22. Maldición

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Nick tuvo pesadillas, varias, de hecho.

En la primera, estaba Jessica llorando, mientras se levantaba y se transformaba en señora del aire, y seguía llorando, entonces iba a bailar con alguien... con Obscurio, mientras este sonreía de manera atemorizante.

Luego, estaba Magmion, que se arrodillaba ante Horror profundo, o lo que era Horror profundo y ahora era conocido como Armagedón, este a su vez, se arrodillaba ante el ser que lo había convertido, el de violeta y verde, que se arrodillaba ante Obscurio.

Obscurio también se daba vuelta, pero al ver a la figura a su espalda no se arrodilló, la atacó.

La figura era de color rojo brillante, con los ojos completamente negros como el carbón, y en el momento en el que Obscurio lo atacó, lo tomó por la cabeza, lo estrelló contra el suelo y lo hizo arrodillarse, la figura misteriosa estaba por encima de todos.

Emanaba un aura amenazante, como de maldad, como ni siquiera Obscurio podía emanar. Este ser era poderoso, malvado, y estaba consciente de que nadie estaba por encima suyo.

Por último, la pesadilla cambió abruptamente, cuatro seres del fuego entraban a la casa, la cual se incendiaba, Toby era atacado por un elefante... y su madre moría acuchillada.

Entonces el chico despertó. Era demasiado el peligro, pero su cuerpo apenas le respondía.

Tenía que ir con toby... tenía que advertirle... tenía que salvar a su madre.

Pero no pudo. Casi se desmaya unas cuatro veces en el metro y medio desde su habitación a la escalera.

Recurrió a toda su fuerza de voluntad solo para no bajar la escalera rodando.

Finalmente llegó, y por suerte vio a Toby.

Mientras tanto... en otro lugar...

La chica estaba sentada en el acantilado. Su cicatriz roja le atravesaba la mejilla derecha, mientras que su mente era la de una mujer de cuarenta, unos veinte años más de los que tenía.

Y ella solo se sentaba allí, espectante, impaciente. ¿Hacía cuanto que había pasado ya? ¿Un año? ¿Año y medio? No importaba. Ella estaba atrapada aquí, en los lugares que ella mas amaba en el mundo.

"Gorm se ve hermosa en esta época del año" Pensó la humana "Me gustaría haberlo visto en su mejor momento"

Podría abandonar todo, podría cultivar tomates y ganarse la vida vendiendo frutas exóticas a los gormitis... Y hacer de su vida una tranquila por primera vez.

"No... eso no sería justo" pensó, y revisó su reloj... Ya era tarde.

Se levantó y se dirigió a la casa.

Entró por la puerta delantera, avanzó un par de metros y se volteó a su derecha.

Su amado estaba allí, recostado, durmiendo, como hacía un año y medio.

Tomó los cinco brazaletes, se puso el rojo y guardó los otros cuatro en su bolso violeta.

Antes de irse, se volvió hacia su amado y le habló.

-Sé que no puedes escucharme, y sé que me negarías lo que voy a decir -Se arrodilló y comenzó a llorar- Pero todo esto es mi culpa.

"No es cierto" Hubiera dicho.

-Te extraño... Te necesito... Todos lo hacemos... Los chicos también... Sé lo que dirías, que no es momento para llorar, y tendrías razón. Ahora mismo estaba yendo a proteger a los niños.

"Así me gusta, chispas, haciendo tu deber" Le hubiera respondido.

-Juro que te haré volver, lo juro... como que soy la quinta señora.

Gormiti: eclipse eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora