Estuve en mi habitación esperando a Ángel pero no lo vi llegar en toda la tarde así que me fui a su habitación tarde o temprano tenía que llegar ahí.
Se dieron las once y no llegaba. Esto ya me estaba empezando a preocupar, vi que llegó un poco tomado.
-¿Qué tienes Ángel? -pregunté sin saber nada.
-¿Qué haces en mi habitación? -ignoró mi pregunta.
-Te estaba esperando para hablar contigo.
-No tenemos nada de que hablar -alzó la voz.
-Baja la voz -le pedí-. Y claro que tenemos que hablar, como por ejemplo: ¿Por qué vienes en ese estado?
-Fui a tomar con Coni, ¿algún problema?
-Claro que lo hay, ¿Cómo se atreve y tú como te atreves a ir a tomar?
-Porque estaba deprimido.
-¿Deprimido? ¿En serio? Dime la verdad Ángel.
-Entonces no me creas y salte de mi habitación.
-No me iré -le toqué la frente-. Por Dios Ángel, estas hirviendo... maldita coni me las pagará -susurre.
Ángel se avento a su cama de lo cansado que tenía encima. Salí de la habitacion y fui a la de Coni. Entre sin tocar.
-¿No te enseñaron a respetar? -dijo en cuanto entre.
-Callate y dime ¿Por qué diablos fuiste con Ángel a tomar?
-Tranquila, sólo fuimos a bailar un poco, estaba deprimido y tomamos y una cosa llego a otra y... -se tocó sus labios e hizo una expresión en su cara de placer.
Pelé los ojos y me acerqué a ella, le agarré la remera.
-¿Qué diablos hicieron? -pregunté con rabia.
-Nos besamos -dijo.
Los ojos se me cristalizaron, de pronto salieron lágrimas, salí de su habitación y me dirigí a la cocina. Agarré una tina y la llene de agua, después la lleve al cuarto de Ángel y me fui a mi cuarto, tome uno de mis calcetines limpios y le corté la parte de abajo, fui denuevo al cuarto de Ángel y empecé a descubrirle la camisa de botones que traía, pude quitarsela pero no me pude quitar lo rojizo de mis pómulos al verle su abdomen. Empecé a remojar el calcetín y le limpiaba la frente, continuamente a su pecho y mientras lo hacía lloraba de la rabia de lo que había echo con aquella estúpida hace horas.
De pronto escuchaba susurros de Ángel diciendo que me amaba...
-Yuridia, perdóname -seguía susurrando dormido-. Te amo demasiado mi niña -sentí como sus manos rodeaban mi cintura y de pronto me atrajo hacia el.
Me quedé perpleja, las lágrimas no dejaban de caer y le caían al pecho de Ángel.
-¿Por qué lloras? -preguntó.
-No estoy llorando -respondí.
-Perdóname.
-Entiendo -sólo pude decir eso.
-¿Sabes qué quiero hacer? -susurró en mi oído.
Me quedé callada.
-Quiero estar siempre contigo, abrazandote y comiendote a besos.
-Yo también Ángel.
Se levantó y me acaricio las mejillas. Empezó a besarme, por un momento olvidé lo que Coni me había dicho. Sentía como Ángel bajaba a mi cuello y lo besaba con mucha pasión.
-Ángel -dije.
-Por favor nena, sólo será esta vez -me miró a los ojos-. Bueno... si no quieres está bien.
Me puse a pensar... como iba a hacer el amor con Ángel después de lo que Coni me había dicho.
-Está bien Ángel -sonreí.
-¿De verdad?
Asentí y le volví a sonreír. Me devolvió la sonrisa.
-Me traes loco mi niña -dijo.
-Y tú a mí.
Nos volvimos a besar. Me colocó arriba de él, mientras nos besamos me empezó a tocar la espalda por dentro de mi blusa y después se dirigía a mi cintura, hizo dar la vuelta ahora para que él este encima de mi.
Por un momento nos volvimos locos y excitados, hizo mis manos arriba para quitarme la blusa y aún así me seguía besando, yo le empezaba a quitar su pantalón y así fuimos hasta quedar completamente desnudos pero notó que estaba demasiada apenada y nos acobijamos.
-Prometo no lastimarte -dijo.
Le sonreí como en forma de respuesta.
Volvió a besarme y después hicimos lo que cualquier pareja haría.
No me arrepentia de estar haciendo lo con él, al contrario me sentía más y más de él. Estaba dispuesta a hacerlo porque claro estaba que lo deseaba tanto como él a mi.
Al día siguiente terminamos despertando juntos, me puse su camisa y unos de mis jeans.
-¿Cómo estás preciosa? -me preguntó abrazandome por la cintura y pegandome a el.
-Muy bien y tú?
-Excelente -me besó. Parecía que quería repetirlo puesto que me abrazaba por la cintura y eso realmente me excitaba.
Me separé y le puse mi pulgar en sus labios.
-Hay que almorzar -dije.
-Claro -sonrió.
Bajamos tomados de la mano, el papá de Ángel y Coni estaban platicando en la mesa mientras probaban de unos deliciosos hot cakes.
-¿Para cuándo los nietos? -dijo el señor. Creo que se dio cuenta de que Ángel y yo tuvimos nuestra noche por la camisa que traía puesta de el.
Lo que me agradaba era que en cuanto el señor preguntó eso la estúpida de Coni se enfureció. Ángel y yo nos sentamos juntos.
-Papá eso será cuando estemos casados -respondió Ángel a su pregunta.
El papá sólo sonrió.
-¿Harán algo hoy? -dijo Coni.
-Sí -dijo Ángel-. Iremos al cine.
-¿Puedo ir? -preguntó.
-Lo siento Coni -interrumpí-. Por ahora sólo Ángel quiere estar conmigo.
El señor hizo una especie de risita no tan notoria. Y yo sólo sonreí. Me encantaba ver la cara de Coni enojada.
Después de desayunar Ángel y yo nos fuimos a su habitación a planear todo.
-¿Cómo quieres pasar el día hoy muñeca? -me volvió a tomar de la cintura.
-Haber... primero quiero salir de compras contigo y después ir al cine y creo que sería todo.
-¿Qué te parece si vamos de compras, dejamos las cosas en el auto, vamos al cine y en la noche te pones un hermoso vestido para cenar?
-¿De verdad? -sonreí.
-Sí, por cierto, perdóname por ser un estúpido ayer...
-No hablemos de eso, quiero estar todo el día contigo.
-Yo igual -me plantó un beso.
ESTÁS LEYENDO
Amor A Distancia
Novela JuvenilYuridia y Ángel llevan conversando muchísimo tiempo. Se contactaron por Facebook, claro que sí. Los dos tienen ansias de verse de frente a frente pero hay una distancia muy larga que los separa y evita que se vean. Un chico llega a la vida de Yuridi...