La verdad no sabía ni que creer. Me perdía segundo a segundo, pero a su lado me encontraba inmediatamente. Todo era tan extraño.
Suspiré.
Al abrir los ojos, vino todo a mi mente.Hace horas estaba con mi hermano hablando sobre "Sa", ya que él me había preguntado que cómo me había ido y a media conversación, cuando me puse a meditar y a pensar entorno a ella, sonó el teléfono de mi hermano que avisaba que había llegado un nuevo mensaje. Tomó su teléfono que estaba tirado sobre el sofá y al momento que vio el mensaje, se levantó y me avisó de su retirada a las pocas horas que había comenzado el día. Yo me quedé sólo de nuevo. Aproveché el silencio y me dirigí a mi cuarto y escribí el siguiente capítulo de mi novela. Tenía bastante inspiración para aquello, ya que la historia estaba pasando fuera de aquellas letras. No exactamente como en la historia, pero al menos ya había hecho un avance con "Sa".
Una vez que se fue mi hermano, terminé mi capítulo y me acosté a relajarme un rato y cuando menos me lo esperé, ya me había ganado el sueño y mírenme, aquí estoy. Recién acabo de despertar.Eran como las cinco de la tarde en un día sábado. Me levanté, estirando los brazos para reanimar al cuerpo y lanzando un enorme bostezo que hizo eco por todo el espacio de la habitación. Me dirigí hacía la sala. Vi la hora en el reloj de la casa y sí, eran las cinco de la tarde.
Tenía cansancio, flojera o no sé muy bien qué, pero no tenía ganas de hacer nada. Soltaba bostezos muy seguidos. Me acosté en el sofá y prendí la televisión, pero al ver que no había nada bueno en ella, decidí apagarla para disfrutar del silencio. En eso, saco mi teléfono y pude ver que tenía mensajes de Leslie.
La última vez que la vi, mejor dicho, la última vez que hablamos fue por llamada cuando me aconsejó y me dio motivación para luchar por lo que quería. Y lo que quería era a "Sa"De seguro, ni siquiera sabe quien es "Sa", pues no lo dudo, ya no le dije más.
Me resigné a abrir los mensajes sin esperar más.
—Julio, ¿quién es "Sa"?—. Lo supuse y solté una pequeña carcajada en mi mente —. ¿Es esa chica de la cuál te enamoraste e hiciste el ridículo?—. Vaya, lo dejó muy claro. Todavía sentía un poco de vergüenza por aquello, pero sólo era temporal. Continúe leyendo los mensajes—. ¿Qué ha pasado? ¿Y por qué su nombre son solo dos letras? —. ¡Wow! Parece que todos se dan cuenta de aquello. De seguro pensarán que ni su nombre pude conseguir.
Al terminar los mensajes contesté y le hice saber que "Sa" era la chica que trabajaba en aquella tienda enfrente de mi casa, de la cual me había enamorado el primer día que la vi.A los pocos minutos de enviar los mensajes, el teléfono empezó a sonar. Me estaban llamando y por supuesto; era Leslie. No podía esperar ni un segundo más, quería saber todo hasta el más mínimo detalle.
Contesté sin más.—¿Sí? Diga—. Me apresuré hablar en tono de broma. Me gustaba sacar a Leslie de quicio y después alejarme. Aunque a veces realmente era aterrador. Parecía que te iba asesinar en cualquier momento si seguías picando la herida. Pero me daba igual.
—Ya Julio, no te hagas. ¡Dime que pasó!—. Ordenó con demasiada curiosidad.
En ello, me acordé de una canción y quería poner a prueba su paciencia. A veces tenía mucha y en otra ocasiones tan solo con verla te mataba de mil maneras.
—Que se desmayó, hey, hey —. Empecé a tararear la canción. Me estaba muriendo de la risa.
—¿No me vas a contar? —. Por lo visto parecía que a ella no le causaba ni la más mínima gracia. Así que me tranquilicé para no alterarla más de lo que ya estaba.
—Es broma. ¿Sabes? Estos días te has perdido de mucho. Me la he pasado excelente. Me siento como si hubiese vuelto a nacer. Nunca esperé... que... alguien como ella, disfrutara su tiempo con alguien como yo—. Me empezó a ganar la emoción por contarle a Leslie lo que había pasado en estos días. Mi sonrisa de oreja a oreja no me dejaba hablar con facilidad y creo que ella lo notó.
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Al Otro Lado De La Calle
Teen Fiction¿Y si te digo que la mayoría de estas cosas no son lo que aparentan? ¿Me creerías? Julio, un estudiante promedio de 18 años, torpe y tímido, no se atrevía a salir de su monótona vida. No estaba preparado para nuevas emociones. Pero, un jodido día, u...