26. El poder de la luz

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No podía más. 

Hacía un largo rato ya que estaba huyendo del señor de las tiniablas. Lo perseguía como un animal: cuatro patas, saltando, sin hablar, solo emitiendo gruñidos ocasionales. 

La única razón de porqué no lo había atrapado aún era porque se las había arreglado para despistarlo con la alarma de unos autos usando la resortera.

Pero ahora lo estaba alcanzando. El monstruo no podía verlo, pero lo olía, se acercaba.

Ike estaba detrás de una casa, rogando a dios para que se le ocurra alguna idea.

No podía enfrentarlo, sería un suicidio. ¿Qué podía hacer? ¿Qué Podía hacer para escapar y llegar a un punto donde tuviera una mínima esperanza?

Comet miraba todo, sin que Ike lo supiera, lo evaluaba sin interferir en lo mas mínimo.

"OK, tengo una ventaja" Pensó el chico, mientras sentía como el maestro de las sombras se acercaba lentamente "Conozco este pueblo, debe haber un punto en el cual eso sea útil". Pensó en la estación de servicio que estaba a unas calles, era relativamente nueva, los depósitos de combustible estaban perfectamente llenos, si pudiera robar un auto y llegar hasta allá, tendría combustible para muchos kilómetros.

Obscurio se estaba acercando. Ike decidió alejarse de modo silencioso hacia el otro lado, no sin antes encender la manguera, que comenzó a moverse como una serpiente, tan solo como para despistar a su cazador un poco.

Pudo llegar a la calle sin señales de obscurio mas que el ruido de gruñidos animalescos del otro lado de la casa.

Corrió hacia el auto mas cercano que vio. Antes de romper la ventana con la espada, rezó porque no tenga la alarma. Y efectivamente, no la tenía. Logró entrar al auto sin hacer ruido. Con unos movimientos precisos cruzó los cables debajo del manubrio. "Gracias Papá" dijo para sí con un tono irónico "Solo me enseñaste una cosa, y si sirvió".

En cuanto puso las manos en el volante y observó el cartel de neón púrpura de la estacion a unos mil metros, otra idea se formó.

Comet estaba a su lado, y anotaba todo en una pequeña libreta.

Sin pensarlo dos veces, Ike tocó la bocina de auto, asustando incluso a Comet. Un estruendo inundó el silencioso pueblo, que en ese momento no tenía aves, cigarras o personas para competir por el ruido.

Pocos segundos después pudo ver como Obscurio aparecía por la casa, con la manguera entre los dientes.

"¿Que estás tramando niño?" Pensó Comet, demasiado interesada como para anotar

El pequeño sacó la cabeza por la ventana, se volteó hacia Obscurio y gritó

-¡Hey! ¡Feo! ¡Ven por mí si tienes las agallas! -A continuación Obscurio rugió, se puso en cuatro patas otra vez y comenzó a correr. El nuevo plan salió demasiado bien.

Aceleró. En pocos metros el auto ya iba mucho mas rápido que el perseguidor.

Podría haber huido, seguir acelerando, pero ese no era el plan. El plan incluía pisar el freno, desacelerar.

Obscurio saltó sobre el techo, y con sus garras afiladas comenzó a romperlo.

Para el punto en el que odo el techo estaba hecho jirones, el auto ya iba a máxima velocidad.

Obscurio lanzó un manotazo con su garra, cortándole la mejilla.

Ike miró hacia adelante y sonrió. La estació estaba a unos trescientos metros y se acercaba rápido.

Gormiti: eclipse eternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora