Capítulo 25

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-Ángel Ritchson, ¿aceptas a Yuridia como esposa, para amarla, respetarla, cuidarla ya sea en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe? -dijo el sacerdote.
-Con gusto padre, acepto -me miró fijamente a los ojos y me sonrió.
-Yuridia James, ¿aceptas a Ángel como tu esposo, para amarlo, respetarlo, cuidarlo ya sea en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe?
-Sí, acepto -le sonreí.
-Por el amor de Dios les otorgo ser marido y mujer, puedes besar a la novia.

Ángel me tomó de la cintura me inclinó y me besó. Todos empezaron a aplaudir y gritar. Después nos tomaron muchas fotos y al fin terminamos saliendo de la Iglesia con millones de rosas blancas encima de nosotros. Ángel abrió la puerta del auto que nos llevaría a casa para arreglarnos e irnos al salón.

-Qué nervios traía -dije en el camino.
-Ay amor, lo mejor es que tu y yo ya estamos unidos para siempre -tomó nuestras manos y entrelazo los dedos.

Llegamos a la casa, Julie, Ryder, Coni y los padres de Ángel ya se encontraban ahí.

-¡Bienvenidos los recién casados! -gritó Julie.
-Gracias hermanita -la abracé.
-Ah, ah, ah -dijo-. Tengo algo que enseñarte
-¿Qué es? -pregunté.

Giro su laptop y vi a Priscila, Sebas y Erick en la pantalla.
-¡Holaaaaaa! -gritaron los tres.
-Hola chicos -las lágrimas se me querían salir de no tenerlos conmigo en ese momento.
-Amiga -dijo Priscy-. Muchas felicidades por su matrimonio, nos encantaría estar con ustedes.
-Lo sé chicos, no se preocupen, los adoro.
-Y nosotros a ti -volvieron a decir los tres. La llamada se terminó.
-Bueno hijos -dijo la madre-. Hora de irnos.

Ángel me tomó de la mano y después nos fuimos al salón. Al llegar nos subieron por unas escaleras a un cuarto arriba del salón, teníamos que esperar la orden para salir por un elevador de corazón donde yo estaría sentada y Ángel alado mío de pie, era como la entrada al salón una vez que los invitados ya estuviesen en sus lugares. Pasó media hora hasta que nos llamaron, recorrimos un pasillo sólo y un poco escalofriante pero conseguimos llegar, me senté.

-¿Nerviosa aún? -me volvió a preguntar quien ahora era mi esposo.
-No -respondí sincera-. Estoy tranquila.
-¿En serio? Tal vez esta cosa se caiga y nosotros estemos en el suelo heridos o tal vez te resbales a la hora de bailar.
-Callate, no digas eso, me pondrás nerviosa.
-¿Cuál crees que es mi objetivo? -levantó una ceja.
-Ay Dios -reí.

En dos minutos el elevador empezó a bajar y vimos a todos los invitados de pie aplaudiendo mientras un señor por el micrófono anunciaba nuestra entrada. Al llegar al suelo un encargado llegó para abrir la puerta de cristal, salió Ángel y me dio su brazo para tomarlo.

Empezamos a saludar a los que estaban alrededor, después pusieron una pista para bailar el vals. Todos tomaron asiento y empezaron a observarnos, para no sentir nervios cerré mis ojos y deje llevarme por el ritmo, Ángel me tenía abrazada de la cintura, me sentía muy bien, bailando con mi esposo.

Cuando el vals terminó todos aplaudieron y entonces se acercaron los padres de Ángel, yo bailaria con el señor y Ángel con su madre y así duró toda la bendita y hermosa noche. Bailes, fotos, cena, besos, abrazos.

Todo terminó a media noche. Todos se despedían de nosotros y nos daban sus bendiciones. Hasta que el salón quedó completamente vacío a excepción de los padres de Ángel y nosotros dos.

-Bueno chicos -dijo el señor-. Es hora de que vallan a casa, recojan sus maletas que les preparamos y tomen un vuelo con Ronaldo, el será su guía quien los llevará al lugar que nosotros dos quisimos regalarles a ustedes de boda.
-Padre, ya nos regalaron muchas cosas, siento que estoy abusando de tu dinero.
-Claro que no hijo, qué cosas dices muchacho -lo abrazó-. Sólo quiero que la pasen muy bien tal como tu madre y yo la pasamos en nuestro momento.
-Ah sí padre, no es momento de hablar de ello -reímos todos.
-Bueno, Dios los cuide y pasensela muy bien -añadió la señora, nos abrazó y de ahí nos fuimos.

-¿Adónde crees que iremos? -le pregunté a Ángel.
-No lo sé amor, pero sabes... he estado pensando y después de regresar de la Luna de miel me quedaré contigo, no iré a los cursos del trabajo, mi prioridad ahora son tú y nuestro bebé.
-Pero Ángel... ese puesto es importante para ti, no puedes dejar esa gran oportunidad.
-Amor ya te dije que no iré, ¿qué crees que haría si a ti te pasa algo y yo estando lejos de ti? Moriría si te pasa algo grave y más al bebé.
-No me pasará nada, te lo prometo. Estaré con tu madre, mi hermana y si es posible Priscy, si es que viene antes de que dé a luz.
-Amor lo siento pero no lo haré, es una desicion que ya tomé.
-¿Ya le dijiste a tu padre y a tu jefe?
-Aún no, lo haré llegando.
-No estoy de acuerdo pero si eso es lo que deseas, hazlo.

Me recoste en su hombro y conseguí dormir.

-¡Bienvenidos a Hawaii! Por favor salir por la puerta que le indiquen, muchas gracias -dijo una aeromosa.
-¿Hawaii? -me levanté de golpe.
-Sí -respondió Ronaldo sonriente.
-¡Oh por Dios! -exclamé.

Estaba super contenta, en mi vida había ido a Hawaii.

Ronaldo nos llevó hasta el hotel, nos dio una tarjeta con la que entraremos y se retiró a su habitación.

-No puede ser Ángel, tus papás son unos ángeles -corrí hacia él y lo abracé-. Tenemos que pasarla super hoy, ¿de acuerdo cariño?
-De acuerdo amor -me besó.
-¿Quieres ir a la playa? -dijo cargandome-. ¿O quieres hacer algo más aquí en el cuarto?
-No lo sé, ¿qué prefieres hacer?
-Hacerte mía otra vez.

Amor A DistanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora