Desperté e hice mi rutina. Llegué a casa pero no hablé con Ángel. Qué pena pues ayer le corté la video, dije en mi mente.
Estuve un rato en Facebook platicando con Priscy y de inmediato recibí la solicitud para aceptar o rechazar la video de Ángel. La acepté, me tapé los ojos por vergüenza. Qué gran chico es, aunque le había cortado la video quería verme. Se demoró tres minutos la video hasta que pude verlo.
—Hola —saludó.
—Hola —saludé con pena.
—¿Por qué cortaste la video ayer? —preguntó.
—No quiero hablar de eso —contesté.
—¿Por qué? —sentí que me miraba a los ojos.
—Solo no quiero, ¿está bien? —pregunté.
—Sí —respondió—. Y bueno, ¿qué haces?
—Pues nada —vi que se metió un puñal de cereal con pasas a su boca—. ¿Otra ves comiendo cereal? —le dije burlonamente.
—¿Qué quieres? Es mi preferido, es una adicción que tengo desde pequeño, ¿acaso tú no tienes adicciones?
—No, nada —respondí.
—Qué mal —dijo.
—Sí, lo sé.
Pasaron veinte segundos de silencio y Ángel lo rompió diciendo:
—Qué aburrida eres.
—¿Yo? ¿Qué te pasa? Tú eres el aburrido.
—No es verdad, yo busco cualquier cosa para desaburrirme.
—¿Como el comer cereal con pasas bajo en grasas? —alcé mis cejas.
—No son bajo en grasas pero sí —se río.
—No pues si no es bajo en grasas ya me imagino cómo has de estar detrás de tu ordenador —me reí.
—Ríe todo lo que quieras, apuesto a que estás peor que yo.
—¿Crees que soy gorda? Por favor, estoy hecha una tabla —seguí riendo.
—No lo dudo —dijo en tono gay.
—Te voy a demostrar que no soy gorda —le dije.
—¡No! Si me vas a enseñar tu pansa no me la enseñes. No quiero ver tu gordura —siguió riendo.
—¿A sí? —dije y me levanté de la cama, me subí la blusa hasta arriba del ombligo y le pregunté:— ¿Ahora qué piensas? ¿Cómo te quedó el ojo?
—Hmm... —pensó—... Te operaste.
—¿Qué?
—No te creas —se río.
—Haber gordito, quiero ver tu ombliguito —me acomodé la blusa y me senté de nuevo.
—Yo también estoy plano —dijo y se levantó pero lo único que vi fue su amigo, es alto al parecer.
—¡Eso no es una pansa! —exclamé.
—Oye, deja a Angelito, eso es porque estoy demasiado alto —movió su cámara y pude ver su abdomen que era plano plano.
—Oh, al parecer sí estás plano —volvió a acomodar su cámara y lo pude ver—. Oye, ¿y cuánto mides?
—Yo mido 1.85, ¿y tú?
—1.68.
—Pequeñita, tengo que verte para creerte —se burló.
—Sí Angelito, yo también tengo que verlo digo verte —me burlé.
Platicamos hasta la anochecer y por fin me dormí. No podía creer la estatura de Ángel. Pero tengo las esperanzas de algún día poderlo ver.
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Amor A Distancia
Novela JuvenilYuridia y Ángel llevan conversando muchísimo tiempo. Se contactaron por Facebook, claro que sí. Los dos tienen ansias de verse de frente a frente pero hay una distancia muy larga que los separa y evita que se vean. Un chico llega a la vida de Yuridi...