Todas sus miradas se cruzaban en dirección hacia Lucero, esperando que contase aquello que la atormentaba. Sopló y respiró sin más y soltó la bomba.
-—Los vi besarse, mientras la tocaba con inmenso deseo—. Confesó Lucero, respiró hondo, cómo si le faltara el aire y continuó—. En ese momento, cuando vi aquello, sentí que se me partió el alma. Nunca pensé que mi prima me haría esto. Vi como él la apretaba contra su torso mientras posaba sus labios con un tono posesivo sobre ella. Ya no pude ver más. Así que los vi y salí de allí, con el alma destrozada—. Todos la seguían mirando. Lucero, ya había calmado su sentimientos. Solo sentía un poco de dolor, no por el ex novio, sino por su prima—. Esa misma tarde, fui a la casa de ella. Ella me abrió la puerta con una sonrisa (cómo siempre, por eso no creía aquello) y en vez de pedir explicaciones, cuándo me iba abrazar, le solté una bofetada con toda la ira que sentía por dentro. Ella me miró confusa. No sabía por qué. Una vez que le di la bofetada, me preguntó qué me pasaba. Y lo que le contesté fue: ojalá y te mueras. Y salí de ahí. Esa fue la última vez que la vi—.Alexis quería interrumpir, pero Lucero volvió a respirar y prosiguió—. Al día siguiente, tenía varios mensajes de ella. Ni siquiera los vi, los borré conforme llegaban sin siquiera echarle una leída. Pasó cómo una semana. Estaba en casa cuando aquella pesadilla comenzó. Yo estaba en mi cuarto, era cómo las cuatro de la tarde aproximadamente. De repente, oí la voz de mi mamá que me llamaba para que bajara a la sala, yo apenas había salido de bañarme. Me puse una bata y me dirigí hacia la sala con el cabello mojado y las manos en los bolsillos de la bata. Al entrar en la sala, pude ver a mi mamá sentada en el sofá, con algo que no podía explicar en aquel momento. Mi papá estaba a su lado, prestando atención a todo y pude ver, que nadie tenía el valor para decirme que sucedía.
—Por favor, siéntate hija—. Pidió mi padre.
Mi madre me miró con angustia.
—¿Qué está pasando, mamá?—. Pregunté a pocos segundos de perder la cordura.
—Por favor, siéntate—. Repitió mi padre un poco alterado.
—¡No!—. Me exalté—. No me voy a sentar hasta que me digan que diablos está pasando—. Grité furiosa.
—Por favor, siéntate—. Repitió un poco más exaltado, parecía grabadora.
—¡Qué no!—. Grité y continué: Quiero que me digan que diablos está pasan...—. No pude terminar, la confesión de mi madre me sacó del mundo.
—¡Tú prima está muerta!—. Soltó mi mamá casi en un grito y después se calló y lloró por dentro para sí misma.
Al escuchar aquello. No pude creerlo.
—¿Qué? ¡Eso no puede ser verdad!—. Negué con cierta tristeza y lágrimas que empezaron aparecer en mi—. No, por favor, eso no puede ser verdad. Por favor, mamá, no—. Empecé a llorar como una niñita, mientras mi cabeza se hallaba en las piernas de mi mamá.
Lloré, hasta quedarme dormida.
Los cantos de los pájaros me despertaron junto con una voz que me arrullaba. Por un momento, creí que todo era un sueño.
Apenas, entré en mi, volví a llorar.
—No, mamá, por favor, no—. Decía mientras mi mamá me acariciaba mi cabello.
—Ya, tranquila hija—. Mi mamá me trataba de calmar.Después de unos segundos, me animé a preguntar lo que era inevitable.
—¿Qué pasó?
—Tu prima fue encontrada muerta en su cuarto. Su casa se quemó por razones aún desconocidas, pero se cree que fue una fuga de gas. Su hermana y ella, estaban en el cuarto cuando ocurrió todo aquello. Murieron por intoxicación. No pudieron salir.
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Al Otro Lado De La Calle
Fiksi Remaja¿Y si te digo que la mayoría de estas cosas no son lo que aparentan? ¿Me creerías? Julio, un estudiante promedio de 18 años, torpe y tímido, no se atrevía a salir de su monótona vida. No estaba preparado para nuevas emociones. Pero, un jodido día, u...