Sacrificios [Guido Sardelli] [Sin editar] ©

Capítulo 09

Narra Solange:

Después de escuchar aquellas palabras me veía total y completamente sumida en la conversación. Esa chica parecía haber quedado encantada por la sonrisa de él. Sentía celos. Sentía ganas de gritarle a todos que yo había tenido la gran oportunidad de probar sus labios y causarle alguna que otra sonrisa, pero no lo hice.

Apareció Valeria y nos llevó a las chicas y a mi hasta un salón.
Cuando atravecé el umbral de la puerta, se me encogió el corazón y sentí auténticas ganas de vomitar lo poco que había alcanzado a desayunar a la mañana. Mierda. Ahí estaba, con su tipica vestimenta 'rockera', me estaba dando la espalda, igual que sus hermanos.

—Chicos... —Dijo Valeria, haciendo ruido con la garganta, para que ellos notaran nuestra presencia.

Se dieron vuelta al instante, los tres me miraban atónitos. Sentí que era el momento justo para echar a correr y no volver a este lugar nunca más. Obviamente no lo hice, algo en mi me obligó a quedarme y a enfrentar lo que ocurrirá en los siguientes minutos.

Valeria los apartó del resto de la gente y les dio charla durante unos veinte minutos, tiempo en el cuál hice todo lo posible para tranquilizarme e intentar evadirlo. Mi plan se derrumbó frente a mis ojos en cuanto ví que él se alejaba de sus hermanos y caminaba en mi dirección. Las chicas que estában cerca mio salieron disparadas, como si él estuviera infectado con alguna enfermedad contagiosa. Aún así, cuando estuvo lo suficientemente cerca mío, me tomó ligeramente del brazo y me llevó lejos de ellas, para que no pudieran oir nada.

 —¿Que hacés acá? 

—No te estoy siguiendo si es lo que querés saber. —No podía evitar no estar a la defensiva, y mucho menos cuando me hacía aquella pregunta con un tono de repugnancia que me helaba la sangre.

—Bueno... Entonces... Ya que estamos podemos hablar, ¿no?

—Me hubieses atendido las llamadas y los mensajes, ahora no quiero hablar.

—Dale, no seas histérica.

—¿Histérica? ¿Quién fue el que se pasó dos semanas enteras ignorándome y ahora tiene ganas de hablarme?

—Necesitaba pensar. 

—¿Pensar en qué? ¡No tenes nada para pensar!

—Sí que tengo.

—¿Ah, si? ¿Y se puede saber en qué?

—En vos... Jonathan... Nosotros.

—Bueno, no sé que fue lo que te dijo Jonathan, pero no tenes motivo por el cual preocuparte ya que vos y yo no somos nada. —Aquello lo había dicho con la sola intención de causarle dolor, aunque muy en el fondo yo no tenía idea si iva a funcionar o no. Me miró en silencio, analizándome. 

—Jonathan me dijo que vos y él se besaron justo antes de que yo apareciera en tu departamento... —Soltó así, sin más. Me quedé muda.. —¿Es verdad? —Insistió.

—En parte sí... Pero te puedo explicar.

—No hace falta. —Y se fue, se dió media vuelta y empezó a caminar hacia dónde estaban sus hermanos.

—¡Guido! —Grité con la poca voz que pude usar para impedir que me dejara ahí, parada como una estúpida.

Algunas de las chicas que estában a unos metros de distancia me miraron sorprendidas, casi eufóricas. Aún así, ninguna se atrevió a preguntarme qué había sido aquella mini discusión con el rubio, en mi interior lo agradecía enormemente. 

~

Era realmente horrible la sensación de sofocamiento que me provocaba estar encerrada entre cuatro paredes, rodeada de un montón de personas que oían a Gabriel Grieco, el supuesto 'director' del videoclip. Estaba encerrada en mi mundo, en mi mente y en mis pensamientos de '¿Porqué esto me tiene que pasar a mi?'. Si pensaba demasiado, tarde o temprano terminaría rompiendo algo o golpeando a alguien; así que se me ocurrió que sería mejor si mostraba algún tipo de interés por el hombre frente a mi, que llevaba mas o menos una hora hablando sobre no se qué.

Para mi mala suerte, cuando me decidí a meterme de lleno en el asunto, lo primero que escuché fue; "habrá varias escenas de besos".

¿Qué? ¿Besos? ¿Qué besos? ¿Quién besa a quién? La confusión se había apoderado de mi. 

Luego de varios intentos de tratar de saber qué era lo que iba a suceder en el videoclip, me di por vencida. Nadie sabía nada, y los que sabían, no querían hablar.