28. Almas rotas

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Usualmente cuando parece que tu vida volverá a estabilizarse, cuando el mundo finalmente te deja tener un poco de paz y tranquilidad para arreglar un alma rota, algo se tambalea de vuelta hacia la luz del día y eres empujado hacia atrás, todo ese trabajo duro desparece como polvo en el viento.

Habían pasado semanas desde que Jughead se mudó con Archie, y el tiempo le había dado un poco de espacio para tomar un respiro de su padre. Con el tiempo para concentrarnos en arreglar nuestros propios corazones, estábamos lentamente poniendo nuestros pasados detrás de nosotros juntos. —Creo que escribir un artículo exposé con Betty y Alice Cooper sería una maravillosa idea —le sonreí a Jughead una noche. Habíamos estado estudiando en mi dormitorio durante horas, la luz de afuera pronto volviéndose oscura. Los meses se movían rápidamente, el invierno corriendo hacia nosotros—. Este pueblo necesita algo de verdad, ¿sabes? Incluso si eso trae más problemas que bien —añadí después de un corto momento.

—¿Problemas? Esos parecen seguirnos, ¿no lo crees? —Jughead me dio una sonrisa y yo asentí furiosamente. Nuestras vidas no eran perfectas, ya no más. En un pueblo como Riverdale, cada familia intentaba representar una percepción normal, pero era una mentira. Los Cooper no eran la familia de oro, una de sus hijas estaba embarazada. Los Andrews eran una familia rota, con una madre yéndose sin despedirse. Los Barns habían perdido una hija y la otra estaba plagada con la oscuridad. Los Blossom estaban envueltos en una investigación por asesinato. Cada familia en este pueblo estaba bien dañada tras las falsas sonrisas y cortinas cerradas—. Polly es muy valiente al vivir con los Blossom mientras intenta conseguir más información.

Desde hace semanas, Polly Cooper había estado viviendo en esa escalofriante finca familiar, Thornhill. El pueblo había estado chismeando durante semanas sobre toda la situación. Apenas había salido a la luz que Polly estaba fingiendo y de hecho, solo vivía con ellos porque intentaba descifrar el asesinato de Jason. Las noticias habían venido de Archie, quien había estado pasando demasiado tiempo con la inmunda y rica familia últimamente. —Este pueblo se vuelve más oscuro a cada minuto —noté silenciosamente, viendo mientras Jughead se relajaba contra las almohadas de mi cama, sus pies cubiertos con medias colgando de mi cama.

—Pronto no quedarán secretos —aparté algunos de mis libros y me senté a su lado. Habíamos estado jugando por lo seguro durante semanas, yendo de puntillas alrededor del otro. El tema de su propia sexualidad no había sido un tema de discusión, a pesar de la necesidad de ello. Descansé mi cabeza en la almohada, mis manos dobladas sobre mi pecho. Podía sentir su calidez irradiar de él en ondas, y disfrutaba estar así de cerca de él—. ¿Esto está bien? —Susurré.

Jughead no se apartó de mí. —No repudio la intimidad, Lottie —notó lentamente—. Solo no tengo interés en el sexo, y no espero que tú sepas cómo se siente eso, honestamente. Me gusta pasar tiempo contigo y estar recostado aquí, es bueno. Es genial —se movió inesperadamente, una mano yendo alrededor de mi cintura muy ligeramente. No entendía por completo cómo funcionaba su mente, y ese era un proceso de aprendizaje. Pero él tenía razón, estar acostados aquí era bueno.

—No hemos hablado al respecto —sabía que el momento era terrible ya que últimamente, las cosas habían sido perfectas entre nosotros. Las semanas habían estado llenas de completas horas de silencio en Pop's, mientras él me leía su novela en voz alta para que yo la escuchara. Largos días en el garaje de Archie, escuchando a Archie tocar mientras compartíamos un bol de palomitas y nos reíamos por los viejos tiempos. Nuestra relación había sido casi demasiado perfecta últimamente—. He intentado leer sobre la asexualidad y me he encontrado con un par de cosas, como, demisexual y gris-asexualidad pero eso es un poco abrumador —añadí, siendo completamente honesta con él.

Jughead se movió hacia un lado para ver mi rostro. —No me gustan las etiquetas, Lottie —debí haber esperado eso porque durante toda su vida, Jughead Jones odiaba ser apodado como el niño raro, el solitario, el marginado. Naturalmente, caía sobre algunas etiquetas pero eso no significaba que le gustaran—. Todo lo que necesitas saber es que este soy yo. Quiero esto contigo. El sexo no es aterrador para mí, simplemente no me atrae. Lo que me atrae eres tú, Lottie Barns. Incluso tus cualidades menos atractivas, no siempre has sido así de amable. Pero supongo que siempre te he querido a ti, que siempre he querido esto.

Tratar de asimilarlo todo era duro, pero estaba haciendo mi mejor intento por entenderlo porque quería que esto funcionara. Dejé mis manos vagar por su pecho, inhalando una respiración profunda. Jughead no se movió, solo me envió una sonrisa. —Quiero esto también, Jug —le dije, cerrando los ojos mientras su cuerpo le daba calidez al mío—. Supongo que podemos tomarlo un paso a la vez.

De pronto, se oyeron ruidos venir de escaleras abajo. Asumía que eran mis padres volviendo del pueblo con la cena. La cabeza de Jughead se levantó, una luz familiar en sus ojos. —El familiar sonido de la comida llama —él ya estaba sacando sus piernas de la cama, apresurándose en bajar las escaleras.

—¿Siempre piensas con tu estómago, Jughead Jones? —Le pregunté juguetonamente mientras bajábamos las escaleras en silencio.

Jughead estaba sonriendo ampliamente. —La llave de mi corazón, Lottie Barns.

Había esta ligereza en mi pecho, algo que no había habido durante mucho tiempo. Quizás de hecho sí era posible avanzar de mi pasado y convertirme en alguien diferente. Con Jughead Jones a mi lado, el oscuro horizonte no estaba plagado con nubes tormentosas, sino con rayos de luz y la promesa de mejores cosas por venir.

Mientras nos deteníamos al final de las escaleras, Quinn estaba esperando junto a la barandilla. Simplemente con ver los ojos de mi hermana, pude notar que algo la estaba molestando. Jughead saltó el último escalón, chocando juguetonamente contra mi hombro mientras mis ojos veían a un chico rubio conocido de pie en nuestro pequeño vestíbulo con sus padres. El miedo y pavor del año pasado fue echado sobre mis hombros, la sonrisa desvaneciéndose de mis labios. Pude sentir a Jughead congelarse a mi lado mientras la pequeña mano de Quinn se envolvía alrededor de mi brazo, tratando de darme algo de confort.

Mis padres estaban conversando, sin notar como su ahora hija mayor se había congelado. Mis padres no sabían la historia completa, ellos no sabían que el chico Bellows de pie en su puerta había violado a su hija, llevándola hasta su muerte. Nadie jamás habría esperado lo que sucedió esa noche, incluso la policía lo declaró como un suicidio, porque yo nunca le había dicho una palabra a nadie al respecto.

La sangre en mis venas se enfrió mientras Cade Bellows me sonreía. —Hey, Lottie.

FALSE ALARM ° JUGHEAD JONES (ESPAÑOL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora