Narra Solange:
Apenas abrí los ojos me recargué sobre la cama y miré a mi alrededor intentando buscar algo o alguien... No había nadie. Estába sola en lo que parecía ser la habitación de un hospital, todo era blanco y me dolían las fosas nazales por el olor a medicamento que predominaba en el ambiente.
Desde mi lugar podía oir gritos, gente hablando - cantando en coro, chicas, para ser exacta.
Junté todas mis fuerzas y me levanté de la cama, noté que llevaba puesto uno de esos horribles camisones típicos en los hospitales, miré mis piernas y brazos; estában repletos de raspones, moretones, rasguños y cortes. Parecía que mi cuerpo había pasado por una enorme trituradora... La idea me dio escalofrios. No recordaba cuando había sido la última vez que había sufrido tantos dolores corporales.
Me acerqué hasta la ventana y ví a miles de personas rodeando el edificio, había fans, reporteros, camarógrafos; de todo un poco. La mayoría de la gente tenía carteles con mensajes de aliento y pude ver mi nombre en algunos de ellos. Sonreí; mierda, incluso sonreir me causaba dolor.
Sentí la puerta abrirse tras mis espaldas, volteé, un hombre de unos ciencuenta años, con anteojos y el típico traje blanco se adentró en la habitación y se acercó hasta mi.
—Solange, ¿cómo te sentís? —Preguntó amablemente mientras se posaba a mi lado, observando junto a mi a aquel grupo de personas eufóricas.
—Mal, me duele todo el cuerpo... —Contesté haciendo una mueca, me sentía desfallecer con tan solo hablar.
—Por eso mismo tenes que hacer reposo. —Me guió hasta la cama y me ayudó al momento de recostarme.
—¿Y... Cuál es mi diagnóstico? —Pregunté ya una vez acostada en la cama.
—Por ahora estás en observación, pero si todo marcha bien, dentro de un par de semanas vas a estar bien y vas a poder salir de acá. —Contestó sonriendo dulcemente. Asentí y correspondí la sonrisa lo mejor que pude.
Justo cuando estába por darse la media vuelta y abandonar la habitación, lo recordé... Recordé todo, tenía el corazón en un puño y estába a punto de romper a llorar.
—¿Y él? ¿Cómo está? —Pregunté en un susurro casi inaudible. Se dio la vuelta y me miró.
—No te preocupes, descansá. —Fue lo único que dijo justo antes de salir y dejarme sola, hundida en mis pensamientos.
Moría por saber como estába él, saber si tenía alguna herida grave o si tenía la misma cantidad de raspones que yo... Pero para mi desgracia, con suerte podía hacer cinco pasos sin sentir dolor alguno, por lo tanto, descarté la loca idea de buscarlo por todo el hospital.
No recuerdo qué fue lo que me hizo distraerme al momento de cruzar la calle, los hechos siguientes pasaron muy rápido y muy lento a la vez, todo era muy confuso. Él había dado un grito de desesperación al ver a aquel auto apróximandose hacia mi a una velocidad increíblemente alta, y se había movido a la velocidad de la luz para que el auto no me chocara, dio su vida por mi... Y estoy más que segura que no existen palabras suficientes para agradecer semejante acto, y si alguna vez tuve dudas sobre sus sentimientos hacia mi, de ahora en más, están anuladas, ya no creo poder alejarme de él nunca más. Y no es que esté enamorada de lo que hizo por mi, sino que realmente estoy enamorada de él, me sorprende como es que puede quererme tanto como para hacer eso, es decir, minutos antes habíamos tenido una especie de pelea, y al momento de dar su vida por mi, lo hizo sin dudarlo. Si eso no es amor, ¿qué mierda es?
ESTÁS LEYENDO
Sacrificios [Guido Sardelli] [Sin editar] ©
FanfictionTodos los derechos reservados. Obra registrada en Safe Creative con el código: 1406161238136.