Capítulo 19

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Narra Yuridia

-Angel, ya sé cómo Priscy y Sebas pueden verse -le dije.

-¿Cómo, preciosa? -me tomó de la cintura.

-Llevaremos a Priscy a Inglaterra -le sonreí de oreja a oreja.

Hizo una mueca y al verlo fruncí el ceño, entonces sonrió.

-Claro que sí amor -me dio un beso-. Pero ¿nos quedaremos con ellos o sólo iremos a dejarla?

-¡Qué preguntas Angel! Obviamente estaremos allá. Quiero unas vacaciones contigo en un país nuevo.

-Está bien princesa, ¿y cuándo iremos?

-Mañana así que vamos a comprar los boletos, no aguanto ver a mi mejor amiga deprimida.

-Yo voy por ellos, tu ve con ella y dile que se prepare, ¿de acuerdo amor? -asentí y me besó.

Minutos después Angel me dejó en casa de Priscila y se fue al aeropuerto.

-¡Priscy! ¡Priscy! -grité. Nadie salía. Todo se veía apagado, efectivamente no había nadie, ni James, el cachorro. Seguro salieron a pasearlo.

Tomé mi celular y le marqué a Priscila. No contestaba. Esto era un poco preocupante. Fui al parque a buscarlos pero tampoco estaban, caminaba como loca buscándolos, marcaba y marcaba y nada, el celular de Priscy no sólo no contestaba, se apagó.

Decidí caminar a su casa para esperarlos pero los vi con una muchacha muy guapa en un restaurante, entré. Tuve que pagar el bendito buffet para poder hablar con ellos. Fui hacia la mesa en la que se encontraban y les causó sorpresa.

Narra Priscy 

James me llevó a un restaurante muy elegante, me pagó el buffet que se me ofrecía.

"¿De dónde demonios sacaría tanto dinero?", pensé. Fuimos hacia una mesa para cuatro y vi a aquella muchacha con la que ligaba en el parque. Lo que no entiendo es por qué quiso que trajera al cachorro si lo iba a dejar afuera solito, quería salir varias veces pero no me dejaban ya que tenía que volver a pagar, maldita gente, pobre cachorrito afuera le pueden hacer daño.

-James, no estoy de acuerdo en dejar al cachorro afuera -le dije angustiada.

-Sólo serán veinte minutos hermana.

-¿Por qué la urgencia de traerlo? -le susurré al oído sentandonos.

-Porque sí y ya. Hola amor -le dijo a la chica-. Ella es mi hermana Priscy, hermana -se dirigió a mí-, ella es mi novia Lenay.

-Hola -le dije, aún angustiada.

-Hola -me saludó, su sonrisa era hermosa, sabía de dónde enamoró a mi hermano, se veía una chica muy alegre.

-Lenay, te traje una sorpresa -dijo James- pero tendrás que esperar hasta terminar de cenar.

¿Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeee? Obviamente el cachorro era la sorpresa, James no traía nada de valor más que al cachorro.... y a mí.

Volteé a la salida para asegurarme de que el cachorro estuviese ahí, y sí, ahí se encontraba. Pero vi una melena muy parecida a una que ya había visto. Yuridia, le vi el rostro. Entro. ¿Qué  hacía ella aquí y sola? Me levanté pero James me tomó del brazo e hizo que me sentara.

-Hermana, ¿quieres preguntarle algo a Lenay? -dijo haciendo contacto visual conmigo y muy serio.

-No no -sonreí-. Quiero comer.

-Espera -dijo James-. ¿Que ella no es Yuridia? 

La vi y se dirigía hacia nosotros. Asentí.

-Priscila, te estaba buscando -dijo, se sentó a mi lado-. ¿Quién es ella? -susurró.

-La novia de James -respondí-. ¿Qué sucede?

-Necesito que vallamos a casa y recojas una maleta donde empaques ropa porque nos iremos del país.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Vacaciones -sonrió-. Hola James, ya ni te saludé.

-Hola Yuridia. Ella es mi novia Lenay, ella es la mejor amiga de mi hermana Yuridia y mi segunda hermana.

-Disculpa que tenga que interrumpir pero necesito llevarme a tu hermana, James -comentó Yuridia.

-¿Es muy urgente?

Asentió.

-Bueno, está bien -sonrió.

-¿Y el cachorro? -dijo Yuridia, peleé los ojos.

James peló los ojos y se llevó la mano a la cara. Priscila me pegó en el antebrazo como señal de que la había cagado y valla que sí. La chica sólo sonrió y se miró confundida.

-Vayámonos Yuridia -dije, levantándome de la silla-. No lo descuides o te mato -le advertí a James. Salimos y lo vi normal jugando con una pelota, lo acaricie y le di un último beso-. Sé que ya no estaremos juntos, pero fuiste un gran cachorro todo el tiempo que estuviste con nosotros, ojalá esa chica linda te cuide muy bien, trataré de visitarte mi bebé -una lágrima quería salir de mis ojos pero resistí-. Te amo mucho, cachorrito.- Le di un beso en su hocico.

Yuridia sólo lo acarició y le dio un beso. Mientras caminábamos escuché cómo el cachorro hacía sonidos de llanto, Yuridia me abrazó y nos fuimos a mi casa. Llegando allá me ayudó a preparar mis cosas.

-¿Adónde iremos?

-A un lugar mágico, tu cumpleaños es pasado mañana, y quiero festejarlo contigo ahí.

-¿Y Ángel?

-Él vendrá con nosotras, pero no te preocupes, no estarás sola, te lo prometo.

-¿Qué, me vas a conseguir a un chavo?

-Tal vez -sonrió pícaramente. Me quedé seria.- Hay no te enojes, claro que no -rió. Nos apuramos en preparar la maleta.

Narra Yuridia

Recibí una llamada de Ángel, ya estaba aquí.

-¿Te quedas en mi casa o pasamos por ti mañana? -le pregunté a Priscy.

-Me quedaré aquí, ¿a qué hora es el vuelo?

-A las 7 de la  mañana para llegar en la tarde -intervino Angel.

-Excelente, pues como tu quieras Priscila, si te quedas en mi casa o aquí.

-Prefiero quedarme aquí, no estaré por dos meses o sí?

-Probablemente, trae contigo tu pasaporte y visa -dije.

-Sí Yuridia, ahora ve a tu casa con Ángel.

-¿Nos estás corriendo? -dijo Ángel serio, segundos después de un silencio nos  echamos a reír- No te creas Priscila, te cuidas, nos vemos mañana.

Nos despedimos y nos fuimos.

Al otro día pasamos por Priscila y nos fuimos inmediatamente al aeropuerto, íbamos un poco atrasados. Y ahí estaban tres jóvenes corriendo con sus maletas, tropezando, pero al final alcanzaron a subir al avión. Todo el vuelo estaba dormida en el hombro de Ángel, estaba agotada, creo que tener un poco de adrenalina me había afectado. Mientras Priscila desde que subió se fue en su mundo.

Minutos antes de que todos bajaran, Angel me levantó. Teníamos que sacar nuestras maletas. Bajamos del avión y fuimos a un restaurante del aeropuerto a comprar algo de comida, ya que era la una de la tarde y en todo el vuelo nos la pasamos dormidos. Afortunadamente Priscila no sospechaba casi nada de dónde estabamos, preguntaba y preguntaba pero respondíamos en Latinoamerica.

Terminamos de comer y fuimos al departamento en el que se encontraban Sebas y Erick. Le tapé los ojos a Priscila, salió Sebas, sorprendido. Angel entró al departamento y yo también no sin antes decirle que se quitara la prenda que le había colocado. Por la ventana vi la reacción de Priscila.

Amor A DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora