yo? Claro que sí. ¡Nunca he estado mejor! —. Exclamé con cierta alegría que se notaba a kilómetros.

Mi mamá respiró y volvió a preguntar, pero esta vez de una manera más determinada y lenta como si esperase escuchar lo contrario de la respuesta que le dije hace unos segundos.
Habló un poco exaltada.

—Mira, te voy a preguntar otra vez. ¿Está todo bien?—. Dijo entre regañadientes. Su temperamento parecía exceder los límites que conocía de mi progenitora.

—Sí, mamá. Esta todo bien—. Respondí un poco preocupado y con un tono serio —. ¿Por qué no debería de estarlo, mamá? ¿Qué pasa? Ya me estás preocupando.

—¡EL QUE ME ESTA PREOCUPANDO ERES TÚ, A MÍ! —. Confesó con una voz exaltada, levantándose de la cama y mirándome fijamente.

Ya no entendía nada. Mi mamá, nunca en la vida me había hablado de esa manera y en ese tono que lo hizo. Sí, ya sabía que había cambiado mucho en estas semanas desde que conocí a "Sa", pero había cambiado para bien. Eso merecía otra expresión de la cual no era la que recibía en mi cuarto por parte de mi mamá.

—Ya mamá, dime qué está pasando. Ya me estas preocupando—. Alegué pero manteniéndome un poco sereno ante esa situación mientras me levantaba de la cama para encontrarme cara o cara.

—Eso quiero saber. Quiero saber por qué mi hijo actua como si estuviera loco por las calles y anda gritando "Sa"—. Contestó exasperada.

—Mamá, ¿pero de qué hablas? Es la chica que estaba el otro día en el mostrador de la tienda. La tienda que esta enfrente de la casa. ¿Te acuerdas? Cuando me hiciste pasar el ridículo y tuve que correr de allí, porque en vez de asesorarte para ayudarme, me gritaste como si fuera un niño chiquito.
Y también, era la misma chica con la que me viste enfrente del portón.

—Pero, ¿cuál chica, hijo? No te entiendo.

—La chica que trabaja allí mamá. Ella se llama "Sa". Somos muy amigos o creo que más que eso. Ella es "Sa".

—Pero si esa chica ha dicho que siempre la vas a molestar. ¿Qué te pasa? Pareces como si estuvieras loco.

—Mamá, eso no puede ser verdad. Es más, ahora mismo vengo de estar con ella y la pasamos increíble.

Mi mamá ya parecía más preocupada que enojada por mi forma de ser que repentinamente cambió de la noche a la mañana.

—Hijo, ¿te sientes bien?—. Interrogó cambiando drásticamente el tema —. ¿Te drogas?

— No, mamá. Entiende, estoy bien. Tu eres la que no comprende—. Dije un poco alterado. Al pasar los segundos me arrepentí de aquello. Parecía que le había gritado. Y no me gustaba eso. Yo repudiaba cualquier tipo de violencia, por eso me desahogaba escribiendo y leyendo. Me hacía sentir mejor.

Cuando dije eso, se escuchó el sonido de la puerta cerrarse. Era mi hermano, supuse que traía un rostro preocupado por los estrépitos de la puerta. Él por lo visto se quedó en la sala. Segundo después se volvió a escuchar el mismo sonido, parecía que había salido de nuevo.

—Mira, —. Tiré de ella apoyando mi mano en su hombro haciendo señal de que se sentara para poder hablar de una manera civilazada—, mamá, en verdad estoy bien. No me pasa nada, es más, me siento mejor que nunca. Me siento vivo cuando paso mi tiempo a su lado. No sé, es como si ya le hubiese conocido en el pasado y en aquel entonces, entablamos una conexión que ahora más que nunca se volvió tan fuerte en tan poco tiempo.
Yo la quiero y creo que ella también.
"Sa" es la chica que trabaja al otro lado de la calle, enfrente de la farmacia en la que trabaja mi hermana Wendy —. Mi mamá me miraba confusa. Se perdía en aquellas palabras que salían de mi garganta—. Ella, ella es "Sa". En verdad mamá, estoy bien. No me ha pasado ni me pasa nada extraño y ahora, iré a tomarme una ducha y después iré a la cocina a cenar algo—. Revelé y unos segundos después que terminé de exponer, me levanté de la cama y le planté una beso a mi mamá por encima de su cuero cabelludo y salí de la habitación para bañarme.

Mi mamá no parecía satisfecha con aquella explicación, lo sabía, porque su mirada me decía lo contrario.
Me introduje al baño. Me metí a YouTube y puse en reproducir una canción de James Blunt titulada "You're beautiful ". Cantaba al compás de la canción aunque solo me sabía una parte del coro.

Una vez que salí de la ducha me dirigí a mi cuarto y me cambié. No tenía hambre, así que no fui a cenar. Me acosté y me puse los audífonos y reproducí una canción tranquila que combinase con aquel ambiente. Seguía pensando en "Sa". Había cambiado mucho. Derroté mi miedo de hablarle y ahora, estoy con la mejor persona que había conocido a mi corta edad puberta. Me encantaba todo de ella, a pesar que no conociera tanto de su historia, eso no cambiaría lo que sentía por ella en estos momentos. Al cabo de unos minutos cerré mis ojos y me perdí en mis sueños.

Al Otro Lado De La CalleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora