24. Simalin

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La tierra era roja como la sangre. Nubes naranjas como el azufre y ríos amarillos como la lava. El volcán.

-¡Ya no hay tiempo! -Dijo ella

-No voy a hacerlo -Insistió él

-Debes hacerlo

-¡Abran la puerta! -Insistió la tercera voz

-Te amo

-Y yo a ti

-¡Voy a matarlos si no me dejan entrar!

Gina despertó agitada. Se tocó el pecho, las manos y el cabello para confirmar lo que ahora parecía una obviedad.

Suspiró de alivio, fue un sueño, tan solo eso. Pero no fue su sueño.

-Maldición, Sucubum, es la cuarta vez esta semana que me despiertas así, esto no puede continuar.

Silencio.

-Mira... no puedo fingir que se por lo que estás pasando, no podría, vives dentro mío, al instante sabrías si miento. Pero por ese mismo motivo se que tu no te fuiste a ningún lado, sigues ahí, y también se que no estás bien, no importa cuanto trates de hacer ver que estás muerta.

Más silencio.

-Por favor... Déjame ayudarte.

Gina no pudo volver a dormir, no podía dejar de pensar en como podía ayudar a su amiga. 

Luego, cerca de las seis de la mañana, comenzó a fingir que hablaba con el espíritu.

Le hablaba de como a la chica le gustaba Lucas, de como ese era el principal motivo de que no le haya confesado ninguna de las dos verdades de su vida: que era la señora del fuego y que estaba enamorada de él.

-Sé lo que estas pensando, que si solo le digo que lo amo y nada de ti no habrá problema. Pero ahí está la cosa: Si le confieso eso, no podría ocultarle lo otro, ni me sentiría bien conmigo misma si lo hiciera. Y una vez que se lo dijera ¿Me aceptaría aún así? ¿O al hacerlo estaría arruinando cualquier posibilidad con él?

Entonces otra idea se formó en su cabeza.

-¿Y si trata de atacarme? ¿O me ve solo como el malo del cuento? ¿Como un gormiti malvado que lo único que merece es ser destruido? No podría seguir viviendo si eso pasara. Lo conozco desde jardín de niños, ¿Sabes? Aunque creo que ya te lo había dicho... -Pensó un segundo- Si, el día que llegaste, que yo quería decirle a Lucas todo, bueno, lo que en ese momento era "todo".

Parecía que nadie escuchaba esa conversación, que Gina estaba hablando sola, pero no, había alguien escuchando del otro lado de la conversación, escuchando atentamente.

Los primeros rayos de luz de la mañana comenzaron a filtrarse por la ventana, dándole justo en la cara e iluminando el ambiente.

En situaciones normales no habría tenido ese problema, pero esa no era su habitación, era la de invitados, la suya todavía estaba en reparaciones por el gormiti que había caído y destruido todo.

Se levantó para cerrar la cortina y vio del otro lado de la calle como un hombre castaño, con saco, corbata y lentes colgaba un volante.

No sabía exactamente que, pero algo en ese hombre le llamaba la atención, como si lo conociera, tal vez por la distancia, pero le parecía nunca haberlo visto. Sintió curiosidad por ver de que era el volante que había colgado

Al rato, cuando bajó, pudo verlo mejor.

"Madame Nix:

Predicciones sobre vidas pasadas con extrema precisión.

Gormiti: eclipse eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora