20. Rebelde sin causa

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Pasaron unos cuantos días hasta que pude hablar con Betty. En este pequeño pueblo, un par de días alejado del drama significaba que te habías perdido de mucho. Mi vida estaba tan acostumbrada al drama, incluso antes de que Rose muriera. Los últimos años habían causado una pesada carga en mis hombros, y todo eso se debía a un Blossom. Pero en los últimos días, Betty me informó que había cobrado algún tipo de venganza hacia Chuck Clayton, algo tan oscuro que ni siquiera me contaría al respecto. Ella también encontró un libro de jugadas del equipo de fútbol, detallando cosas horribles que algunos de los chicos le hicieron a las chicas, y Rose estaba en esa lista, aunque no es que lo encontrara sorpresivo. Con Chuck y sus matones futbolistas siendo echados del equipo y obteniendo una suspensión, pensé que ese era todo el drama del que me había perdido. Pero estaba equivocada.

—Diltoy Doiley vino con nosotros ayer, confesó ser la persona que disparó el arma en el bosque aquella mañana —Betty dijo esa tarde. Estábamos sentados en una cabina de Pop's, disfrutando de algunas maltadas y aros de cebolla. Se sentía bien ponerme al día con ella, y no estar atascada en el colegio mientras tanto.

Le di un sorbo a mi bebida, asintiendo por la conversación. —Vale, eso resuelve el misterio del disparo.

—Él también mencionó algo más —la belleza rubia de mi amiga se inclinó hacia adelante, sus ojos brillando con algo que no podía determinar con precisión. Había conocido a Betty Cooper durante casi toda mi vida, y algo claro como el día en su cara me tenía preocupada. Había oído susurros de lo que le había pasado a Chuck Clayton, y era algo que nadie se esperaría del pequeño rayo de sol que era Betty Cooper—. Él vio el coche de la señorita Grundy esa mañana cerca del río. Ella estaba ahí.

El aire se atascó en mi garganta y tosí incómodamente, llevando una mano a mi pecho, sintiendo mi pulso acelerarse con su pesada mirada sobre mí. Ya sabía esa información, y esa era la razón por la cual le había mentido a la policía y les dije que había estado allí con Archie, solo tratando de encubrir su jodido amorío con una profesora. Ahora, la red de mentiras se estaba cayendo y sabía que Betty Cooper no iba a dejarlo ir. —¿En serio? —Solté, sin tener palabras qué decir.

—Estuviste ahí ese día —comenzó Betty—. Con Archie, ¿verdad? ¿Vieron a la señorita Grundy?

Estaba negando con la cabeza firmemente, esperando que mi amiga dejara el asunto. No podía soportar mentirle, pero no era mi secreto y a pesar de todo, le debía mucho a Archie, algo que algunas personas no podrían entender, por lo tanto tenía que proteger nuestra mentira compartida. —Estaba bastante distraída esa mañana —admití, aunque fuera una mentira—. No recuerdo mucho, de hecho.

Por suerte, antes de que pudiera soltar otra mentira, la puerta del restaurante se abrió y encontré a Jughead en nuestra mesa de repente, mirándome. Me moví en mi asiento, permitiéndole sentarse a mi lado. Kevin y Veronica se unieron, ambos dándome sonrisas amplias. —Hola, chicos —los saludé a todos, más que agradecida de que se nos hubieran unido porque, por ello, Betty dejó nuestra conversación.

Jughead tomó mi malteada, dándole un sorbo a la pajita con un suspiro. Le envié una mirada rápidamente, preguntándome qué le pasaba. No lo había visto en un par de días, dándome la oportunidad de tener un respiro de todo el drama de Riverdale. —Sí, por supuesto que puedes tomar un poco de mi malteada —le dije, pero no dejó de beber.

—Está emocional porque cerrarán el drive-in —Kevin me informó, intentando mantener la risa fuera de sus palabras.

Jughead alzó la cabeza, sus ojos nublados con emoción. —Que cierre el drive-in es solo otro clavo para el ataúd que es Riverdale. No, olvida a Riverdale, en el ataúd del Sueño Americano. Como al padrino del cinema indie, Quentin Tarantino, le gustaba decir...

FALSE ALARM ° JUGHEAD JONES (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora