22,5. "Feliz" navidad

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Hace varios meses, Un gormiti fue asignado con una misión sencilla: Capturar algunos humanos e interrogarlos sobre el mundo actual.

Era una tarea sencilla, cuatro humanos, con eso era suficiente. Así que imaginen el odio de su maestro cuando regresó con las manos vacías.

Y no solo eso, sino que alertó a los señores de la naturaleza, por lo que habría sido una estupidez seguir intentándolo.

También tenía buenas noticias, sabía los nombres de los señores, pero su maestro no quiso escuchar.

El señor de la obscuridad parecía preocupado, como si de capturar a cuatro humanos en la montaña en un horario específico dependiera toda la victoria.

Lo torturó de todas las maneras imaginables, desde estirar los huesos hasta "el caracol", no lo mató, cuando su espíritu estaba abandonándolo, lo traía de vuelta.

El gormiti de fuego juró vengarse por ese castigo desproporcionado, y aliarse con lo señores en cuanto estuviera libre.

Finalmente, hace unos días se le asignó una nueva tarea: Asesinar a una mujer humana.

El maestro no se lo dijo, pero estaba implícito lo que le haría si no cumplía, y para asegurarse, utilizó a los "taladros dérmicos", que perforaban la piel cada pocas horas, y si no se retiraban, eran mortales en el día.

Se los puso en los hombros, y si no regresaba, dejaría que los taladros hagan lo que fueron diseñados para hacer.

Con pena en el alma, el gormiti aceptó, y trató de asesinar a la mujer, pero no pudo, no porque no quisiera, pero porque literalmente no podía.

Finalmente llevó a la humana, y a la llave de cristal.

Obscurio estaba contento, desactivó los taladros, no los quitó, los dejó como un recordatorio de su fracaso.

El gormiti pensó en asesinarlo allí mismo, en la sala de trono, pero no...

Lo superaban en número y en poder de fuego, y podría volver a activar los taladros muy fácilmente.

Se conformó con su libertad, por ahora.

Un par de días después escuchó explosiones, pensó que los estaban atacando, salió al techo.

Me maravillé al descubrir que los humanos lanzaban bombas... hacia el cielo.

"¿Para qué?" Pensé. Y luego entendí que era una festividad en la que celebraban el nacimiento de su dios.

No los entiendo, pero debo admitir que hacen cosas bellas.

He decidido esperar... con suerte los señores aceptarán mi ayuda luego de secuestrar a la madre de uno.

Gormiti: eclipse eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora