Capítulo 29

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Narra Guido:

El médico había entrado junto con un pequeño grupo de ayudantes y enfermeros y había comenzado a hacerme todo tipo de preguntas para ver si tenía algún problema de memoria. Cero. Mi memoria estába en perfecto estado, de hecho, no podía dejar de recordar aquella oración... 

 "Un bebé... Nuestro bebé..."

Esas palabras me habían caído como un balde de agua helada en pleno invierno.
Estaba confundido y tenía ganas de llorar. Todo me daba vueltas, de estar de pie seguramente hubiera caído al piso, pero para mi fortuna, me encontraba en una cama, era sumamente incómoda, pero era una cama al fin. Sentía la bilis trepar por mi garganta, me sentía tan mal que casi no podía respirar y estaba comenzando a temblar de una forma violenta. Tragué saliva con sumo dolor. Quería creer que aquello no había sido mi culpa, en un intento de salvarla a ella, maté a nuestro pequeño bebé... Y no me había permitido sentir dudas acerca de la existencia de la pequeña criaturita, habíamos hecho el amor muchas veces y sería comprensible que ella haya quedado embarazada. Pero es que no me permitía creerlo, simplemente no podía. 

Silencio, silencio y más silencio.

Ella había alejado su mano de las mías y había comenzado a tensarse, yo no podía pronunciar palabra alguna porque no sabía qué decir.

Respiré hondo, llenándome los pulmones de aquel aire que me hacía daño internamente, me estaba preparando para lo peor.

—¿Fue mi culpa, no? —Pregunté en un susurro casi inaudible, aún sabiendo la respuesta, sólo queria cerciorarme del todo.

Comenzó a jugar con sus manos, la notaba nerviosa, tensa, pálida y asustada. Tragué saliva.

—No... Vos no lo sabías... En realidad, yo tampoco lo sabía. —Fruncí el ceño. Si no lo sabía, entonces... El bebé era muy pequeño, aún no llevaba ni dos meses... Mierda, ya comenzaba a sentir el remordimiento y la culpa. —¿Tenes idea de cuánto tiempo llevabas sin desper...? —Preguntó cambiando de tema. La entendía, no quería hablar del tema, pero yo moría por saber... Necesitaba hacerlo, necesitaba saber.

"Soy un asesino, soy un asesino, soy un a-s-e-s-i-n-o" me repetía mentalmente, una y otra vez....

—¿De cuánto estábas...? —La interrumpí sin medidas, no me importaba ni un poco mi estádo físico, estába muriendo por dentro de solo pensar en el bebé...

—Algunas semanas. No se cuántas exáctamente... —Contestó a la velocidad de la luz. Me miraba con la cara descompuesta y yo no sabía qué decir.

—Si tan sólo hubiera sabido... En el momento no tuve tiempo de... —Comencé a hablar tan rápido que no terminaba de decir ninguna oración. Estába hiperventilando y pronto comenzaría a llorar. Había matado a mi propio hijo... ¡¿Cómo se supone que me tengo que sentir con eso?!

—Guido... Mi amor, escuchame. ¡Guido! —Me tomó las manos y me obligó a mirarla, no podía hacerlo, me sentía mierda, ¿cómo podía seguir justo a mi lado después de lo que hice? —No es tu culpa ni la mía, ¿si? Ésto pasa la mayoría de las veces... No había forma de evitarlo, de salvarme a mi junto con el bebé, hubieras muerto vos.

Esas palabras tenían mucha razón, pero a mi no me ayudaban en nada.

—Me prefiero muerto antes que vivo a costa de un bebé... —Confesé. Nunca en mi vida había hablado más en serio. 

 Pasando la media hora, ella no soportó más y decidió irse.

La había hecho llorar con todas las cosas que le dije, pero no porque fueran malas o agresivas, es más, eran las palabras más lindas que alguna vez habían salido de mi boca. Y no me arrepentía de haberlas dicho, para nada.
Le dije lo mucho que la necesitaba bien, le dije lo mucho que extrañaba sentir sus besos y sus abrazos, le dije que mi vida no tenía sentido sin ella, le dije que estába despuesto a todo, le dije que conocerla fue lo mejor que alguna vez me pudo pasar. Le dije lo mucho que la amaba y cuánto deseaba tener un hijo con ella; tenerlo y ser conscientes de ello, seguir cada paso del embarazo, acompañarla a las sesiones con la ginécologa y cuidar de ellos en todo momento, aprender a ser padre y aprender a amar a aquél ser que fue creado con todo el amor del mundo.

Quería todo eso y mucho más.

Se lo prometí, y lo voy a cumplir.

Sacrificios [Guido Sardelli] [Sin editar] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora